Antoine y Olga son una pareja francesa que se instaló hace tiempo en una aldea del interior de Galicia. Allí llevan una vida tranquila, aunque su convivencia con los lugareños no es tan idílica como desearían. Un conflicto con sus vecinos, los hermanos Anta, hará que la tensión crezca en la aldea hasta alcanzar un punto de no retorno.
Previo paso por Cannes el Festival de San Sebastián presentó dentro de la sección Perlas una de las mejores películas españolas de este prolífico 2022, fecundo año en cuanto al número de nombres consagrados, no tanto en lo concerniente a la excelsa calidad de los trabajos. Una de las cumbres del cine español de este año se mire por donde se mire, es el nuevo trabajo tras las cámaras de Rodrigo Sorogoyen, As bestas, una suerte de versión genérica del Alcarrás de Carla Simón, que recurre a conceptos propios de ese tensional thriller rural de continuas replicas y malestares, por momentos derivativos del western, visto en obras como Straw Dogs de Sam Peckinpah o la reivindicable The BackWoods de Koldo Serra, a la hora de estructurar un relato ubicado en la Galicia caníbal, en donde predomina un duro clima de zozobra a raíz de una disputa de índole personal que con el paso del tiempo irá a más.
El cine de Rodrigo Sorogoyen se ha caracterizado en gran parte en presentar en casi todas sus películas una masculinidad tóxica normalmente mostrada a través de la visión de un antihéroe, As bestas, título que hace referencia a la fiesta denominada como ‘A Rapa das Bestas’ originaria de la aldea gallega de Sabucedo, en donde varios hombres tienen que inmovilizar a caballos salvajes desparasitarlos y marcarlos, no es ni mucho menos ajena a dicha radiografía sobre personalidades que terminan siendo representadas como complejas. El eje central de la película, la disputa abocada a modo de preludio y posterior materialización de la violencia, será expuesta a través de dos concepciones totalmente antagónicas del espacio vital, como modelos de vida adyacentes a un nivel cultural y evidentemente territorial, con relación al asentado desde tiempos remotos y al recién llegado, curiosamente desde perspectivas invertidas de lo que podemos concebir en un primer momento, la venta urgente y la utópica escapada de los primeros y la conservación y mejora ecológica de lo poco que se conserva por parte del segundo.
Lástima que llegados a un determinado momento de metraje el responsable de El reino decide hacer dos películas de una, sus 137 minutos de duración terminan siendo propicios en tal cometido, vertebrando la trama entre diferentes nociones de lo masculino y lo femenino, del personaje de Denis Ménochet pasamos al de la extraordinaria Marina Foïs, con referencia a cómo afrontar una problemática, algo que termina por adherir al tramo final una fuerte carga de trascendencia dramática al relato de género entendido como tal. Por fortuna, y como mal menor en este apartado, aquí no se atisba impostura por ningún lado, aunque sí una considerable y algo contraproducente arritmia narrativa. Con todo, los primeros noventa minutos de As bestas suponen, con diferencia, el punto más alto de la trayectoria de Sorogoyen.
Valoración 0/5:3’5