Proyecciones Xcèntric: La Historia de Brasil según Glauber Rocha y Marcos Medeiros

Obra desconocida de la filmografía de Glauber Rocha, História do Brasil es un film-ensayo en el que la concatenación de imágenes presenta la historia en fragmentos y al mismo tiempo la lee a contrapelo. Este trabajo inacabado es un montaje colosal hecho a partir de múltiples materiales de archivo —películas de ficción, noticiarios y documentales, entre otro tipo de material iconográfico—, que el cineasta brasileño hizo junto al líder estudiantil Marcos Medeiros durante un largo exilio.
La película estaba pensada inicialmente para mostrarse en televisión y en escuelas como una auténtica clase que configuraría una visión integral de la historia de Brasil, desde la llegada de los primeros colonizadores, en 1500, hasta la instauración de la dictadura militar, en 1964. El aparente aire pedagógico de la narración cronológica, una síntesis hecha a partir de un análisis materialista-dialéctico de inspiración marxista, queda en entredicho por las complejas, y muchas veces discrepantes, relaciones que se crean entre sonido e imagen.
Las tramas infinitas de História do Brasil, nos conducen a uno de los proyectos que Glauber Rocha no pudo llevar a cabo: el de filmar la historia de América Latina. Este trabajo de archivo, hecho en un escenario de escasez, actualiza también la noción de estética del hambre que era central para el cineasta. Un trabajo que presenta la historia de Brasil —y de alguna manera la de América Latina— de manera materialista, mostrando las estructuras coloniales vinculadas al poder y las formas de resistencia que se le opusieron a lo largo de los años.
História do Brasil, Glauber Rocha y Marcos Medeiros, Italia-Cuba, 1973, 35 mm, 160′ Versión original en portugués con subtítulos en francés y catalán.
Copia digital procedente de Films Sans Frontières.
Fecha: 20 febrero 2022
Horario: 18.30
Precio: 4 € / 3 € Reducida
Abono 5 sesiones: 15 € / 12 € Reducido. Amigos CCCB: gratuito
Venta de entradas en taquillas (taquilles@cccb.org / 933064100) y www.eventbrite.es
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Póster y teaser tráiler para lo nuevo de Dario Argento «Occhiali neri»

Diez años después de su accidentada Drácula 3D todo un referente del fantástico como es Dario Argento vuelve a ponerse detrás de las cámaras con Occhiali Neri (Black Glasses título internacional), film cuyo primer teaser tráiler acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial. La película, que tendrá su premier mundial en el inminente Festival de Berlín teniendo previsto su estreno comercial en Italia para el próximo 28 de febrero, supone una vuelta en toda regla al subgénero que mejor ha sabido abordar el realizador italiano a lo largo de su carrera como es el Giallo, .
Occhiali neri nos cuenta como Diana, una joven prostituta que perdió la vista tras el ataque de un asesino en serie, entabla amistad con un niño de origen chino llamado Chin. Juntos intentarán acabar con el peligroso criminal a través de las zonas más oscuras de Italia.
La película con guion del propio Dario Argento, que este año lo veremos como actor en la genial Vortex de Gaspar Noé (critica aquí), junto a Franco Ferrini está protagonizada por Asia Argento, Ilenia Pastorelli, Maria Rosaria Russo, Guglielmo Favilla, Cristiano Simone Iannone, Andrea Zhang y Fabrizio Eleuteri.

La gastronomía sonora según Peter Strickland, primer tráiler de «Flux Gourmet»

Cuatro años después de su notable In Fabric, espacio temporal en donde nos ha ofrecido los cortos GUO4 y Cold Meridian, el realizador británico Peter Strickland tiene ya listo su nuevo largometraje titulado Flux Gourmet, película rodada durante la pandemia cuyo primer tráiler oficial de la mano de IFC Films acaba de ver la luz y podéis ver a final de página. Flux Gourmet, que tendrá su premier mundial en el próximo Festival de Berlín dentro de la sección Encounters, supone una nueva vuelta de tuerca a ese imaginario tan personal y peculiar por el que suele transitar el responsable de Berberian Sound Studio.
Flux Gourmet nos sitúa en un curioso instituto dedicado al espectáculo culinario y alimentario, un colectivo se ve envuelto en continuas luchas de poder, venganzas artísticas y trastornos gastrointestinales.
La película con guion del propio Peter Strickland está protagonizada por Asa Butterfield, Gwendoline Christie, Ariane Labed, Richard Bremmer, Leo Bill, Fatma Mohamed y Efthymis Papadimitriou.

El supermercado de lo visible. Hacia una economía general de imágenes

“Intento analizar, auscultar aquí aquello que, ya en 1929, Walter Benjamin describía como un espacio cargado ciento por ciento de imágenes. O dicho de otra forma, esa visibilidad saturada que hoy nos llega desde todas partes, que nos rodea y nos atraviesa. Un espacio icónico es el producto de una historia: la de la puesta en circulación y mercantilización general de las imágenes. Había que esbozar su genealogía, desde los primeros ascensores o escaleras mecánicas (esos travellings avant la lettre) hasta las técnicas contemporáneas de oculometría, que pesquisan incluso nuestros menores espasmos oculares, pasando por el cine, ese gran director de orquesta de las miradas.
Sin embargo, en forma subyacente a esta inervación de lo visible, existe una economía propia de las imágenes, lo que intentamos llamar su ‘iconomía’. Deleuze la había vislumbrado al escribir, en páginas inspiradas por Marx: ‘el dinero es el reverso de todas las imágenes que el cine muestra y monta al derecho’. Una frase cuyo alcance ontológico solo comprenderemos al recordar que ‘cine’ quiere decir también, en este caso, ‘el universo’.
Por eso, bajo la guía de secuencias de Hitchcock, Bresson, Antonioni, De Palma o Los Soprano, estas páginas quisieran abrir la vía que conduce de una iconomía restringida a lo que podríamos denominar, con Bataille, una iconomía general”.
Peter Szendy.
(Tu mirada no descansa, tampoco la imagen. Las imágenes se persiguen, se cazan y se sustituyen unas a otras. El mundo es una sucesión de imágenes que ya son recuerdos al nacer. El intercambio es una ficción capitalista; su corazón negro es la plusvalía, la asimetría radical. Así también tus ojos, siempre en deuda, van detrás de una imagen fantasmal que se disolverá en cuanto otra se apodere de ella. Nunca la tendrás del todo, nunca saldarás tu deuda. Tu deuda es infinita y solo se cancela con la muerte, a ojos cerrados, bajo el sol que cae a plomo sobre el duelo de un western. En el supermercado total de lo visible, no das tu tiempo por dinero: das tu tiempo, tu exiguo tiempo fascinado, por imágenes que circulan de pupila en pupila, como monedas fugaces, como acreedores hipnóticos que nunca te dejarán en paz).
PETER SZENDY
París, 1966. Filosófo y musicólogo, Profesor de literatura comparada en la Universidad de Brown y asesor de los programas de concierto de la Filarmónica de París.
Ha publicado, entre otras obras, Musica pratica. Arrangements et phonographies de Monteverdi à James Brown (L’Harmattan, 1997); Écoute. Une histoire de nos oreilles (Minuit, 2001); Membres fantômes. Des corps musiciens (Minuit, 2002); Sur écoute. Esthétique de l’espionnage (Minuit, 2007); Tubes. La Philosophie dans le juke-box (Minuit, 2008); Kant chez les extraterrestres. Philosofictions cosmopolitiques (Minuit, 2011); L’Apocalypse cinéma. 2012 et autres fins du monde (Capricci, 2012); A coups de points. La Ponctuation comme expérience (Minuit, 2013).
Con El supermercado de lo visible, Shangrila Ediciones apuesta a la publicación en español de tres conferencias y un capítulo adicional de “contenido extra” que constituyen, entrelazados, uno de los textos más lúcidos y profundos acerca de esa pregunta que jamás dejará de asediarnos: ¿qué es una imagen?
Autor: Peter Szendy, traducción José Miguel Burgos y Mariel Manrique, Editorial: Shangrila, Colección Contracampo libros, Páginas: 178

«La abuela» review

La historia nos presenta a Susana, una joven que tiene que dejar su vida en París trabajando como modelo para regresar a Madrid. Su abuela Pilar acaba de sufrir un derrame cerebral. Años atrás, cuando los padres de Susana murieron, su abuela la crió como si fuese su propia hija. Susana necesita encontrar a alguien que cuide de Pilar, pero lo que deberían ser solo unos días con su abuela, se acabarán convirtiendo en una terrorífica pesadilla.

Con respecto a su presencia el pasado mes de septiembre en la sección oficial a concurso del Zinemaldia 2021 comentábamos que afortunadamente empieza a ser una constante la presencia en las secciones a competición de los festivales de clase A de un cine fantástico que hasta hace bien poco y como mal menor era relegado a apartados paralelos de una forma casi sistemática, a tal respecto no parece que esto sea algo coyuntural  y si una razonable normalización genérica que en parte ya tocaba aplicar en el circuito de certámenes cinematográficos. La película de terror La abuela aterrizo en el pasado Festival de San Sebastián, y unas semanas después en el de Sitges, con unas expectativas quizás demasiado altas que de alguna manera no terminaron de verse del todo cumplidas.

No deja de producir una cierta frustración que una película de las características de La abuela termine siendo un producto en donde se perciben unas formas que dan la sensación de estar en un continuo conflicto consigo mismo en lo concerniente a una premisa en un principio bastante prometedora en la medida de ensamblar a un relato puro de terror un componente de índole social mostrando a través de un entorno realista y costumbrista una historia de moral algo ambigua, en el caso que nos ocupa en lo concerniente a los sacrificios y la responsabilidad adyacente sobre personas dependientes de un mismo núcleo familiar en referencia al deterioro ocasionado por la vejez. Al igual que la reciente cinta australiana Relic de Natalie Erika James, que se desarrollaba por sendas argumentales muy  semejantes en relación a esa siniestra mirada sobre los cuidados a la tercera edad, la película de Paco Plaza transita pues a través de una serie de coordenadas que nos derivan en un primer momento al relato minimalista de tono atmosférico aderezado de ciertas texturas clásicas, pocos personajes, notables tanto Almudena Amor como Vera Valdez, apenas un solo escenario y registros propios de una historia que parece moverse en base a la sutileza de una muy sugerente puesta en escena de tono barroco y oscuro mostrado aquí casi a modo de statu quo en relación a ese tipo de relato en donde el terror da la impresión de cocerse a fuego lento, por momentos de forma casi limítrofe a ese cine orquestado en su día por Roman Polanski en películas como Repulsion o Le locataire.

El problema posiblemente venga dado en como llegados a un momento determinado de su metraje, relativamente cercano a su conclusión, la película se contradice a sí mismo y cambia de tono haciendo acto de aparición un efectismo que direcciona el relato a una vertiente más lúdica, y en parte gratuita, del género, aquella en donde entra en acción una serie de coordenadas y convencionalismos que parecen destinados a contentar al fan poco dado a según qué tipo de exigencias y subversiones genéricas, pasando del sutil terror psicológico provisto de un modélico tratamiento de los espacios, con especial incidencia en el fuera de campo, al efectista, aquel que suele transitar por esos lugares comunes del cine de terror que aquí son intuidos sin haber una sólida transición narrativa de por medio que de alguna manera justifique dicho viraje narrativo.

La sensación final será la de estar ante un producto que no ha sabido terminar de calibrar adecuadamente una ambición, guion de Carlos Vermut incluido, que en cierta manera te prepara con demasiado antelación para la supuesta sorpresa final, con la que daba la impresión de que partía de un inicio. Del mismo modo también queda bastante patente como Paco Plaza es un realizador mucho más proclive a no depender de terceros, siendo más afín a contar una serie de historias que transitan generalmente en relación a la asimilación de un costumbrismo latente en la cultura popular que termina siendo adherida al relato de terror como bien se puede comprobar tanto en la reivindicable Cuento de Navidad, Verónica o su reciente Freddy, su notable episodio de la renovada Historias para no dormir, en tal sentido La abuela, que intenta abordar otras coordenadas distintas, termina dando la sensación de ser un producto loable en relación a su condición de pulcro ejercicio de estilo rodado con evidente cálculo y esmero que sin embargo termina estando algo anclado en relación a un tramo y una resolución final provisto de una muy marcada indecisión genérica.

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Libro Colección Nosferatu: «Zinemaldia 1953-2022. Singularidades del Festival de Donostia /San Sebastián»

Se acaba de publicar el nuevo libro perteneciente a la Colección Nosferatu: Zinemaldia 1953-2022. Singularidades del Festival de Donostia / San Sebastián. El libro, número 18 de la colección, editado por Donostia Kultura, Filmoteca Vasca y el Festival de San Sebastián y coordinado por Quim Casas, se acerca a los 70 años de historia del Zinemaldia, que se cumplen en 2022.
Esta nueva publicación no pretende contar estas siete décadas de existencia del Festival de San Sebastián, ni realizar un análisis exhaustivo de su evolución. En palabras de Quim Casas extraídas de la introducción del libro:
“Este libro no pretende ni puede ser un resumen, sino más bien la exposición de algunas de las singularidades de un certamen cinematográfico entendido como organismo siempre alerta, cambiante, transformable, mejorable; contradictorio, por supuesto, pero, por ello mismo, vivo y persistente hasta nuestros días. El lector asiduo al SSIFF, o que conoce su historia, aunque no haya estado presente cada año, echará en falta aspectos que le parecerán sumamente interesantes, y algunos de las que aquí revisamos quizá le resulten menos importantes. Es una selección de momentos, nombres, títulos y tendencias que entendemos como certezas, aunque aceptamos, por supuesto, que no sea así para todo el mundo. Tan solo hemos pretendido revisar su historia a partir de lo que globalmente pueden considerarse algunos de sus hitos: unas retrospectivas que calaron hondo y descubrieron nombres ocultos u olvidados, unas secciones que le han dado su personalidad al certamen, unas Conchas de Oro que pueden orientarnos sobre diversos cambios que el lenguaje cinematográfico ha ido experimentando desde que el Festival dio su pistoletazo de salida en 1953 con la presentación, entre otras, de París, bajos fondos (Casque d’Or), de Jacques Becker, Los crímenes del museo de cera (House of Wax), de André de Toth, Teresa Raquin (Thérèse Raquin), de Marcel Carné, y Carne de horca, de Ladislao Vajda”.
Quim Casas
En el libro han participado: María Adell Carmona, Ricardo Aldarondo, Juan G. Andrés, Jesús Angulo, Paula Arantzazu Ruiz, Jordi Batlle Caminal, Maialen Beloki, Minerva Campos Rabadán, Quim Casas, Roberto Cueto, Desireé de Fez, Begoña del Teso, Carlos Elorza, Zigor Etxebeste, Joxean Fernández, Carlos F. Heredero, Eulàlia Iglesias, Víctor Iriarte, Violeta Kovacsics, Carlos Losilla, Miguel Marías, Javier Martín, Beatriz Martínez, Ruth Pérez de Anucita, Endika Rey, Sergi Sánchez, Amaia Serrulla, Aida Vallejo y Nuria Vidal.
Zinemaldia 1953-2022 estará disponible en breve en librerías (20 euros). Las personas que han adquirido el abono de cine de Tabakalera tienen derecho a un ejemplar de este libro o de Kandelikara – Buñueli buruzko film baterako apunteak, de Harkaitz Cano, publicado el año pasado.
El libro acompaña el ciclo Nosferatu “Zinemaldia 70”, que comenzó el pasado 5 de enero en Tabakalera y que se prolongará hasta diciembre, y en el que se podrá ver una pequeña y variada muestra de aproximadamente 40 títulos proyectados a lo largo de estos 70 años de historia del Festival de San Sebastián.
A finales de este año se publicará otro libro sobre el Zinemaldia como complemento al ciclo, número 10 de la Nosferatu Bilduma en este caso, en euskera, escrito por Katixa Agirre.

 

Nosferatu “Zinemaldia 70”

Programación febrero-marzo

2 de febrero

AMERICA, AMERICA (AMéRICA, AMéRICA)

ELIA KAZAN, 1963

 

9 de febrero

Gamlet (Hamlet)

Grigori Kozintsev, 1964

 

16 de febrero

El Dorado

Howard Hawks, 1966

 

23 de febrero

They shoot horses, don’t they? (Danzad, danzad, malditos)

Sydney Pollack, 1969

 

2 de marzo

BERÖRINGEN / The Touch

Ingmar Bergman, 1971

 

9 de marzo

Vera, un cuento cruel

Josefina Molina, 1973

 

16 de marzo

El desencanto / THE DISENCHANTMENT

Jaime Chávarri, 1976

 

23 de marzo

Die verlorene Ehre der Katharina Blum / THE LOST HONOR OF KATHARINA BLUM (el honor perdido de katharina blum)

Volker Schlöndorff, Margarethe von Trotta, 1975

 

30 de marzo

Olyan, mint otthon / Just Like at Home

Márta Mészáros, 1978

Tráiler para lo nuevo de Kogonada «After Yang»

Tras su excelente opera prima Columbus (2017) el realizador sudcoreano Kogonada en su segundo largometraje cambia de registro para adentrarse en la ciencia ficción de tono intimista con After Yang, film cuyo primer tráiler acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial. La película, que adapta el relato corto de Alexander Weinstein Saying Goodbye to Yang, tras su paso el pasado año por el Festival de Cannes dentro de la sección Un Certain Regard tendrá en Estados Unidos un estreno simultaneo en cines y la plataforma Showtime previsto para el próximo 4 de marzo.
En After Yang vemos como Jake y su hija intentan salvar por todos los medios la vida de Yang, un robot mitad asistente y mitad niñera, al que consideran un miembro más de su familia. En dicha tesitura Jake volverá a establecer un vínculo emocional con su mujer y su hija, reforzando unos vínculos familiares que parecía haber perdido.
La película con guion a cargo del propio Kogonada está protagonizada por Colin Farrell, Jodie Turner-Smith, Haley Lu Richardson, Brett Dier, Clifton Collins Jr., Sarita Choudhury, Nana Mensah, Justin H. Min, Eve Lindley, Taylor Ortega, Ken Holmes, Malea Emma Tjandrawidjaja, Jae Kim, Ava DeMary, Lee Wong, Ansley Kerns y Adeline Kerns.

«Código emperador» de Jorge Coira inaugurará el 25 Festival de Málaga

El Palacio de Deportes José María Martín Carpena acogerá la gala de inauguración y la proyección de la película el 18 de marzo.
El 18 de marzo comienza la 25 edición del Festival de Málaga y lo hará de una manera muy especial. Por primera vez, el certamen traslada su gala de inauguración al Palacio de Deportes José María Martín Carpena, con el objetivo de acoger a más público en una fecha tan especial. Y tras la gala, llegará el momento de la película inaugural, que será Código emperador, dirigida por Jorge Coira y protagonizada por Luis Tosar.

Código emperador
, producida por Vaca Films, es un thriller de intriga inspirado en la cara más oculta de la realidad social y política española. El filme nos introduce en “una unidad especial del Centro Nacional de Inteligencia, conformada por varios agentes. Uno de ellos es Juan, un agente que está en proceso de crisis personal, ideológica y profesional”, explica Luis Tosar. “En principio están encargados de velar por la seguridad nacional. Y en medio de toda esta investigación se ven inmersos en una serie de acontecimientos que no tienen tanto que ver con la seguridad nacional como con salvaguardar la imagen de la patria”, añade el actor, ganador de tres Premios Goya.

Luis Tosar (Maixabel, Quien a hierro mata) está acompañado por Alexandra Masangkay (El hoyo, 1898: Los últimos de Filipinas), Georgina Amorós (Élite), Laura Domínguez (La catedral del mar, Amar es para siempre), Miguel Rellán (Vergüenza, Tiempo después), María Botto (Malnazidos), Arón Piper (Élite, El desorden que dejas), Denís Gómez (El vecino) y Santi Prego (Mientras dure la guerra), entre otros.

Con guion de Jorge Guerricaechevarría y ambientada en las altas esferas del poder y el espionaje, Código emperador está dirigida por Jorge Coira, director de la multipremiada Hierro, cuyas dos temporadas han sido un éxito de crítica y público y ha sido galardonada como Mejor Serie de Ficción en los Premios Forqué.

En Código emperador, Jorge Coira se adentra en las mecánicas del poder en la sombra, revelando a través de la ficción una reconocible realidad de la España reciente: “En los últimos años han empezado a salir con cierta frecuencia noticias sobre esos mundos oscuros, las denominadas ‘cloacas del Estado’. Queríamos investigar y adentrarnos en ese terreno para poder hablar sobre eso que está ocurriendo y que es opaco y está escondido…”, explica el director.

“Nuestro objetivo ha sido meternos a fondo en los entresijos del poder: en los del poder económico, en el empresarial, político, del show business y del mundo del deporte…”, comenta su productora Emma Lustres.

La nueva película de Vaca Films bebe de la realidad para sumergirnos en los recovecos de un sistema en el que las apariencias son engañosas, la mentira está a la orden del día y el chantaje es la mejor moneda de cambio. La información y la desinformación, la verdad y el engaño, el bien y el mal… términos que, en ocasiones, se tocan, se cruzan y conviven hasta confundir sus límites.

Su rodaje se ha desarrollado en ciudades como Bilbao, Madrid, A Coruña, Budapest y Ciudad de Panamá. Código emperador es una producción de Vaca Films (Hasta el cielo, El desorden que dejas, La Unidad, Quien a hierro mata, El niño, Celda 211) y Proyecto Emperador AIE, en coproducción con la compañía francesa Playtime, con la participación de RTVE, Netflix, TVG y que cuenta con el apoyo de ICAA (Ministerio de Cultura), Agadic y Programa Media.

Código emperador llegará a los cines el 18 de marzo de 2022 distribuida por A Contracorriente Films. La distribución internacional corre a cargo de Netflix.

Sinopsis.- Juan trabaja para los servicios secretos; con el fin de tener acceso al chalet de una pareja implicada en el tráfico de armas se acerca a Wendy, la asistenta filipina que vive en la casa y establece con ella una relación que se irá volviendo cada vez mas compleja. En paralelo, Juan realiza otros trabajos “no oficiales” para proteger los intereses de las élites más poderosas del país, que ahora han puesto sus ojos en Ángel Gonzalez, un político aparentemente anodino cuyos trapos sucios deberá buscar o “inventar” con la ayuda de Marta, la hija de un reconocido actor.

Biofilmografía del director

Jorge Coira es director, guionista y montador de cine y televisión. Tras iniciar su carrera profesional a finales de los 90 como director de series de ficción (Mareas vivas, Terra de Miranda, As leis de Celavella, El comisario, Padre Casares, Pelotas y Sé quién eres, entre otras), en 2004 estrenó su primer largometraje, El año de la garrapata. Su siguiente película, 18 comidas (2010), recibió numerosos premios, fue seleccionada en más de 30 festivales internacionales y fue estrenada en salas en más de 10 países de todo el mundo.

En 2016, se alza con el Goya a Mejor Montaje por su trabajo en El desconocido, de Dani de la Torre, con quién también colabora en La sombra de la ley, también como montador.

Su último trabajo ha sido la multipremiada serie Hierro, producida por Movistar+, el canal Arte France, Portocabo y Atlantique, cuyas dos temporadas han sido un éxito de crítica y público y ha sido reconocida en los Premios Forqué 2021 como Mejor Serie de Ficción.

La vuelta de Leatherface, tráiler final para «Texas Chainsaw Massacre» versión 2022

Texas Chainsaw Massacre, el clásico de Tobe Hooper rodado en el año 1974, nos vuelve a traer una nueva reinterpretación o secuela tardía, en este caso situándonos cincuenta años después de los sucesos vistos en la historia original. Texas Chainsaw Massacre versión 2022, cuyo tráiler final acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial, cuenta tras las cámaras con David Blue Garcia (Tejano 2018). Fede Álvarez ejerce como productor de esta nueva versión que se estrenará de la mano de Netflix el próximo 18 de febrero.
En esta nueva Matanza de Texas vemos como Melody, su hermana adolescente Lila y sus amigos Dante y Ruth viajan al remoto pueblo de Harlow (Texas) con la idea de montar un negocio. Pero su sueño se convierte en una auténtica pesadilla cuando se cruzan sin querer con Leatherface, el desquiciado asesino en serie cuyo sangriento legado sigue atormentando a los habitantes de la zona, entre ellos Sally Hardesty, la única superviviente de la masacre de 1973 que está decidida a buscar venganza.
La película con guion a cargo de Chris Thomas Devlin está protagonizada por Elsie Fisher, Moe Dunford, Jacob Latimore, Sarah Yarkin, Olwen Fouere, John West Jr., Alice Krige, Nell Hudson, Mark Burnham, William Hope, Jessica Allain, Sam Douglas y Jolyon Coy.

La maldición del lobo, tráiler de «The Cursed»

No es la primera vez que Sean Ellis indaga en el género fantástico, después de ofrecernos hace unos años un sugerente relato del concepto del doppelgänger con la reivindicable The Broken (2008) el responsable de Cashback se adentra en esta ocasión en la temática de la licantropía con The Cursed , película cuyo primer tráiler acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial. La película que se pudo ver en la pasada edición del Festival de Sitges con el título de Eight for Silver tendrá un estreno comercial en Estados Unidos previsto para el próximo 18 de febrero.
The Cursed nos sitúa en una remota población rural de la Francia del siglo XVIII que vive aterrorizada a causa de los ataques de un animal salvaje. John McBride, un joven e inquieto patólogo, acude al pueblo para investigar el caso. A medida que la investigación avanza, descubre una amenaza mayor, una presencia siniestra que podría ser de origen sobrenatural.
La película con guion a cargo del propio Sean Ellis está protagonizada por Boyd Holbrook, Kelly Reilly, Alistair Petrie, Roxane Duran, Áine Rose Daly, Simon Kunz, Tom Sweet, Amelia Crouch, Nigel Betts, Stuart Bowman, Sean Mahon, Rebecca Calder, Gary Oliver, Richard Cunningham, Oisin Stack, Christopher Craig, Paul Bandey, Max Mackintosh, Jicey Carina, Millie Kiss, Fabien Houssaye y Carl Laforêt.

Solaris, Textos de cine: Trilogía de la Depresión, de Lars von Trier

El libro Trilogía de la Depresión, de Lars von Trier analiza las imágenes de la Trilogía de la Depresión, en las que el cineasta concede, por un lado, el imaginario más atroz, la vivencia más cruda de la carne y su versión más áspera y desquiciante del goce; por el otro, el más emocionante alzado poético, al límite de lo abrumadoramente bello, con el que el danés podría haber acertado a crear una réplica visual digna incluso de la música de Wagner. Con su siniestra dialéctica entre lo masculino y lo femenino en Anticristo, las elocuentes metáforas visuales de la depresión en Melancolía, y con esa atribulada y claustrofóbica vivencia sexual en Nymphomaniac, ¿consiguió Lars von Trier explorar y reflejar los primeros pliegues de un verdadero desgarro existencial?
Este volumen de ‘SOLARIS, Textos de cine’, titulado Trilogía de la Depresión, de Lars von Trier, ha contado con el pensamiento de ensayistas de múltiples disciplinas, analistas fílmicos y textuales, psicoanalistas, compositores de música de cine y pensadores de renombre, para escudriñar e inteligibilizar los secretos, deliberados o inconscientes, de una triple obra a la que, por más que lo intentemos, no conseguimos dejar atrás.
Contenidos
Prólogo
Antonio José Navarro
¿Quién o qué cosa es el Anticristo?
Santiago García Espejo
Melancolía: La conciencia de lo ineluctable
Irene de Lucas
¡Soy la que soy!
José Alberto Raymondi
El Edén posmoderno de Lars von Trier
Javier Urrutia
Celebraciones y familias rotas
Quim Casas
¿Es Lars von Trier un genio?
Carlos Tejeda
Dialécticas de la vagina: a propósito de Nymphomaniac
Elisa McCausland y Diego Salgado
Lo indómito y lo inexorable. Sonido y música en la Trilogía de la Depresión
Carla F. Benedicto
El prólogo de Anticristo. Las imágenes fascinantes de la escena originaria
Vanessa Brasil
Melancholia. La música de la diosa ambivalente
Lorenzo J. Torres Hortelano
Como un árbol deformado en la cima del monte. Nota sobre Nymphomaniac
Manuel Canga Sosa
Autor: Varios, Editorial: SOLARIS, Textos de cine, Páginas: 212

Crónica Festival de Sitges 2021. Día 10

De épicas oscuras y apocalipsis navideños

Prisoners of the Ghostland estuvo presente en Sitges 2021 a modo de ese tipo de eventos anunciados con demasiada antelación que levantan una inusitada expectación entre el fandom en referencia a la unión de dos de sus principales artífices que parecía de buenas a primeras protagonistas de un crossover cinematográfico de complicada ejecución, por un lado el realizador japonés Sion Sono y por otro ese subgénero actoral en sí mismo llamado Nicolas Cage. Prisoners of the Ghostland nos sitúa en la traicionera frontera de la ciudad de Samurai Town, en ella vemos como un ladrón de bancos sin escrúpulos es liberado de la cárcel por un poderoso señor de la guerra conocido como The Governor para que encuentre a Bernice, su nieta adoptiva, que desaparecido repentinamente sin dejar rastro. Para garantizar que cumpla su palabra, el ladrón es obligado a llevar puesto un traje de cuero que se autodestruirá en un periodo de cinco días si no logra su objetivo. En esta carrera contrarreloj buscará no sólo encontrar a la chica, sino también redimirse de sus pecados.

A Prisoners of the Ghostland le viene como anillo al dedo esa máxima a la que el crítico Diego Salgado se refería con respecto a la decepcionante versión de El callejón de las almas perdidas a cargo de Guillermo del Toro (crítica aquí) llamada síndrome del falso amigo, aquella que por defecto lleva a pensar de un inicio que la unión de un artista raro con otro de un rango parecido tiende a sumar conceptos pero que sin embargo suele derivar en una mezcla de tono acrítico que a veces anula todo el potencial subversivo percibido en un primer momento de tal ensamblaje, a tal respecto Prisoners of the Ghostland fracasa de forma estrepitosa en lo relativo a su cometido de intentar mostrarnos una película que pese a ser extravagante, en lo concerniente a esa indigesta unión genérica de katanas y pistolas narrado a modo de una versión apócrifa del Escape from New York de John Carpenter, termina siendo tan previsible como aburrida en referencia a una narrativa percibida sorprendentemente como plana, o sea todo lo contrario de los postulados de los que parecía partir de un inicio. Lejos parecen quedar esos tiempos en donde Sion Sono parecía coger el relevo, a través de una vertiente bastante más autoral, de su compatriota Takashi Miike en lo relativo a ofrecer un numeroso grupo de trabajos provistos de una creatividad y una inusitada energía que daban la sensación de estar libres de cualquier tipo de ataduras en referencia a su vertiente más conceptual como por ejemplo vimos en las notables Suicide Club (2001), Love Exposure (2008), Cold Fish (2010), Guilty of Romance (2011), The Whispering Star o Tag (2015) entre otras muchas. En Prisoners of the Ghostland, al igual que en trabajos suyos recientes como pueden ser Tokyo Tribe (2014) o la serie televisiva Tokyo Vampire Hotel (2017), la sensación que desprende Sion Sono es la estar sustituyendo la subversión de antaño por la de un desbarajuste fílmico de complicada justificación, también de una forma muy clara la de estar ejerciendo ca modo de un simple artesano en un producción de encargo que pese a no disimular en absoluto su condición de ser un alocado pastiche genérico en donde predominan el caos y la excentricidad apenas podemos intuir en él una mínima lógica interna que sea remotamente interesante en referencia a una película en donde curiosamente parece ser bastante más interesante su descripción que lo que termina siendo su ejecución.

La comedia negra británica Silent Night (Mejor guion y Premio del Público) fue otra las varias muestras presentes este año en Sitges que de alguna manera se podrían englobar dentro de ese grupo de relatos que abordan en mayor o menor medida un tipo de cine que dado los tiempos actuales podríamos denominar por varias razones como coronavírico. Silent Night nos muestra cómo mientras el mundo se enfrenta al apocalipsis, un grupo de viejos amigos se reúne para celebrar la Navidad en una idílica casa de campo en Reino Unido. Incomodados por la idea de la inevitable destrucción de la humanidad, deciden afrontar la situación con tranquilidad, abriendo otra botella de Prosecco y continuando con la celebración. Pero, por mucho que quieran fingir normalidad, tarde o temprano, tendrán que hacer frente a la idea de que es su última noche.

Por muchos que algunos hallan querido ver un prodigio de originalidad en la premisa argumental de la opera prima de la realizadora británica Camille Griffin varias han sido las propuestas que abordaban con anterioridad el cómo hacer frente a las ultimas horas de la humanidad por parte del individuo, para ponernos un poco en contexto citaremos entre otras a la australiana These Final Hours (2014) en donde los protagonistas parecen estar obsesionados con celebrar una última gran fiesta antes del anunciado fin del mundo, también potentes alegorías llevadas a cabo por autores consagrados como Abel Ferrara( 4:44 Last Day on Earth 2011) o Lars von Trier (Melancholia 2011), la también reflexiva y reivindicable Last Night (Don McKellar 1988) o la extraordinaria Miracle Mile (Steve De Jarnatt 1988), en todas ellas la génesis de la historia partía del concepto de cómo afrontar un apocalipsis final que ya ha estado ratificado por la ciencia, Silent Night parte de un inicio de esos mismos postulados aunque su dialéctica no resulte ni mucho menos tan interesante en comparación con los ejemplos antes citados.

Partiendo de un inicio que parece satirizar mediante un tono próximo al cinismo esas prototípicas comedias británicas sobre reuniones navideñas, y que nos remiten en un primer momento al Peter’s Friends de Kenneth Branagh, Silent Night modulada en base a ser una fábula apocalíptica que intenta indagar en el retrato generacional nos plantea una curiosa reflexión acerca como aceptar lo inevitable en lo concerniente a la propagación colectiva del miedo como último recurso a la hora de combatir la soledad, sin embargo llegado el momento de desarrollar otros discursos de un índole más metafórico la película de Camille Griffin se muestra muy poca concisa con respecto por ejemplo a exponer un discurso político-ambientalista que termina resultando muy poco sutil en lo relativo a cuestiones tales como las veladas críticas al actual gobierno británico, las dudas sobre según que aseveración científicas o las responsabilidades de los padres con respecto a sus hijos, todo ello expuesto en lo relativo al retrato que se hace de esas clases sociales privilegiadas que en su momento poco hicieron para frenar una problemática aquí mostrada ya como inevitable, representada en la película a través del retrato de unos protagonistas, menores incluidos, muy poco dados a atesorar cualquier tipo de empatía para con el espectador, tan poca como la que en ocasiones nos muestra Camille Griffin a la hora de exponer la previa de un apocalipsis bajo dictados, en su mayoría de índole ecologistas, percibidos como demasiados descompensados.

Presentada dentro de la sección Noves Visions el debut en el largometraje del realizador de origen finlandés Alex Noyer Sound of Violence supone una nueva inmersión o vuelta de tuerca en ese subgénero que da la sensación de ser tan poco proclive a la originalidad como resulta ser el slasher, aquí expuesto a través de una historia que nos cuenta como un asesino crea música en base a la ejecución de sus homicidios. En Sound of Violence somos testigos de cómo Alexis recuperó el oído durante el brutal asesinato de su familia cuando tenía diez años. Esta experiencia visceral despierta sus habilidades sinestésicas, empujándola a un oscuro camino de descubrimiento. Indagando con nuevos sonidos y ante la temida posibilidad de volver a perder el oído, Alexis intensifica la búsqueda de nuevas sensaciones a través de horripilantes experimentos de sonido.

Sound of Violence en cierta forma se aparta de esos consabidos relatos sobre asesinos en serie en la medida de ofrecernos una historia intuida inicialmente como algo diferente, orbitando principalmente a través de ese concepto que nos dice como algunas personas manejan el trauma sufrido de muy distintas maneras de las percibidas como normales, a tal respecto y partiendo de esa máxima que dice que los que han sufrido un severo trauma personal pasan a hacer daño a otros la opera prima de Alex Noyer opta de un inicio en lo referente a su narrativa por ese tipo de relato de psicokillers que es contado desde el interior, o sea desde el punto de vista del asesino, algo que en un principio otorga una muy interesante subjetividad a la historia que aquí sin embargo se ve algo lastrada en base a un desarrollo algo superficial de según qué tramas, dando la sensación de que Alex Noyer parece estar más preocupado por mostrar la supuesta originalidad y metodología de los asesinatos que escenifica, por momentos colindantes con el torture porn dada la innata capacidad de infligir sufrimiento a la víctima, que en indagar y explicar con detenimiento la auténtica razón que los motiva. A tal respecto prácticamente todo lo transitado en Sound of Violence nos sugiere una cierta indecisión en lo relativo a estar diseñada en base a su condición de thriller psicológico expuesto a modo de drama real, también en lo concerniente a ser una pieza de género relativamente cercana al hoy denominado terror elevado, la película, dada sus características, puede ser perfectamente cualquiera de ambos conceptos aunque un servidor acaba teniendo la impresión de que el responsable de la obra no termina siendo fiel, por indecisión o falta de atributos, a ninguna de ambas ópticas cinematográficas. A Alex Noyer sin embargo se le percibe un tipo de ingenio que esperemos que en un futuro sepa modular de una forma más lograda que en Sound of Violence, película que trata sobre la percepción de la música y los sonidos y que curiosamente da la impresión de carecer de un crescendo dramático consistente.

Como hemos venido señalando en crónicas de pasadas ediciones de festivales como San Sebastián o Sitges durante estos últimos tiempos la elección de una película a la hora de clausurar un certamen se ha ido convirtiendo de un privilegio destinado a ser un evento de relativo eco mediático a una coyuntura problemática y algo molesta de cara a los organizadores en referencia a poder encontrar un último film que sea consistente y que de por concluido una edición. Por diferentes motivos y como algo ya casi generalizado dentro del circuito de festivales de cine en la actualidad dicha proyección ha terminado siendo una de las que menos repercusión mediática tiene de cara al exterior. Sitges evidentemente no es ajeno a una disyuntiva que de forma algo afortunada este año ha sabido sortear con acierto a la hora de elegir una película que de alguna manera de sentido ya no solo al evento en cuestión, al fin de fiesta, sino incluso a la existencia y la razón de ser de los festivales de cine hoy en día en lo relativo a ofrecer la oportunidad al espectador de poder ver en pantalla grande un producto que de forma sorprendente seguramente no tendrá la ocasión de volver a ver al no estrenarse comercialmente en nuestro país. The Green Knight nos cuenta como tras enfrentarse al temible Caballero Verde, Sir Gawain, el temerario y testarudo sobrino del Rey Arturo, se embarca en un viaje alucinado e iniciático donde se enfrentará con fantasmas, gigantes, ladrones y otros peligros que acechan en una Bretaña mágica.

No deja de ser una buena noticia que un autor de las características de David Lowery, que volvía a Sitges después de estar presente hace unos años con A Ghost Story, tenga la oportunidad, de la mano en esta ocasión de A24, de reconfigurar y contar una historia contextualizada desde una mirada autoral de uno de los cuentos más populares que indagan sobre las leyendas del Rey Arturo. A modo de una rara avis ubicada dentro del actual panorama cinematográfico The Green Knight supone una fascinante deconstrucción, desde el respeto pero sobre todo también desde el conocimiento de la base de la que parte, del camino del supuesto héroe expuesto aquí a través de un portentoso viaje visual que parece codificar cada uno de sus detalles y que nos deriva a coordenadas de la leyenda artúrica de tono ambiguo, rico en los relativo a sus múltiples interpretaciones y en base a una serie de simbolismos que van desde las referencias a la religión, el destino final del hombre y el sentido del valor y la moral que anida en dicho concepto, dando como resultado una obra única en referencia a estar ante un relato de claro índole fantástico que es intuido a través de su génesis como los de antaño pero percibido al mismo tiempo como parcialmente remodelado en base a como exponer según que determinadas tendencias narrativas y estilísticas entendidas como actuales y que otorgan aquí un sentido alternativo al consabido relato épico.

En cierta manera la única pega que un servidor le puedo poner a una película tan interesante en lo relativo a su concepción como resulta ser The Green Knigh viene dado en lo concerniente a algo ajena a ella en referencia a su filtración el pasado verano en la redes, algo que evidentemente, y más en los tiempos que corren, no ayudan en absoluto a que determinados títulos terminen llegando de una manera u otra a las salas comerciales de nuestro país. Como mal menor Sitges tuvo para bien concluir esta edición 2021 dando la oportunidad al espectador de poder experimentar su visionado en pantalla grande, algo que nos llega a plantear la incómoda interrogante de quién sabe si en un futuro no muy lejano los festivales de cine, junto a Filmotecas o salas especializadas como por ejemplo el Phenomena de Barcelona, terminaran siendo el último bastión posible a modo de reducto de lo audiovisual a la hora de poder ver y disfrutar el visionado de películas en una sala de cine.

 

Palmarés

SECCIÓN OFICIAL FANTÀSTIC A COMPETICIÓN:

 Mejor película
Lamb (Valdimar Johánnsson)

Premio especial del jurado
After Blue (Bertrand Mandico)

Millor direcció
(sponsored by Moritz)
Justin Kurzel (Nitram)

Mención a película
The Innocents (Eskil Vogt)

Mención especial a ópera prima
Ex-aequo:
The Blazing World (Carlson Young)
The Execution (Lado Kvataniya)

Mejor interpretación masculina
(sponsored by Vilamòbil)
Ex-aequo:
Caleb Landry Jones (Nitram)
Franz Rogowski (Luzifer)

Mejor interpretación femenina
(sponsored by So de Tardor)
Ex-aequo:
Noomi Rapace (Lamb)
Susanne Jensen (Luzifer)
Mejor guion
Silent Night (Camille Griffin)

Mejores efectos especiales
(sponsored by Kelonik & Antaviana)
Mad God (Phil Tippett)

Mejor fotografía
(sponsored by Lavazza)
Limbo (Cheng Siu Keung)

Mejor música
(sponsored by Primavera Sound)
Daniele Luppi (Mona Lisa and the Blood Moon)

NOVES VISIONS

Mejor película
El apego (Valentín Javier Diment)

Mención a la película
2551.01 (Norbert Pfaffenbichler)

Mejor dirección
Anita Rocha da Silveira (Medusa)

Mejor corto Noves Visions Petit Format
Brutalia, Days of Labor (Manolis Mavris)

 

SITGES DOCUMENTA

Premio a la mejor película
Inferno Rosso. Joe d’Amato Sulla Via Dell’Ecccesso (Manlio Gomarasca, Massimiliano Zanin)

 

BLOOD WINDOW

Premio Blood Window
A nuvem rosa (Iuli Gerbase)

 

JURADO DE LA CRÍTICA

Premio de la Crítica José Luis Guarner
Ex-aequo:
After Blue (Bertrand Mandico)
Mad God (Phil Tippett)

Premio Citizen Kane a la dirección revelación
Valdimar Johánnsson (Lamb)
Premio de la crítica al Mejor cortometraje de Sección Oficial
(sponsored by Fotogramas)
Los huesos (Cristóbal León y Joaquín Cociña)

 

MÉLIÈS D’ARGENT

Premio al Mejor Cortometraje
T’es morte Hélène (Michiel Blanchart)

Premio a la Mejor Película
Tres (Juanjo Giménez)

 

CARNET JOVE

Premio Jurado Carnet Jove al mejor largometraje de género fantástico
Mona Lisa and the Blood Moon (Ana Lily Amirpour)
Premio al mejor largometraje de animación
Cryptozoo (Dash Shaw)

Premio al mejor cortometraje de animación
Other Half (Lina Kalcheva)

 

BRIGADOON

Premio Brigadoon Paul Naschy
Unheimlich (Fabio Colonna)

Mención especial del Jurado a
Viewers : 1 (Daigo Hariya y Yosuke Kobayashi)

 

PREMIOS SGAE NOVA AUTORIA

Mejor dirección
La caída del vencejo (Gonzalo Quincoces)

Mejor guión
Goodnight Mr. Ted (Nicolás Solé)

Mejor música original
Goodnight Mr. Ted (Gonçal Perales)

PREMIOS DEL PÚBLICO

Mejor Película Sección Oficial Fantàstic a Competició
Silent Night (Camille Griffin)

Mejor Película Panorama Fantàstic
Jacinto (Javi Camino)
Mejor Película Midnight X-Treme
The Great Yokai War (Takashi Miike)

Mejor Película Focus Àsia
Beyond the Infinite Two Minutes (Junta Yamaguchi)

 

El doble enemigo, tráiler de «Malnazidos»

Después de inaugurar la edición del Festival de Sitges del año 2020 parece que por fin verá la luz comercialmente en nuestro país de la mano de Sony Pictures Malnazidos, película cuyo tráiler final acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial. La película (critica aquí) dirigida a cuatro manos por parte de Javier Ruiz Caldera y Alberto de Toro que adapta la novela ‘Noche de Difuntos del 38′ de Manuel Martín Ferreras se estrenará en salas comerciales de nuestro país el próximo 11 de marzo.
Malnazidos nos cuenta como durante la Guerra Civil Española, meses de sangrientos combates han dejado tras de sí miles de muertos en las trincheras. Jan Lozano, capitán de la quinta brigada, cae prisionero. La única posibilidad de escapar a la sentencia de muerte es hacer frente a una misión imposible en campo enemigo. Pero un peligro mayor del esperado obligará a los bandos rivales a unirse contra un nuevo y desconocido adversario. Tendrán que dejar de lado el odio mutuo y así evitar convertirse en infectados.
La película con guion adaptado por parte de Jaime Marqués y Cristian Conti está protagonizada por  Miki Esparbé, Aura Garrido, Luis Callejo, Álvaro Cervantes, Jesús Carroza, María Botto, Sergio Torrico, Francisco Reyes, Frank Feys, Asia Ortega, Manel Llunell, Ken Appledorn, Dafnis Balduz, Christian Stamm, Manuel Morón y Julius Cotter.
Malnazidos es una producción de Telecinco Cinema, Cactus Flower Producciones, La Terraza Films e Ikiru Films que cuenta con la participación de Mediaset España y Mediterráneo Mediaset España Group.

Sergei Loznitsa visita Madrid para presentar la retrospectiva que le dedica Filmoteca Española

El director ucraniano acudirá al cine Doré los días 26, 28 y 29 de enero de 2022 para presentar algunas de sus películas y charlar con público y periodistas.
Entre los films que componen la muestra podrán verse sus dos trabajos más recientes: Babi Yar. Context y Mr. Landsbergis.
Sergei Loznitsa estará en el cine Doré los días 26, 28 y 29 de enero para presentar “Sergei Loznitsa. Experimentar la historia”, la retrospectiva que Filmoteca Española le dedica a lo largo de tres meses, de enero a marzo de 2022. Además de dialogar con el público, el director ucraniano será entrevistado en directo por diferentes críticos de cine sobre su heterogénea y relevante filmografía. La muestra incluye la premiere madrileña de Babi Yar. Context, un impactante film que revela imágenes rescatadas (contra todo pronóstico) del exterminio judío en Kiev, y el estreno en España en marzo de su última producción, Mr. Landsbergis, un documental de cuatro horas sobre la salida de Lituania de la antigua Unión Soviética.
Tres veces premiado en el Festival de Cannes, Sergei Loznitsa es uno de los nombres fundamentales del cine documental y de archivo del panorama contemporáneo. Parte de su filmografía reconstruye la historia de la Unión Soviética a partir de imágenes localizadas en los archivos rusos y desconocidas hasta entonces: la represión estalinista en la URSS de 1930 (The Trial, 2018), el asedio de Leningrado (Blockade), la masacre de los judíos de Kiev por parte de los nazis en 1941 (Babi Yar. Context, 2021), la muerte de Stalin (State Funeral, 2019), la vida en la URSS en los cincuenta y sesenta según los noticiarios oficiales de la época (Revue, 2008), o el colapso del régimen tras el fallido golpe de estado contra Gorbachov en agosto de 1991 (The Event, 2015).
Su salto a la ficción llega de la mano de My Joy (2010), un film sobre la corrupción y la violencia en la sociedad postsoviética. Posteriormente rodará otras ficciones como En la niebla (2012), en la que vuelve a la Segunda Guerra Mundial y la Bielorrusia ocupada por los nazis; A Gentle Creature (2017), ambientada en la actualidad, pero en una Rusia que parece todavía imbuida en el régimen soviético; y Donbass (2018), una sucesión de historias situadas en la Ucrania ocupada por las fuerzas prorrusas.
Sergei Loznitsa en el Doré
  • 26 de enero a las 20h.: Proyección de State Funeral (2019). Presentación a cargo de Loznitsa y Carlos Reviriego. Después de la proyección de la película tendrá lugar un coloquio con el público a cargo del director.
  • 28 de enero a las 20h.: Proyección de Babi Yar. Context (2021). Tras la proyección tendrá lugar una entrevista en directo a Loznitsa conducida por Enric Albero, crítico y programador cinematográfico.
  • 29 de enero a las 20h.: Proyección de En la niebla (2012). Después de la película tendrá lugar una entrevista en directo a Loznitsa conducida por Jara Yáñez, crítica de cine.
Accede a la hoja de ciclo “Sergei Loznitsa. Experimentar la historia” aquí.

La rebelión de los robots según Jean-Pierre Jeunet, tráiler de «Bigbug»

Algo perdido ha estado en estos últimos años el realizador francés Jean-Pierre Jeunet, posiblemente debido en parte a la fría acogida de sus últimos trabajos tras las cámaras Micmacs (2009) y L’extravagant voyage du jeune et prodigieux T. S. Spivet (2013) el responsable de Amélie parece dispuesto a intentar volver a la senda del reconocimiento con su nueva película titulada Bigbug, film cuyo primer tráiler acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial. La película, un colorido relato de ciencia ficción con elementos de comedia absurda que parecen partir del concepto visto en el Maximum Overdrive de Stephen King, se estrenará vía Netflix el próximo 11 de febrero.
En Bigbug vemos como un grupo de habitantes de las afueras de una ciudad se quedan atrapados cuando una rebelión de androides provoca que sus robots de confianza les encierren en su propia casa por su propio bien.
La película con guion del propio Jean-Pierre Jeunet junto a Guillaume Laurant está protagonizada por Elsa Zylberstein, Alban Lenoir, Isabelle Nanty, Youssef Hajdi, Claire Chust, François Levantal, Claude Perron, Stéphane De Groodt, Dominique Pinon, Sébastien Gill, Guy Donald Koukissa y Koukissa Guy Donald.

Crónica Festival de Sitges 2021. Día 9

Imaginarios exacerbados y la reconfiguración del espacio fílmico a través de la no ficción

No es la primera vez que el realizador australiano Justin Kurzel se detiene en la indagación de la crónica negra acaecida en su país de origen, tras una etapa intermedia con trabajos de un calibre comercial elevado como por ejemplo Macbeth (2015) o Assassin’s Creed (1016) Kurzel vuelve a la carga a la hora de sondear esa cruda trastienda periférica convertida en campo de abono como antecedente previo a la masacre. Nitram nos sitúa en la Australia de mediados de los noventa, Nitram es un joven que vive en casa de sus padres, allí pasa su tiempo entre la soledad y la frustración. Cuando ofrece sus servicios como jardinero conoce a Helen, una heredera marginada que vive sola con sus animales. Juntos, construyen una vida al margen de todo. Cuando repentinamente Helen desaparece trágicamente, la cólera y la soledad de Nitram vuelven a hacer acto de aparición. En ese momento, comienza un largo descenso a los infiernos.

De forma clara debido a su temática y su territorialidad Nitram nos deriva en un primer momento a la áspera opera prima de Justin Kurzel Snowtown, sin embargo el tono de ambas difiere ostensiblemente en relación a unas narrativas percibidas por momentos como divergentes, de ese tono vérité colindante casi con el documental visto en Snowtown pasamos a una película como Nitram que da la sensación de estar al servicio de una muy competente labor actoral, a tal respecto el nuevo trabajo tras las cámaras de Justin Kurzel se rigüe principalmente por ser una película de actores en donde destacan tanto Caleb Landry Jones (Premio al Mejor actor en Cannes 2021) y Essie Davis como secundarios de la talla de Judy Davis o Anthony LaPaglia. A través de dichos postulados Nitram también podría servir como interesante punto de debate en relación a la legitimidad moral que pueden llegar atesorar según qué miradas cinematográficas que apelan a luctuosos hechos reales, en dicho sentido Justin Kurzel se pone, y en parte nos pone, en la piel del asesino adelantándose a la masacre acaecida en Port Arthur, Tasmania, en donde 1996, donde murieron 35 personas.

Como relato que gira principalmente alrededor de la exclusión y la locura posiblemente no estemos ante una historia en donde se intuya una comprensión por el monstruo y si más bien ante una que parece buscar, de forma algo mecánica, respuestas sobre que parcela de la sociedad se puede llevar la porción de responsabilidad correspondiente ante tal fallida, desde el propio hogar, en lo concerniente a una madre e índole castrador, o a un nivel más institucionalizado, representada en la película a través de esa larga escena/denuncia, totalmente arrítmica aplicada al conjunto del relato, en donde vemos como el protagonista, carente de cualquier tipo de autocontrol, consigue sin ningún tipo de traba legal todo un arsenal de armas. Por fortuna en Nitram, que en realidad lo basa todo a una mirada desarrollada alrededor de una serie de eventos direccionados en todo momento a una espiral cuesta abajo como preludio a la tormenta, no se percibe un tono moralizante funcionando relativamente bien en base a su condición de exploración reflexiva de la enfermedad mental aquí expuesta  en forma de drama y como a partir de ello se puede llegar a confeccionar una suerte de radiografía sobre la barbarie. En tal aspecto lo explícito visto en Snowtown se convierte aquí en un continuo fuera de campo que en sus momentos determinantes opta por la elipsis pese que en ambos relatos este muy presente y predomine ese tono agobiante e incómodo que parece encontrar en la Australia profunda un escenario perfecto y proclive a la aparición de vorágines de índole destructivas.

Si en la anterior crónica de este Sitges 2021 hablábamos del realizador Rodney Ascher a propósito de A Glitch in the Matrix es momento para detenernos en otras de las figuras más destacadas del actual panorama documental que analizar diferentes vertientes relacionadas con el séptimo arte a través de la no ficción como es Alexandre O. Philippe, autor cuya presencia en Sitges se ha convertido en habitual como bien lo atestigua que todos sus trabajos, desde su debut en 2010, han sido seleccionados de forma sistemática por parte del festival. The Taking, el nuevo documental de Alexandre O. Philippe examina de forma pormenorizada la representación de Monument Valley en el cine y la publicidad desde La diligencia de John Ford. ¿Cómo llegó esa tierra soberana de los navajos a encarnar la fantasía del viejo oeste y por qué sigue teniendo un significado mítico en la psique global?

De alguna manera una de las cosas más interesante que podemos llegar a apreciar en la trayectoria de Alexandre O. Philippe es comprobar la muy interesante evolución de sus trabajos, si en un primer lugar documentales como The People vs. George Lucas (2021), The Life and Times of Paul the Psychic Octopus (2012), o incluso ese difuso estudio sobre la cultura zombie que es Doc of the Dead (2014), partían casi de la expansión de una simple anécdota en la posterior y notable 78/52 se puede llegar a apreciar un importante salto cualitativo en base a presentar una disección en toda la regla a la hora de impartir una pulcra lección en lo referente al análisis formal de una determinada  secuencia y película, también interesantes resultan sus siguientes Leap of Faith: William Friedkin on The Exorcist y Memory: The Origins of Alien en lo relativo a presentarnos un estudio alternativo que opta por vías no trilladas que indagan en el origen y la creación de dos películas fundacionales de las que prácticamente se ha dicho de todo como son los trabajos de William Friedkin y Ridley Scott.

En The Taking, posiblemente el mejor documental en esencia visto en este Sitges 2021 junto al Woodlands Dark and Days Bewitched: A History of Folk Horror de Kier-La Janisse , Alexandre O. Philippe cambia el análisis de una película por el de un espacio cinematográfico, en este caso el referido a Monument Valley, será a través de la exploración de dicho paisaje en donde se llegue a reflexionar, mediante la voz en off a cargo de anónimos eruditos en la materia solo identificados visualmente en los créditos finales del documental, sobre la importancia de un género tan fundamental en la historia del cine como es el western y como en base a la rememoración de dicho concepto genérico se puede llegar a enfrentar lo entendible como mito y verdad. Como interesante ensayo documental que intenta abordar las representaciones que ha tenido Monument Valley en el cine, la publicidad o la política The Taking incide de forma primordial en ese imaginario asociado al western clásico y su significado en la cultura popular, lastima sin embargo que los 76 minutos de duración del documental se queden algo cortos a la hora de intentar hacer justicia a todas las ideas que Alexandre O.  Philippe nos quiere llegar a plantear, entre ellas algunas tan estimulantes como por ejemplo la relacionada a la creación de mitos y el correspondiente autoengaño estadounidense existente en dicha mirada.

Dentro del nutrido número de documentales vistos este año en Sitges también hubo un pequeño resquicio para ese tipo de trabajos que lejos del trazo reflexivo sobre la materia por la que transitan terminan estando más direccionado a ser un producto básicamente destinado a satisfacer la curiosidad informativa del fan, el objeto de exposición en esta ocasión es la miniserie televisiva de principio de los 90 It a cargo de Tommy Lee Wallace. Pennywise: The Story of IT nos cuenta como treinta años después de su estreno en televisión, la primera adaptación oficial de It forma parte ya del imaginario popular. La miniserie dirigida por Tommy Lee Wallace presentó en sociedad a Pennywise, una de las creaciones más terroríficas de Stephen King. Un documental que repasa la creación y el legado de la miniserie con abundantes imágenes inéditas y con la presencia de Tim Curry, el mismísimo Pennywise.

En realidad existe muy poco misterio alrededor de los fundamentos que atesora un trabajo de las características de Pennywise: The Story of IT, posiblemente su función solo consista en exponer un material hasta ahora inexistente de cara al fan, a tal respecto este estudio sobre la gestación, realización y posterior repercusión de la miniserie basada en la popular novela de Stephen King da la impresión de ir en todo momento con piloto automático en base a su naturaleza de ser un ejercicio completista destinado y concebido por el aficionado que no oculta su condición de ser algo parecido a un lujoso extra de una edición doméstica que arroja una valiosa información para aquellos que estén interesados en ella, en el encontraremos casi toda las referencias disponibles de aquella producción provisto de un generoso catálogo de entrevistas, en realidad solo se echa en falta el testimonio de Stephen King,  de todos los implicado en el proyecto. Lástima para los que buscamos algo más de trasfondo en este tipo de trabajos que el documental de Chris Griffiths pase de putillas por cuestiones tales como matizar hoy en día en su justa medida el auténtico significado de esa nostalgia cinematográfica revisionista que dada su condición suele elevar un producto por encima de su calidad real y como a partir de dicha evocación pasamos por un espacio cada vez más corto de tiempo a la hora tanto de infravalorar un producto como de enervarlo. Posiblemente esta y otras reflexiones, también la referida a contextualizar de forma algo más extensa el tiempo, la percepción y su repercusión del ámbito televisivo en el momento en que vio la luz la serie, darían lugar a un documental alternativo más direccionado a un tono que analizara con más minuciosidad el fascinante fenómeno intergeneracional, y la percepción derivada de todo ello, aplicada al fandom.

De esa vasta y por momentos inacabable cosecha procedente del festival de Sundance llego a Sitges el nuevo trabajo de los realizadores Kentucker Audley y Albert Birney Strawberry Mansion, un cambio de timón temático por parte de los responsables de la divertida Sylvio (2017) que nos sitúan en un sueño febril  de tono retrofuturista y color acaramelado a través de una historia de supuesto índole existencialista. En Strawberry Mansion vemos como en un futuro no muy lejano, un Estado que controla cada movimiento de la ciudadanía realiza lo que se denomina «auditorías de ensueño» para recolectar impuestos a costa del inconsciente del cerebro. El respetable agente del Gobierno James Preble viaja a una remota granja para realizar una auditoría de los suelos de Arabella “Bella” Isadora, una artista algo excéntrica ya entrada en años. Allí descubre una enorme colección de VHS en la que Bella almacena los sueños de cientos de personas. En uno de ellos Preble contempla un secreto que le ofrece una última posibilidad de amar, así como también de no perder la esperanza de escapar de su tétrico mundo.

Hay cosas ciertamente interesantes en Strawberry Mansion que nos deriva a un imaginario de tono alucinógeno en base a la extraña visión que hace del American way of life a través de una historia provista de un surrealismo sobrio que carga contra un supuesto control gubernamental. En la película encontramos momentos ciertamente imaginativos y retorcidos creados a través de una animación stop-motion en donde podemos encontrar a ratas parlantes de tamaño real que navegan en un barco pirata y todo tipo de extrañas imágenes deformadas que otorga al producto la sensación final de estar ante una especie de muestrario de arte pop estilístico convertido de manera algo forzada en largometraje, lo cual no deja de ser una buena idea siempre que en la propuesta exista un núcleo narrativo emocional empático para con la audiencia. Sin embargo todos los personajes, y sus acciones, de Strawberry Mansion eligen de alguna manera interpretar sus roles a modo de cifras percibidas como estoicas y arquetípicas que se deslizan a través de la película como si estuvieran en una especie de estado de sueño permanente, lo cual hace que el film, y todo lo que cuenta, se sienta aún menos anclado a la realidad. El resultado es un ejercicio de estilo algo autoindulgente que termina siendo farragoso en lo relativo a su desarrollo, como si en el relato en cuestión se percibiera un generoso muestrario de ideas y conceptos sin un fin claro en referencia a cómo llegar a plasmarlo, no otorgando el tipo de sentimiento que un servidor podía intuir de un principio de una película cuya premisa prometía ser un sugerente cruce temático del Black Mirror de Charlie Brooker, Paprika de Satoshi Kon o La science des rêves de Michel Gondry. Puestos a pedir a un servidor le hubiera gustado una versión algo más punzante de un relato que termina siendo relativamente audaz en lo relacionado a su génesis pero bastante inerte en lo concerniente a tomarse al pie de la letra el concepto de cine expuesto a modo de fábrica de sueños de tono bienintencionado.

Mucha expectación había generado en según que determinados círculos el segundo largometraje del francés Bertrand Mandico tras su reconocida Les garçons sauvages (mejor película de 2018 según Cahiers du Cinema), After Blue, cuya premier mundial tuvo una lógica acogida en el pasado Festival de Locarno (Premio FIPRESCI), nos trasporta a una cinematografía cada vez más extinta de muy complicada catalogación genérica en lo relacionado a poner a prueba la paciencia de un tipo concreto de espectador que si consigue entrar en dicho entramado narrativo se verá recompensado de sobras con una de las propuestas más estimulantes e inclasificables de este 2021. After Blue nos sitúa en un futuro lejano a través de un planeta salvaje en donde solo las mujeres pueden sobrevivir en medio de una particular flora y fauna. La solitaria adolescente Roxy libera a una criminal que estaba enterrada en la arena. Una vez libre, la mujer vuelve a sembrar el terror y la muerte. Roxy y su madre, Zora, serán consideradas por este hecho responsables,  algo que hará que se les exilia de su comunidad y se les condena a localizar a la asesina. Así, comienzan un peligroso periplo por los territorios fantásticos y fantasmales de su sucio paraíso.

Según palabras del propio Bertrand Mandico After Blue nace del propósito de ensalzar y en parte reconfigurar la presencia de la mujer en el cine tomando como principales conceptos su papel en géneros como el western, también en lo relacionado a la crueldad existente en los cuentos de hadas clásicos y al lirismo que a veces atesora la ciencia ficción, dicho posicionamiento no deja de ser expuesto a través de una mirada bastante particular pues en After Blue las referencias a los géneros cinematográficos que aborda se alejan de esa estigmatización que suelen sufrir de forma tan habitual por ejemplo el western o la ciencia ficción. Para ponernos algo en contexto al igual que en el cine perpetrado por Hélène Cattet y Bruno Forzani Bertrand Mandico se muestra totalmente irreductible a la hora de crear un imaginario, aquí mostrado a modo de una especie de anti paraíso poblado únicamente por mujeres, percibido como único y expuesto a medio camino entre lo poético y lo cruel sin llegar a atesorar ninguna concesión a convencionalismos genéricos, en el podemos intuir, apelando a cierta estética de los años setenta, a conceptos propios del western post-apocalíptico provistos del delirio visual de por ejemplo el Fando y Lis y La montaña sagrada de Alejandro Jodorowsky, o componentes surrealistas de tono kitsch, cutres a propósito, relativamente semejantes por poner otro ejemplo al Flash Gordon de Mike Hodges. Ante tales referentes After Blue como relato que desafía en todo momento la zona de confort del espectador pude ser interpretado entre otras muchas cosas a modo de grotesca fabula que transita sobre la naturaleza salvaje de las mujeres, todo ello expuesto a través de una película provista de claras connotaciones catárticas dada su poca disimulada tendencia al exceso otorgando a Bertrand Mandico y su cine esa etiqueta, cada vez más difícil de encontrar hoy en día, de autor único y de culto que recicla y se apropia de conceptos ajenos a cual más dispares para hacerlos suyos en base a una de las miradas más sugerentes y relevantes surgidas en estos últimos años en el actual panorama de cine europeo de autor.

 

Entrevistas con directores del cine fantástico

La presente antología comprende un total de cincuenta y dos entrevistas realizadas a otros tantos cineastas que, en mayor o menor medida, han desarrollado o desarrollaron sus respectivas trayectorias profesionales dentro de los parámetros del género fantástico. Cada una de estas entrevistas viene acompañada de una aproximación, a modo de introducción a cineastas poseedores, en buena parte de los casos, de una personalidad cinematográfica bien marcada. Del valor historicista de .te volumen razona por sí solo el he-cho que aglutine una amplia representación de directores que con el devenir de los años han pasado a ocupar la categoría de clásicos (Joe Dame, Richard Fleischer, Walter Hill, Tobe Hooper, Neil Jordan y George A. Romero, entre otros), de cineastas de culto en una elevada proporción (Larry Cohen, Don Coscarelli, Stuart Gordon, Curtis Harrington, Jack Sholder y Brian Yuzna, entre otros muchos) y en un porcentaje considerablemente menor adscritos al rango de malditos (Alex Coz, Jesús Franco y Richard Stanley por citar tan solo tres ejemplos). Los especialistas del género fantástico Aleo Aguilera, José Luis Salvador Estébenez y Carlos Durbán han sido los encargados de brindar una obra imprescindible para todos aquellos prestos a acercarse al pensamiento de cineastas de distintas generaciones procedentes de distintas latitudes que han contribuido y siguen contribuyendo (en buena parte de los casos con mención especial para una amplia representación de realizadores del estado español) a robustecer los cimientos del Séptimo Arte en su derivada fantástica.

Autor: Álex Aguilera, José Luis Salvador Estébenez y Carlos Durbán, Editorial: Kane ediciones, Páginas: 480

Una oscura fábula finlandesa, tráiler de «Hatching»

Empiezan a llegar los primeros avances de algunos de los títulos que se podrán ver en la próxima edición online del Festival de Sundance, dentro del apartado del fantástico y siguiendo la buena estela de películas provenientes últimamente de la cinematografía nórdica nos llega un primer tráiler de la mano de IFC Midnight, que podéis ver a final de página junto a su póster oficial, de la prometedora Hatching (Pahanhautoja en original), film que supone el debut tras las cámaras de la realizadora Hanna Bergholm y que tiene previsto su estreno simultaneo en cines y VOD de Estados Unidos para el próximo 29 de abril.
En Hatching vemos como una joven gimnasta de 12 años llamada Tinja está desesperada por intentar complacer a una madre que está obsesionada con la imagen, responsable de un popular blog  llamado ‘Lovely Everyday Life’ que presenta la existencia idílica de su familia. Un día, después de encontrar un pájaro herido en el bosque, Tinja, sin el conocimiento de sus padres, lleva su extraño huevo a casa, lo acuesta en su cama y lo nutre hasta que sale del cascarón una extraña criatura que se convierte en su amigo más cercano al mismo tiempo que en una pesadilla viviente, sumergiendo a Tinja bajo el barniz impecable de una realidad retorcida que su madre se niega a ver.
La película con guion a cargo de Ilja Rautsi está protagonizada por Jani Volanen, Sophia Heikkilä, Saija Lentonen, Reino Nordin, Siiri Solalinna, Stella Leppikorpi, Oiva Ollila, Ida Määttänen, Hertta Karen y Miroslava Agejeva.

La Casa Encendida: La cara B de la realidad: Feminismo Weird

Cartografía de las expresiones feministas pasadas y presentes ajenas a los marcos convencionales de crítica y pensamiento, localizadas en los ámbitos del ensayo, la literatura y las artes plásticas y audiovisuales.
Vivimos tiempos en que el feminismo ha afianzado por fin sus discursos de igualdad, emancipación y justicia en la esfera sociopolítica.
El propósito de este taller es avanzar más allá de las corrientes hegemónicas del movimiento y explorar sus singularidades, disonancias y zonas de sombra. Aspiramos a profundizar en sus discursos y ampliar sus perspectivas a través de la exploración de manifestaciones culturales y artísticas marcadas por la extrañeza hacia lo consensuado como realidad, en la que juegan papeles fundamentales el subconsciente, los tabúes, lo reprimido y (auto)censurado, lo (a)social.
Quienes asistan al taller tendrán acceso desde la primera sesión a una amplia bibliografía virtual adicional sobre las cuestiones tratadas en el mismo.
Impartido por:
Paula López Montero es graduada en Comunicación Audiovisual y postgraduada en Crítica y argumentación filosófica. Compagina la investigación en la Biblioteca Nacional de España con el doctorado en el departamento de Filosofía y Letras de la UAM. Colaboradora habitual en medios como Cine Divergente y en el seminario permanente de Hermenéutica y Literatura comparada HELICOM. Su atención se centra especialmente en las representaciones y obras literarias occidentales del siglo XX.
Elisa McCausland, periodista, crítica e investigadora, y Diego Salgado, crítico de cine, reflexionan desde hace quince años sobre los sentidos, contextos y potenciales de la cultura popular y el feminismo, con especial incidencia en el cine y el cómic. Juntos o por separado han colaborado en medios como Caimán Cuadernos de Cine, Comicmanía, Radio 3, El Salto, Guía del Ocio, Imágenes de Actualidad, Pikara Magazine, Sangre Fucsia y SoFilm, así como en numerosos libros colectivos. En la actualidad comparten micrófono en Trincheras de la Cultura Pop, work in progress ensayístico impulsado por la editorial consonni. Además, escriben a cuatro manos crítica y estudios en torno al audiovisual en la revista Dirigido Por e imparten conferencias y seminarios sobre todos los temas apuntados en los ámbitos de la academia y la divulgación. Elisa es autora de los libros Wonder Woman: El feminismo como superpoder (errata naturae, 2019) y, junto a Diego, de Supernovas: Una historia feminista de la ciencia ficción audiovisual (errata naturae, 2019) y Sueños y Fábulas: Historia de Vertigo (ECC, 2021).
Duración: 14 horas
Ficheros adjuntos

Terror y porno, primer tráiler de «X», lo nuevo de Ti West

Desde su incursión en el western con la reivindicable In a Valley of Violence (2016) poco hemos sabido de Ti West durante estos últimos años años más allá de sus colaboraciones en series televisivas como Wayward Pines, Soundtrack o la más reciente Them, con X, cuyo primer tráiler de la mano de A24 acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial, Ti West regresa a ese cine de terror de índole revisionista con el que se dio a conocer con trabajos como The House of the Devil o The Innkeepers con una cinta que vista sus primeras imágenes parecen remitirnos en base a su tono a las primeras películas de Tobe Hooper.
 X nos sitúa en 1979, en dicho año veremos como un grupo de jóvenes se proponen realizar una película para adultos en una apartada zona rural de Texas, sin embargo cuando sus anfitriones, una pareja de ancianos, empiecen a mostrar una serie de comportamiento extraños los jóvenes huéspedes tendrán que verse obligados a luchar de forma desesperada por intentar poder conservar sus vidas.
La película, que se estrenará en Estados Unidos el próximo el 18 de marzo de 2022, con guion del propio Ti West está protagonizada por Mia Goth, Jenna Ortega, Martin Henderson, Brittany Snow y Scott Mescudi.

Crónica Festival de Sitges 2021. Día 8

Sugerentes elipsis sobre la fe y aparatosas propuestas situadas en el  Swinging London

Fue indiscutiblemente uno de los platos fuertes de este Sitges 2021, curiosamente Edgar Wright estuvo presente por partida doble en esta edición del festival, junto a Last Night in Soho también se pudo ver su documental The Sparks Brothers, notable trabajo que repasa la trayectoria artística de los hermanos Mael cuya presencia en Sitges, por aquello de ser un documental de índole musical, de forma algo sorprendente no sorprendió en exceso ni genero interrogantes más allá de ser una de esas difusas colaboraciones entre distintos eventos culturales, en esta ocasión la referida al Primavera Sound, en Last Night in Soho, que si tenía una justificada presencia genérica en el certamen, vemos como una joven apasionada por la moda tiene la habilidad de poder entrar en la década de 1960, lugar donde se encuentra con su ídolo, un atractivo aspirante a cantante. Pero el Londres de los sesenta no es lo que parece, y el tiempo comenzará a desmoronarse con sombrías consecuencias al presenciar en uno de sus viajes al pasado un terrible acontecimiento.

Si algo queda meridianamente claro en el séptimo largometrajes de Edgar Wright es su inequívoca condición de aglutinador de referentes culturales de índole pop, en esta ocasión expuestos a través de una lujosa re visitación fantástica al Swinging London de muy generoso diseño de producción que termina derivándonos en su parte final a contornos genéricos propios del Giallo. En Last Night in Soho poco importa que el elemento fantástico del relato apenas sea mínimamente razonado o justificado, aquí lo que parece realmente importante es operar todo el entramado argumental a través de las múltiples referencias cinefilias que parece ofrecer el relato, en tal sentido como apuesta arriesgada que es la película de Edgar Wright termina siendo un producto bastante irregular en lo relativo a su resolución final, atrayente en primera instancia gracias a la construcción del lujoso imaginario por los que habitan sus personajes pero insatisfactorio en lo concerniente a un cómputo global que no logra ir más allá en referencia a lo que es su propia narrativa. De esta manera los personajes Last Night in Soho, como en la gran mayoría de películas de Edgar Wright, parecen adolecer de la complejidad necesaria por mucho que el camino elegido para la ocasión no vaya  más allá de ser un simple thriller que deriva en un tono angustioso en su tramo final, en la trastienda y oculto tras su aparatosa exhibición formal quedaran entre otras muchas interesantes digresiones solo formuladas de forma superficial como por ejemplo esa desviada mirada femenina ocasionada a raíz del abuso del hombre, su condición de objeto y la impunidad ocasionada por dicha situación con la que se suelen truncar los sueños.

Rodney Ascher puede considerarse como uno de esos sospechosos habituales cuyos nuevos trabajos siempre suelen ser en mayor o menor medida bastante susceptibles de estar presentes en Sitges, aunque a través de enfoques  totalmente distintos, Ascher se une a autores como Alexandre O. Philippe, cuyo magnífico documental The Taking abordaremos en la próxima crónica, o Mark Hartley que en estos últimos años han enriquecido y en parte amplificado los debates expuestos en un formato en un principio tan hermético como puede llegar a ser el de la no ficción. A Glitch in the Matrix cuestiona ¿Qué pasa si vivimos en una simulación y el mundo tal como lo conocemos no es real? Rodney Ascher utiliza un discurso de Philip K. Dick para sumergirse en el agujero del conejo de la ciencia, la filosofía y la teoría de la conspiración. En la exploración de lo indemostrable, la película utiliza entrevistas con personas reales envueltas en avatares digitales y una amplia gama de voces, tanto de expertos como de aficionados.

La sensación final que otorga A Glitch in the Matrix es la de estar ante un trabajo, como ya ocurrió con la fallida The Nightmare (2015), que no termina de satisfacer del todo las infinitas posibilidades de la que parece estar estructurada la sugerente premisa que nos plantea de un inicio, a diferencia de Room 237 (2012) A Glitch in the Matrix no se centra en diseccionar una sola película a la hora plantear delirantes teorías alrededor de ella, aunque estas últimas si terminan de estar presentes  en lo relativo a las reflexiones lanzadas aquí sobre la simulación y la manipulación de nuestra realidad por parte de un variopinto grupo de testimonios. Sin embargo si podemos encontrar más de una similitud con el estudio que se hacía del clásico de Stanley Kubrick a la hora de establecer una serie de conexiones entre ambos trabajos que dan la impresión llegado a un determinado punto de no tomarse demasiado en serio su muy disperso discurso.

El mensaje en A Glitch in the Matrix representa en cierta manera, a través de un tono que puede percibirse perfectamente como tragicómico, una especie de desesperada búsqueda humana de lo entendible como la lógica y el orden de nuestro día a día, también, y casi a modo de anexo narrativo muy poco cohesionado al relato que incluso nos deriva al True Crime, al riesgo que puede llegar a ocasionar el estar convencido de que el mundo en que vives es una simulación pensando que según qué peligrosos actos cometidos no tendrán una consecuencia en la vida real, o sea, llegados a un determinado momento se deja de lado el análisis de la especulación para centrarse en lo ocasionado a través de ella. En tal sentido la irregularidad tonal que preside todo el metraje del documental de Rodney Ascher posiblemente termine encontrando sus mejores momentos cuando se le otorga el testimonio a los que siempre han sido los auténticos eruditos de dicha temática, autores que a lo largo de los años y través de la ficción han sabido esgrimir las teorías más cautivadoras y sugerentes, a tal respecto las imágenes de archivo que vemos del escritor Philip K. Dick en una conferencia sobre la materia ofrecida en la localidad francesa de Metz en el año 77 nos ponen sobre aviso en lo relativo a como estos referentes literarios de alguna manera allanaron el camino y fueron la punta del iceberg a una masiva infiltración cultural sobre la percepción de una realidad que en según qué casos con el paso del tiempo y la aparición de nuevas tecnologías han terminado derivando en una peligrosa disociación mental del individuo coetáneo.

A propósito de la funcional The Exorcism of God de Alejandro Hidalgo hablábamos en una de las anteriores crónicas de este Sitges 2021 de ese subgénero tan poco proclive a la subversión como resulta ser el relacionado a historias que nos muestran exorcismos y posesiones, a tal respecto y en unos tiempos en donde el ensayo cinematográfico escrito pese a una desmedida proliferación da la sensación de estar bastante devaluado no está de más recomendar textos tan interesantes como el publicado recientemente por Hermenaute “Libranos del mal” a cargo del crítico Antonio José Navarro, libro que explora dicha temática con bastante detenimiento y acierto, el segundo trabajo tras las cámaras de Mickey Reece intenta de alguna manera abrir una vía alternativa a través de su narrativa, principalmente en lo relacionado a como son representadas e interpretadas según qué tipo de posesiones demoniacas.  En Agnes  somos testigos de cómo El perturbador comportamiento de una monja lleva a la iglesia a iniciar una investigación para decidir si se trata de un caso de posesión demoníaca. Los hombres de dios enviados al convento son un cura desencantado con la profesión y su alumno, un joven aspirante a párroco. Con unos métodos más que cuestionables, esta extraña pareja intentará averiguar si hay algo sobrenatural que domina a la monja.

De alguna manera Agnes no puede considerase tanto una película de género fantástico y si más un drama que reflexiona sobre la fe religiosa y la naturaleza de las creencias que rodea tal concepto, aquí la novedad viene dada en la medida de asistir a una abrupta elipsis a mitad de metraje que vertebra la película en dos relatos bien diferenciados entre sí, unas narrativas antagónicas que cambiaran el enfoque de manera drástica en referencia a sus formas tonales, esto evidentemente  no otorga de buenas a primeras el beneplácito a una película que intenta no transitar por caminos trillados aunque si se intuye en ella una ambición narrativa algo inusitada, en este caso más que originalidad entendida como tal Agnes crea de alguna manera cierto desconcierto hacia el espectador dada su inequívoca naturaleza de relato poco proclive a interpretaciones fáciles. Una primera parte en donde entra en acción ese supuesto elemento fantástico, en esta ocasión una supuesta posesión demoniaca, lo curioso del conjunto viene dado en la medida en que la diferencia de ambos segmentos no solo está relacionada en lo concerniente a su vertiente genérica sino también en  lo relativo a su tono, una primera parte que parece remitirnos a cualquiera de las películas de Richard Bates Jr. en base a un tipo de humor cercano a la ironía que aparece de forma puntual en una historia de índole sobrenatural, a continuación pasamos a un drama bastante más lineal y contenido en relación a unas formas que indagan en el vacío existencial y la necesidad, ante la precariedad emocional, de una doble penitencia, la monástica, la representada en la primera parte del film, y una más terrenal, la correspondiente al segundo segmento, la referida al difícil día a día de un entorno percibido como hostil. Pese a que Agnes no termina por cerrar todos los cabos que nos presenta en Mickey Reece se puede percibir una mirada inquieta en relación a un tipo de creatividad cada vez más difícil de encontrar en el actual cine independiente norteamericano.

Si en esta misma crónica nos referíamos a la opera prima de Karen Cinorre Mayday como una obra que tomaba entre sus numerosos y muy variopintos referentes el concepto de Alice in Wonderland otro debut tras las cámaras, el de la joven realizadora Carlson Young, nos trasporta a una serie de imaginarios nuevamente  deudores tanto de la obra de Lewis Carroll como también de una autora tan fundamental como es Margaret Cavendish, en esta ocasión todo expuesto de forma algo más afortunada que su predecesora al no atesorar ningún tipo de atadura genérica en su armazón. En The Blazing World vemos como desde los seis años, una mujer llamada Margaret no ha podido llegar a olvidar el traumático recuerdo de ver a su hermana ahogarse en la piscina familiar mientras sus padres tenían una acalorada discusión. Ya como adulta se desliza cada vez más hacia la locura a través de visiones oníricas, contemplando el suicidio como una opción para poder acabar con un sufrimiento que parece no poder superar. A través de una oscura épica situada entre los rincones más brumosos y aterradores de su imaginación, Margaret intentara liberarse de los demonios interiores que la empujan cada vez más cerca del abismo.

Como hemos comentado más arriba en The Blazing World, a diferencia de Mayday, el trauma, y esa transfiguración que la deriva a una realidad alternativa, es percibido como individual y no global en base a la exposición de un cuento de hadas provisto de numerosos elementos terroríficos de índole onírico y tono escapista, a través de esta premisa Carlson Young, que aquí expande a largometraje su corto homónimo de 2018, plantea un relato en donde la sensación termina siendo la de priorizar en demasía la estética por encima de cualquier otro tipo de herramienta narrativa. La impresión final, como otras muchas operas primas de hoy en día que parecen ser tendencia dentro del género, es la de estar ante un producto en lo relacionado a su génesis demasiado autoindulgente que lo juega todo a una ostentosa ornamentación cuya lectura alegórica resulta algo tosca, un poco a la manera de aquella fallida Paradise Hills de Alice Waddington, que lejos de ser original en relación a su supuesto preciosismo reincide en ese temario que utiliza la fantasía y el doble juego de espejos como un escape de las frías garras de la realidad. The Blazing World termina siendo una película que pese a su ambición se queda corta a nivel narrativo, según se mire incluso en lo visualmente, al no ir más allá de una premisa inicial que nos deriva a la consabida fantasía, que aquí fluctúa a medio camino entre el surrealismo y lo lisérgico, que actúa a modo de terapia sanadora en relación a traumas infantiles del pasado enterrados dentro de la psique humana, interesantes intenciones al fin y al cabo las llevada a cabo por parte de Carlson Young que esperemos en un futuro consigan estar asimiladas de forma más adecuada en lo relacionado a como la metáfora termina siendo aplicada a ese inabarcable imaginario psicológico que a veces suelen transitar las dañadas percepciones febriles.

Otras de las numerosas muestras presentes este año en Sitges que orbitaron de forma algo obsesiva  sobre el intento de derrumbe del patriarcado a través de una mirada de clara concepción feminista, que no femenina, fue el debut tras las cámaras de la realizadora norteamericana Karen Cinorre Mayday, cinta que explora mediante curiosos imaginarios fantásticos el intento de refugio de la mujer ante un ambiente percibido desde un inicio como hostil. La película nos muestra como Ana es transportada a un mundo onírico y peligroso en el que se une a un grupo de chicas que libran una guerra sin fin a lo largo de una escarpada costa. Aunque encuentra su propia fuerza en este estimulante mundo, no tarda en darse cuenta de que es incapaz de convertirse en la asesina que sus nuevas amigas pretenden que sea.

En los muy evidentes ecos que se detectan en Mayday a referentes culturales como por ejemplo The Wizard of Oz, Alice in Wonderland, Lord of the Flies o incluso al antiguo mito griego de las sirenas encontraremos posiblemente el punto más interesante de una cinta en donde nuevamente se intuye como más interesante el vehículo estilístico que utiliza que un discurso percibido como algo tosco con respecto a ese universo paralelo mostrado aquí como campo de batalla contra la opresión masculina. Mayday se une de alguna manera a fantasías recientes de venganzas femeninas llevadas al cine como por ejemplo Promising Young Woman o Assassination Nation en donde las reglas siguen estando en gran parte mal definidas en base a la construcción de mundos alegóricos en donde no se termina de adecuar los personajes a dicho escenario, el discurso aquí expuesto por Karen Cinorre nos derivara a un tono de índole militarista al presentarnos un espacio onírico en donde la curación es llevada a cabo a través de una suerte de purgatorio en donde las víctimas del mundo real reciben un entrenamiento de autodefensa para mujeres maltratadas físicamente y emocionalmente, allí supuestamente aprenderán las habilidades necesarias para enfrentarse a sus agresores reales. Lástima que Mayday se empeñe en mostrar de forma aparatosa, y no matizar, más atención al espectro del abuso emocional y la correspondiente violencia llevada a cabo por los propios personajes femeninos que a la exploración propiamente dicha de la curación del trauma ocasionado. Al igual que otras recientes muestras llevadas al cine de características similares el mensaje finalmente es percibido como algo líquido por mucho que su envoltorio sea intuido en una primera instancia como atrayente, que para más inri dicha narrativa es enfatizada por esa impronta supuestamente postmoderna Made in Sundance, especialmente visible en la reiterativa banda sonora a cargo de Colin Stetson, otorgando al producto una naturaleza más dada a florituras estilísticas que a una acertada lectura de los simbolismos que da la impresión que pretender explorar.

Curso online: Maestros del cine asiático Vol.1

Introducción:

El curso ‘Maestros del cine asiático (Vol.1) repasa a lo largo de diez sesiones a un grupo heterogéneo de directores de las distintas industrias del cine en Asia, algunos más desconocidos y otros que han sido los “facilitadores” de la llegada del cine asiático a occidente. Diez maestros (entre clásicos y contemporáneos) que consiguieron traspasar fronteras e hicieron que las cinematografías asiáticas se reconocieran en occidente a través de sus miradas.

Un curso que se ve complementado con un canal ’Maestros del cine asiático’ disponible en la Plataforma Filmin para todos los alumnos inscritos; y los cinco primeros alumnos en inscribirse, recibirán además un regalo cineasiático de bienvenida (libro, DVD, Bluray).

Ficha técnica:

Duración: del 18 de enero al 22 de marzo de 2022

Horas: 20 horas

Sesiones: (1 sesión a la semana) 2 horas de duración los martes de 19:00h a 21:00h

Modalidad: online (a través de la plaforma Zoom)

Precio: 120€

Promoción especial: Todos los alumnos podrán acceder al canal ’Maestros del cine asiático Vol.1’ de Filmin a lo largo de un mes.

Pack de bienvenida: A los 5 primeros alumnos que se apunten al curso, además de la oferta de Filmin, tendrán un regalo cineasiático de bienvenida que se les enviará por correo (libro, DVD, Bluray).

Certificado del curso: Todos los alumnos que superen el 60% de las clases recibirán un certificado final del curso expedido por CineAsia.

Sesiones:

 SESIÓN 1

 Martes 18 de enero de 2022 de 19.00 h a 21.00 h

Japón – Akira Kurosawa

Cuando a principios de los años 50 el Festival de Venecia sustituía un film que se había caído de su programación por “Rashomon”, poco podían imaginar que comenzarían la internacionalización del cine japonés. Quizás el director más influyente de la historia, dejando un fuerte legado no solo en su país sino también en Hollywood, la filmografía del llamado Emperador del cine japonés es una de las imprescindibles para cualquier cinéfilo.

SESIÓN 2

Martes 25 de enero de 2022 de 19.00 h a 21.00 h

Japón – Hayao Miyazaki

El gran maestro de la animación japonesa y uno de los pilares de Studio Ghibli, lleva más de 30 años creando obras maestras del calibre de El viaje de Chihiro o La princesa Mononoke, además de imaginar a íconos globales como Totoro. Siempre dando importancia a la relación entre hombre y naturaleza, y con un sentido de la aventura europeo, el cine de Miyazaki ha cruzado generaciones manteniéndose como uno de los más queridos por crítica y público.

SESIÓN 3

Martes 1 de febrero de 2022 de 19.00 h a 21.00 h

Corea del Sur – Kim Ki-young

Nacido en Seúl en 1922, Kim Ki-young es uno de los grandes realizadores de la época dorada del cine coreano. Perfeccionista y minucioso, Kim Ki-young trabajó durante una época difícil para su país, y se atrevió con temas que le costaron la censura y desconfianza de las autoridades. Trabajó de forma independiente, lo que le permitió asumir un estilo personal, que muchas veces le costó el calificativo de director de serie B, hasta que en 1997 vio relanzada su carrera gracias a una retrospectiva organizada por el Festival Internacional de Busan. Su película The Housemaid (1960) ha influido decisivamente en la carrera de Bong Joon-ho.

SESIÓN 4

Martes 8 de febrero de 2022 de 19.00 h a 21.00 h

Corea del Sur – Bong Joon-ho

Pocos cineastas asiáticos pueden alardear de tener un Oscar en su casa. El director coreano a sus 50 años ya puede presumir de tener los 4 primeros Oscar que se lleva el cine coreano a lo largo de sus 100 años de historia. Sociólogo de formación, el cine de Bong Joon-ho siempre ha dado importancia a las clases sociales y a la situación de los más desfavorecidos. Su cine sabe jugar como pocos con los géneros, pasando de la comedia al drama y del fantástico al terror más grotesco o la ciencia-ficción.

SESIÓN 5

Martes 15 de febrero de 2022 de 19.00 h a 21.00

China – Jia Zhangke

El cine de China dio un giro de ciento ochenta grados a principios de los años 90, cuando en plenos cambios político-sociales en el gigante asiático llegaba una nueva camada de directores de cine, rebelándose a la autoridad al querer grabar la realidad del país con sus cámaras digitales. Jia Zhangke, un joven de una provincia alejada de las grandes urbes, pero con un talento innato para mostrar esos cambios con historias llenas de simbolismo, se ha convertido en uno de los mejores cronistas de este periodo de evolución extraordinaria.

SESIÓN 6

Martes 22 de febrero de 2022 de 19.00 h a 21.00 h

Hong Kong – Wong Kar-Wai

Dentro del cine de Hong Kong, en el que el gusto por los géneros y el cine más popular convirtió a la antigua colonia británica en el Hollywood asiático, destaca la presencia de uno de los grandes autores del cine mundial de las últimas décadas, aclamado en todos los grandes festivales gracias a su visión romántica y nostálgica de las relaciones humanas. Con obras maestras como Deseando amar, Wong Kar-Wai se ha convertido en uno de los directores fundamentales del cine contemporáneo.

SESIÓN 7

Martes 1 de marzo de 2022 de 19.00 h a 21.00 h

Taiwán – Edward Yang

Nacido en Shanghai en 1947, al año y medio de nacer se traslada junto a su familia a Taiwán, pues su padre era un funcionario de Hacienda del Kuomintan y el Partido Comunista había subido al poder. Su obra, a caballo entre Taiwán y Estados Unidos, es una de las más reconocidas de los directores pertenecientes a la Nueva Ola que revolucionaron el cine de Taiwán a finales de los 80, principios de los 90. Su última película, YiYi, premio al mejor director en Cannes 2000, no se estrenó en su país hasta el 10º aniversario de su muerte.

SESIÓN 8

Martes 8 de marzo de 2022 de 19.00 h a 21.00 h

India – Satyajit Ray

Sin duda, uno de los grandes maestros del cine mundial, Satyajit Ray puso al cine de India en el mapa gracias a su “Trilogía de Apu”, que pasó por los grandes festivales europeos a mediados de los años cincuenta dejando un reguero de merecidos premios. Artista multidisciplinar, Ray destiló en una filmografía llena de sutilidad, poesía y laboriosidad, su visión humanista, sirviendo de inspiración para centenares de cineastas del planeta.

SESIÓN 9

Martes 15 de marzo de 2022 de 19.00 h a 21.00 h

Filipinas – Brillante Mendoza

Brillante Mendoza, se convirtió en el año 2009, en el primer realizador filipino que se alzaba con la Palma de Oro al mejor director en Cannes por su película Kinatay. Brillante Mendoza (San Fernando, 1960) estudia Publicidad en la universidad y se inicia dentro de este mundo hasta que un amigo le propone rodar una película para el mercado del vídeo: Masahista, de 2005, con la que gana el prestigioso Festival de cine de Locarno. Un director que retrata la realidad filipina con una cámara que penetra hasta en los rincones más insospechados.

SESIÓN 10

Martes 22 de marzo de 2022 de 19.00 h a 21.00 h

Tailandia – Apichatpong Weerasethakul + cierre del curso

Apichatpong Weerasethakul no es un director al uso, es decir, un realizador que se mueve exclusivamente en el medio cinematográfico, sino que va mucho más allá. El cineasta tailandés entiende su trabajo como un todo, y en ese todo él es una pieza más del grupo de colaboradores habituales en sus películas. Ganador de la Palma de Oro en Cannes con su película Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas (2010), el director ha sabido plasmar la trágica historia de su país a través de cortometrajes, largos y exposiciones, con una mirada de 360º.

Profesorado:

Eduard Terrades Vicens

Josep Santcristòfol

Ricard Planas

Víctor Muñoz

Enrique Garcelán

Gloria Fernández

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Maestros del cine asiático Vol.1

 

La incipiente brujería del siglo XIX, tráiler de «You Won’t Be Alone»

Empiezan a ver la luz los primeros adelantos de algunas de las películas que estarán presentes en la próxima edición del Festival de Sundance, una de ellas será el debut en la dirección del australiano Goran Stolevski You Won’t Be Alone, film, que nos remite en algo a la reivindicable Hagazussa: A Heathen’s Curse de Lukas Feigelfeld, cuyo primer tráiler de la mano de Focus Features acaba de ser lanzado y podéis ver a final de página junto a su póster oficial. La película, protagonizada por Noomi Rapace, que hace bien poco veíamos en otras aportaciones al género como Lamb o The Trip, después de su estreno mundial en Sundance llegará a los cines de Estados Unidos el próximo 1 de abril de 2022.
You Won’t Be Alone nos sitúa en un aislado pueblo de montaña en la Macedonia del siglo XIX, en el vemos como una joven es secuestrada y transformada en bruja por un espíritu ancestral. Ávida en conocimientos sobre la vida humana la joven bruja mata de forma accidental a un campesino de un pueblo cercano para luego toma la forma de la víctima para poder así experimentar nuevas existencias dentro de cuerpos ajenos. Movida por la curiosidad ella continúa ejerciendo su horrible poder en su intento de llegar a entender el significado de ser humano.
La película con guion del propio Goran Stolevski está protagonizada por Noomi Rapace, Alice Englert, Anamaria Marinca, Carloto Cotta, Félix Maritaud, Sara Klimovska, Arta Dobroshi, Verica Nedeska, Predrag Vasic, Kamka Tocinovski, Jasmina Avramovic, Irena Ristic y Milena Nikolic.

Contra la distopía

Vivimos tiempos distópicos. Cada día aparecen nuevos best-sellers y blockbusters empeñados en dibujar futuros atroces. Su éxito sin precedentes se suma al de ciertos discursos científicos, políticos y filosóficos afianzados alrededor del miedo. El diagnóstico que ofrecen proyecta un horizonte sin alternativas donde resulta más sencillo imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo.
Con una prosa ágil y cáustica, Contra la distopía destapa las inconsistencias teóricas y contraindicaciones prácticas de las narraciones distópicas fabricadas por el cine y la literatura. Muestra cómo su multiplicación actual no está exenta de ideología sino que juega a favor del orden imperante al incentivar la desmovilización y el derrotismo o la adopción de activismos defensivos, limitados a la queja y la denuncia. Hasta las obras que escenifican revoluciones populares esconden, casi siempre, un fondo conservador.
Francisco Martorell Campos ha firmado el primer libro consagrado específicamente a cuestionar la distopía. En sus páginas asoma una original guía introductoria a este género de moda que recorre sus principales escuelas, temáticas y clichés. El viaje va de los textos fundadores a hitos contemporáneos como Matrix y V de Vendetta. De las rarezas más desconocidas a Los juegos del hambre, El cuento de la criada y Black Mirror. De los clásicos de Orwell, Huxley y Bradbury a las distopías reaccionarias escritas en la Segunda República. Martorell suministra herramientas para seguir disfrutando de la distopía, pero ahora con mirada crítica e informada. Su conclusión es clara: solo conseguiremos una sociedad distinta y mejor si complementamos las historias inspiradas en nuestros temores con historias inspiradas en nuestros deseos.
El autor
Francisco Martorell Campos es doctor en Filosofía por la Universitat de València. Su larga trayectoria investigadora en torno al fenómeno utópico, plasmada en decenas de artículos y participaciones en congresos, antologías y proyectos de investigación, cristalizó en 2015 con la tesis Transformaciones de la utopía y la distopía en la posmodernidad, galardonada en 2017 con el premio extraordinario de doctorado. En 2019 publicó Soñar de otro modo. Cómo perdimos la utopía y de qué forma recuperarla, ensayo que llamó la atención de numerosos medios y que le permitió difundir su trabajo a un público más amplio. Contra la distopía es el segundo libro de uno de los mayores referentes españoles en el ámbito de los Estudios Utópicos, disciplina que ejerce con una clara vocación activista que se apoya en el análisis riguroso de los textos y los contextos.
Autor: Francisco Martorell Campos, Editorial: LA CAJA BOOKS, Páginas: 256

Crónica Festival de Sitges 2021. Día 7

La solvencia autoral en el thriller y difusos empoderamientos femeninos aplicados al fantástico

Era uno de los platos fuertes en lo que respecta a la animación presente este año en Sitges, Ari Folman, un autor que se toma su tiempo entre proyecto y proyecto, presento Where Is Anne Frank?, cinta de un evidente tono pedagógico que se aleja temáticamente de anteriores trabajos del realizador de origen israelí. Where Is Anne Frank? sigue los pasos de Kitty, la amiga imaginaria de Anne Frank a la que le dedicó su diario. Como una atrevida adolescente, Kitty se despierta en el futuro en el interior de la casa de Frank en Amsterdam, hecho que la llevará a embarcarse en una aventura a la hora de poder encontrar a su mejor amiga convencida de que sigue viva en algún lugar de Europa. Aunque la joven muchacha queda impresionada ante las vicisitudes del nuevo mundo, también quedará  atrapada por el legado que Anne Frank ha dejado tras de sí.

Lo primero que habría que aclarar con respecto a una cinta de las características de Where Is Anne Frank? es su condición de producto de encargo, en este caso a través de la Anne Frank Fonds Basel con motivo de reactivar de alguna manera la figura de Anna Frank especialmente en lo referido a dar a conocer a nuevas generaciones la herencia y mensaje del personaje e intentar aplicar de alguna manera su legado a problemáticas que ocurren en el mundo de hoy en día, en tal sentido en Where Is Anne Frank? no encontraremos  ni la ética ni el crudo realismo visto en Waltz with Bashir como tampoco la distópica psicodelia que nos mostraba la notable The Congress, ni tan siquiera la hibridación de formatos que atesoraban ambos trabajos. El nuevo trabajo de Ari Folman, que parte de unos claros postulados sobre la toma de conciencia moral, opta un camino alternativo en relación a la adaptación del famoso diario siendo una obra bastante terrenal a la hora de intentar articular un discurso que intenta ir algo más allá del simple recuerdo sobre la memoria del Holocausto nazi dada su naturaleza de índole didáctica. Una mirada al trauma que reflexiona sobre las políticas aplicadas a la memoria y el sentir judío a través de una película percibida como poca ambiciosa y de un fácil acceso a un público joven en referencia a una trama que de forma continua fluctúa sobre el pasado y como las huellas de su memoria siguen estando vigentes en la época actual. Película tan honesta como predecible en lo relacionado a su tesis e intenciones que tan solo puede llegar a ser ligeramente cuestionada en lo relativo a como algunos pueden llegar a interpretar como discutible la poco sutil comparación del Holocausto judío con otras crisis humanitarias del presente percibidas en el tramo final de la película.

Algo convulso ha supuesto el paso de las pocas muestras de cine Serbio que en estos últimos años han estado presentes en Sitges, la polémica presencia en 2010 de A Serbian Film marca de alguna manera una relación cuando menos problemática con respecto a dicha cinematografía y el certamen catalán, por fortuna no todo el cine proveniente de dicho país sigue unas coordenadas similares al excesivamente inflado film de Srdjan Spasojevic, Vampir, el debut en la dirección del actor Branko Tomović, que aquí también ejerce como principal protagonista, supuso otra de esa agradables sorpresas que de vez en cuando se suelen ver en una sección dada al descubrimiento alternativo como es Noves Visions. En Vampir vemos como un hombre llega a un pueblo de Serbia procedente de Londres para ocupar el cargo de sepulturero. Sin embargo, pronto comienza a tener visiones pesadillescas, los rostros de los fallecidos le persiguen, y presiente que los aldeanos tienen extrañas intenciones.

No deja de ser digno de elogio que a estas alturas aún exista un pequeño resquicio a la hora de plantear algo de originalidad en películas que dan la sensación de estar no muy alejadas del concepto principal de la obra magna de Bram Stoker, si además la propuesta en cuestión es lo suficientemente inteligente en la medida de integrar y de alguna manera priorizar lo atmosférico a su muy escueto presupuesto nos encontramos ante uno de esos relatos en donde acertadamente se fusionan de forma nada aparatosa elementos populares, los referidos a la novela de Stoker, con otros más autóctonos, aquellos que aquí parecen estar conectados con los cuentos populares de una región concreta en donde esta escenificada la acción, en este caso en lo relativo a esas historias rurales de vampiros que se originan en la Serbia de principios del siglo XVIII. A tal respecto Vampir sin dejar de ser contundente a la hora de ser relativamente explícita en lo concerniente a mostrarnos las consecuencias físicas que atesora ser víctima de diversos miedos ancestrales y extraños rituales pertenece a ese tipo de historias que se toman su debido tiempo a la hora de crear una atmosfera de connotaciones malsanas que llegados a un determinado punto derivan en kafkianas, ese tipo de relatos ambientados en un tiempo y un lugar que son percibidos como muy específicos y que a su manera, desde la modestia de la que está fundamentada la propuesta y salvando las lógicas diferencias, da la sensación de remitirnos a referentes fundamentales en donde la sugestión venia dada a través de lo sugerido como por ejemplo el  Vampyr de Dreyer o el Carnival of Souls de Herk Harvey. En tal sentido la película de Branko Tomović como relato de terror primario que es termina siendo fiel a una serie de directrices que aparte de huir de las aparatosidades del cine contemporáneo atesora la virtud, cada vez más difícil de ver en esas óperas primas de hoy en día que intentan explicarte complejas retoricas que finalmente son incapaces de desarrollar, de ser plenamente consciente de su propia modestia y no intentar ir más allá de sus posibilidades en lo relativo a una simplicidad que aquí termina estando bien ejecutada.

Sitges durante estos últimos años ha tenido el acierto de reclutar en su programación casi como presencia fija al cineasta belga Fabrice Du Welz, a excepción de Message from the King todas sus película hasta día de hoy han estado presentes en el certamen catalán, con su nuevo trabajo tras las cámaras el responsable de magnífica Vinyan parece dar por concluida la que podría considerarse como su trilogía sobre el amor desaforado que deriva en locura, tras Alleluia y Adoration en Inexorable Fabrice Du Welz nos ofrece un thriller puro y visceral provisto de una de factura impecable. En la película somos testigos de cómo Marcel Bellmer busca desesperadamente inspiración para la novela que sigue a su bestseller “Inexorable” y se muda con su familia a la antigua mansión familiar de su esposa. Mientras se acostumbran a su nueva vida, la silueta de una joven llamada Gloria acecha alrededor de la casa. Parece fascinada por la obra literaria de Marcel y decidida a echar raíces en la familia.

En cierta manera Inexorable supone una nueva vuelta de tuerca al relato de amour fou llevado al límite que ya pudimos ver en su anterior Alleluia, la novedad viene dada en la medida de ver como Fabrice Du Welz hace apropio de un material que da la sensación de ser en una primera instancia de derribo pero que en realidad atesora en su interior un muy generoso número de segundas lecturas, a tal respecto Inexorable es un retrato sobre la descomposición que revisita ese concepto del thriller USA tan característico en los años 90 en donde la aparición de un intruso que descubre las mentiras de los otros termina por desestabilizar un núcleo familiar de engañosa apariencia sólida, películas como Fatal Attraction (Adrian Lyne 1987), The Hand that Rocks the Cradle (Curtis Hanson 1992) o Single White Female (Barbet Schroeder 1992) entre otras muchas nos mostraban como esa forzada tensión sexual podía desencadenar algo horrible. A tal respecto Inexorable da la sensación de ser una película que parece estar imbuida por un cierto grado de nostalgia cinéfila, lo es gracias al buen hacer detrás de las cámaras de Fabrice Du Welz, títulos de créditos anticuados o esa tonalidad granulada que otorga rodar en 16mm (inmenso trabajo a cargo de Manu Dacosse y Manu De Meulemeester) marcan las características y pautas de una película en donde el fondo no llega a ser tan importante como lo son las formas empleadas por Du Welz, unas formas que aquí nos remiten al concepto de lo sutil, de esa tensa calma tan característica en el thriller que preside a la tormenta, esta como mandan los patrones genéricos hará acto de aparición de forma física en el tramo final de un relato que es llevado en su conclusión al terreno de lo inevitablemente explícito. Inexorable supone un nuevo capítulo de una sugerente autoría que indaga de forma sistemáticamente en la maldad del alma humana, en la exploración de una mirada oculta situada en la trastienda, aquí mostrada a través de uno de los ejercicios de estilos más estimulantes de este 2021.

Ya hemos hablado con cierto detenimiento en anteriores crónicas de la muy forzada presencia de la mujer dentro del ámbito fantástico que en esta edición del Festival de Sitges parece haber constituido casi un leitmotiv propio, un servidor sigue siendo de la opinión que dicha iniciativa es del todo loable en lo relacionado a su intento de visibilidad, sin embargo no lo es  tanto en cómo es aplicada en lo concerniente a una serie de trabajos que dan la sensación de que su seleccionados corresponde más a un propósito de cubrir según qué tipo de cuotas que en lo relacionado a sus supuesta calidad artística. El debut en la dirección de Charlotte Colbert podría formar parte perfectamente de este grupo de películas con el añadido de estar ante un trabajo que ni siquiera parece estar demasiado preocupado en lo relativo a la interpretación de según qué mecanismos  adyacentes al cine de terror a la hora de plantear una tesis discursiva que da la sensación de estar expuesta a golpe de imposición. She Will nos cuenta como tras una mastectomía doble, Veronica Ghent viaja a una clínica situada en Escocia. Su intención es curarse de la operación, pero una vez allí descubre que para sanarse totalmente también es necesaria una meditación psicológica sobre su existencia y algunos traumas del pasado. Veronica establece un vínculo especial con Desi, una joven enfermera, y juntas descubren unas fuerzas misteriosas relacionadas con los sueños.

Sin tratar ser un purista del cine fantástico, pues un servidor nunca ha sido partidario de según qué clase de fundamentalismos aplicados al cine, She Will representa a la perfección esa clase de trabajos que se valen del fantástico en lo relativo a transitar a través de un discurso no genérico que aquí parece zambullirse en coordenadas propias del #MeToo mediante una serie de simbolismos artys nada proclives a terminar estando cohesionados a una trama, la meramente fantástica, que da la impresión de querer aferrarse de manera algo forzada a conceptos derivados del terror gótico con ciertas texturas hacia lo telúrico. Que Charlotte Colbert sea una artista multidisciplinar con una presencia destacada en museos y galerías de arte a través de trabajos que abarcan desde la fotografía, la cerámica o la escultura no significa que sea una cineasta competente en según qué líderes, She Will y ese superficial discurso, que deja otros inacabados como por ejemplo el relacionado al imaginario que se establece a raíz del aislamiento, que anida a través del empoderamiento de la mujer circunvalado en relación a la estigmatizaron de su vida personal y cómo estas se vengan mediante la excusa del elemento sobrenatural, sin embargo en realidad y aunque no lo parezca en un primer lugar estamos ante una prototípica rape and revenge que aspira a ser algo más mediante una recargada caligrafía onírica que intenta evocar a través de sus imágenes supuestas representaciones relevantes. A tal respecto She Will termina por denotar una estética ciertamente poderosa que no logra modular con acierto una narrativa que en ningún momento parecer ser consecuente a la hora de encontrar su propia identidad en lo relativo a intentar ser trascendente y percibir que en realidad no lo es.

Como hemos venido señalando en anteriores crónicas varias han sido las películas presentes en esta edición que de alguna manera han transitado a través de historias que en mayor o menor medida nos remiten a los tiempos de pandemia y las consecuencias que aún a día de hoy estamos sufriendo, a tal respecto el debut en la dirección de la realizadora brasileña Iuli Gerbase nos traslada a un escenario apocalíptico pero a través de una vertiente supuestamente controlada en donde se incide en los estragos mentales causados por un confinamiento que obliga a sus personajes a replantearse el nuevo status emocional al que están sujetos. The Pink Cloud nos muestra como Giovana y Yago son dos extraños entre los que surge algo especial tras conocerse en una fiesta. Cuando una nube tóxica invade su ciudad, ambos se ven obligados a buscar refugio sin apenas conocerse. A medida que pasan los meses y el planeta se sume en una interminable cuarentena, su relación avanza a marchas forzadas. Ante la atenta mirada del gobierno, los dos jóvenes tendrán que solucionar las diferencias que amenazan con acabar con su cordura.

The Pink Cloud viene a ser otra de esas cintas que parecen adoptar una mirada distante, casi anecdótica, en relación al elemento fantástico que sirve de motor a lo que será su narrativa, pasando a engrosar esa grupo cada vez más amplio de películas que usan el fantástico casi como mera excusa a la hora de intentar legitimar un discurso pretendidamente intelectual, en realidad a Iuli Gerbase parece importarle bien poco el motivo desencadenante, o sea el elemento genérico, no así la causa derivada en su vertiente dramática. En la película vemos como dos personas distintas han de adaptarse a una nueva situación social, a tal respecto el relato girara en base a la respuesta del ser humano ante un imprevisto, vivir de forma obligatoria dentro de cuatro paredes, que parece prolongarse por un tiempo indefinido. La fatiga emocional causada por el confinamiento que todos hemos experimentado últimamente cobra pues una especial concomitancia en un relato en donde su ficción ya no nos parece tan lejana. En The Pink Cloud existen acotaciones percibidas como interesantes, una podía ser el papel que juega el espacio físico, esas distancias en zonas cerradas, en nuestras relaciones, también como según qué tipo de dinámicas ocasionadas por la excepcionalidad van variando y evolucionando con el paso del tiempo en relación a las simetrías de poder dentro del ámbito del hogar, sin embargo el film termina derivado hacia un tono demasiado anecdótico y extenuante, cuya excesiva duración tampoco beneficia al conjunto, tanto en referencia a su condición de relato profético como especialmente en lo que respecta a una indagación en el drama intimista sobre identidades que termina siendo tan tediosa como la cuarentena que se ven abocados a sufrir sus protagonistas.

La venganza vikinga según Robert Eggers, primer tráiler de «The Northman»

Es indiscutiblemente una de las películas más esperadas de este próximo 2022, Robert Eggers vuelve a adentrarse en épocas pretéritas como ya hiciera en The Witch (2015) y The Lighthouse (2019) con The Northman, film que de la mano de Focus Features acaba de lanzar un primer tráiler que podéis ver a final de página junto a su póster oficial. La película, que vistas sus primeras imágenes nos remiten mucho al Conan the Barbarian de John Milius, rodada en Irlanda del Norte tras varios retrasos ocasionados por la pandemia supone la producción de más alto presupuesto, 60 millones de dólares, dirigida hasta la fecha por Robert Eggers.
The Northman, descrito como un violento drama de aventuras ambientado en la Islandia del siglo X que se centra en como un príncipe nórdico busca venganza por la muerte de su padre, verá la luz comercialmente en Estados Unidos y España el próximo 22 de abril de 2022.
La película con guion a cargo del propio Robert Eggers junto al novelista islandés Sjón Sigurdsson está protagonizada por Alexander Skarsgård, Nicole Kidman, Anya Taylor-Joy, Willem Dafoe, Ethan Hawke, Björk, Claes Bang, Ralph Ineson, Kate Dickie, Murray McArthur, Ian Gerard Whyte, Hafþór Júlíus Björnsson, Ian Whyte, Tadhg Murphy, Gustav Lindh, Olwen Fouere, Ingvar Eggert Sigurdsson, Jon Campling, Eldar Skar, Phill Martin, Rebecca Ineson y Magne Osnes.

Proyecciones Xcèntric: Horas iluminadas. Programa 1: Las películas recientes de Nathaniel Dorsky

Esta sesión forma parte de un ciclo de diez programas titulado Horas iluminadas. El cine devocional de Nathaniel Dorsky y Jerome Hiler, organizado en colaboración con la Filmoteca de Catalunya i Zumzeig, que incluye gran parte de sus respectivas filmografías. Las proyecciones se acompañan de una instalación de Nathaniel Dorsky y de la publicación de un libro que recoge los inicios cinematográficos y la vida compartida por los dos cineastas.
En la estela de su ciclo de películas realizado en el inmenso jardín botánico de San Francisco, al filmar estas cinco películas Dorsky utilizó su cámara Bolex como un instrumento musical, estableciendo ritmos y matices a través de la modulación de la obturación, el enfoque, el corte en cámara o los movimientos panorámicos. Ember Days y Emanations avanzan a partir de estas improvisaciones, puntuadas por despliegues de su particular montaje poético. Apricity termina con un conmovedor retrato de la escritora Jane Wodening, mientras que en Terce, el cineasta se filma, por primera vez en su filmografía, reflejado en el espejo. Lamentations es una de las películas en las que Dorsky alcanza más plenamente su ideal cinematográfico: un montaje (que él denomina «polivalente») en el que imágenes de una misteriosa belleza se engarzan según necesidades puramente sensoriales, suspendiendo cualquier posible lógica espacial, temporal o narrativa.
Apricity, Nathaniel Dorsky, Estados Unidos, 2019, 16 mm, sin sonido, 22
Lamentations, Nathaniel Dorsky, Estados Unidos, 2020, 16 mm, sin sonido, 14
Ember Days, Nathaniel Dorsky, Estados Unidos, 2021, 16 mm, sin sonido, 10′
Emanations, Nathaniel Dorsky, Estados Unidos, 2020, 16 mm, sin sonido, 16
Terce, Nathaniel Dorsky, Estados Unidos, 2021, 16 mm, sin sonido, 16′
Copias procedentes de Light Cone.
Fecha: 13 enero 2022
Horario: 19.00
Precio: 4 € / 3 € Reducida
Abono 5 sesiones: 15 € / 12 € Reducido
Amigos CCCB: gratuito
Venta de entradas en taquillas (taquilles@cccb.org / 933064100) y www.eventbrite.es
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Crónica Festival de Sitges 2021. Día 6

Oscuros imaginarios de la infancia y sugerentes vacíos existenciales desincronizados

No se suele prodigar mucho en la dirección Juanjo Giménez, con tan solo un largometraje en su haber, que data del año 2003 (Nos hacemos falta), pero algo más prolífico en lo relativo a su faceta dentro del cortometraje, especialmente gracias a su premiado Timecode (2016), había bastante expectación por ver su nuevo trabajo tras las cámaras Tres, un regreso que ha valido la pena, después de las buenas críticas cosechadas tras su paso por el Festival de Venecia dentro de la sección Giornate degli Autori este drama psicológico de ambivalente elemento fantástico supuso una de las cintas patrias más estimulantes de las vistas este año en Sitges. En Tres vemos como una diseñadora de sonido pasa muchas horas sola grabando efectos, editando y mezclando. Es un refugio donde postergar las averiadas relaciones que mantiene con su ex pareja, con su anciana madre y con sus compañeros de trabajo. Aunque ella aún no lo sabe, está comenzando a desincronizarse. Como si fuera una película mal sonorizada, su cerebro ha comenzado a procesar el sonido más tarde que las imágenes.

El concepto del sonido asociado al cine en lo relativo a su conexión con la vertiente más profunda de la psique del individuo ha sido a lo largo de los años un recurso bastante común aplicado a según qué tipo de películas, tesis que ha dado lugar a diversas historias en donde dicho elemento ha actuado a modo de ente desestabilizador hacía con los personajes del relato, desde referentes indiscutibles como por ejemplo The Conversation (Francis Ford Coppola 1974), Blow Out (Brian De Palma 1981) o Berberian Sound Studio (Peter Strickland 2012) hasta pequeñas piezas a reivindicar como el magnífico episodio Sounds Like (Brad Anderson 2006 Masters of Horror Series) o la más reciente y fallida Sound of Violence (Alex Noyer 2021), vista en esta misma edición del festival, han mostrado como el sonido, o más bien su alteración, ha perturbado y desubicado diversas nociones de nuestra supuesta realidad. Tres se desarrolla a través de esos mismos parámetros narrativos, una distorsión, la imagen y el sonido son percibidos por separado por una solvente Marta Nieto, provoca la aparición de un drama personal y el correspondiente cuestionamiento existencial que conlleva, a tal respecto el mensaje queda bien claro en lo referido a mostrarnos una desincronización que puede ser percibida como dual, la física y la figurada, esta última en relación a la imposibilidad de encontrar nuestro sitio e identidad dentro de nuestro entorno más cercano. Aunque posiblemente la mayor virtud de este drama de tono identitario resida en ver como Juanjo Giménez maneja la premisa fantástica en un film que en realidad no es intuido como tal, en tal sentido todo este Macguffin que se aparta de la realidad, ese fuera de sincro, no es utilizado como mera excusa argumental a la hora de plantear otras disquisiciones derivadas hacia el melodrama, en Tres la paradoja expuesta, el sonido y su ausencia, es la principal razón de ser del relato, a partir de ello se nos mostrará el viaje vital de alguien que se ve obligada a causa de una anomalía a reformular e intentar sincronizar una demora emocional.

Era en principio uno de los platos fuertes de este Sitges 2021, al igual que la también nórdica Lamb The Innocents vino precedida de un buen recibimiento tras su presencia por las secciones paralelas del pasado Festival de Cannes, la nueva película del noruego Eskil Vogt transita a través de ese rico y amplio imaginario infantil colindante en ocasiones con una muy estimulante perspectiva fantástica. The Innocents nos cuenta como Ida, una niña de nueve años, y su familia se instalan en un barrio de los suburbios de Oslo para pasar el verano. Con su hermana, la niña trata de adaptarse a su nuevo entorno y se hace amiga de otros dos niños. Lejos de los adultos, los cuatro amigos descubren que poseen poderes sorprendentes, y los empiezan a utilizar de forma inocente.

Si existe algún temario central por el que orbita una obra tan interesante como resulta ser The Innocents es el relativo a como el concepto de la inocencia puede llegar a ser percibido a través de la mirada de los infantes, a tal respecto nos podríamos plantear la siguiente interrogación ¿puede considerarse a un niño una buena o mala persona por según qué actos realizados?, y en tal sentido es legítimo el abordar dicha interrogante ante un ser que está justo empezando a desarrollar lo que entendemos como valores morales. A tal respecto en ese particular imaginario infantil aún exento de según qué tipo de ataduras morales ha habido excelentes muestras llevadas al cine y la televisión que nos mostraban los peligros, vistos en su gran mayoría en clave fantástica, que puede acarrear una inexistente comunicación entre adultos y niños, cinco magníficos ejemplos para ponernos en contexto serian por ejemplo It’s a Good Life (James Sheldon 1961 The Twilight Zone), The Other (Robert Mulligan 1972), ¿Quién puede matar a un niño? (Narciso Ibáñez Serrador 1972) y apartándonos de una vertiente puramente fantástica las algo menos conocidas The Good Son (Joseph Ruben 1993) y la reivindicable Joshua (George Ratliff 2007), todas ellas transitaban mediante ese campo abonado que parecen recordarnos que nuestras infancias no fueron lo maravillosas que creíamos recordar ya de adultos en relación a la imaginación limitada que solemos tener de pequeños, una etapa de nuestras vidas que nos podía llevar a vivir pesadillas horribles pues seguramente estamos hablando del ciclo de nuestra existencia en el que posiblemente más miedo hayamos pasado. Eskil Vogt ya había mostrado con anterioridad muy buena mano con temas colindantes al fantástico, tanto con su notable opera prima Blind (2014) como por su guion para la no menos interesante Thelma (Joachim Trie 2017), en tal sentido The Innocents atesora un generoso batiburrillo temático de la que sale bastante bien librada, desde ecos bibliográficos que nos remiten a Stephen King a otros que nos derivan al estudio del funcionamiento de la mente infantil y las terribles consecuencias que puede acarrear que los infantes adquieran poder y por ello autonomía propia, aquí la referencia vendría de la mano de El señor de las moscas de William Golding, o la reflexión que conlleva el funcionamiento del bien y el mal y como se puede llegar a negociar según qué impulsos malvados entre los mismos infantes, todo ello trasladado a un característico escenario nórdico que aquí retrata una determinada periferia urbana en base a una historia que es percibida y mirada exclusivamente por los menores, con la intranscendente y anecdótica figura del adulto serán ellos los que tendrán que resolver sus propias problemáticas, muy al estilo de otra cruda cinta de este mismo año contada casi en tiempo real y desde una perspectiva de drama social como es Un monde de Laura Wandel.

El film de Eskil Vogt  se permite incluso el lujo de ir paulatinamente mutando sin desvariar lo que es su narrativa, del inicial thriller psicológico pasamos al terror expuesto a plena luz del día para llegar a un final que parece colindar con el imaginario de súperhéroes y el manga japonés, la similitud con el Domu de Katsuhiro Otomo no es baladí a tal respecto. The Innocents termina para bien perteneciendo a ese reducido grupo de películas en donde el concepto del horror entendido como tal parece cobrar especial relevancia en lo concerniente a lo verosímil que termina resultando la mirada turbia a esa etapa anterior a la pubertad más que al propio elemento sobrenatural que orbita alrededor de una de las películas fantásticas más estimulantes de este 2021.

Otras de las películas presentes en esta edición que nos mostraban de alguna manera la pérdida del paraíso desde una perspectiva original, aquí derivada hacia contornos arty, fue Luzifer del austriaco Peter Brunner, película que prioriza prácticamente toda su narrativa a un tono atmosférico y contemplativo en donde todo da la impresión de orbitar a través de la pregunta que nos podemos llegar a plantear en relación a dónde se encuentra realmente el Diablo. Luzifer está inspirada en un suceso real de exorcismo en donde vemos como Johannes, un hombre con el corazón de un niño, vive aislado en una cabaña alpina con su madre. El día a día está regido por rezos y rituales. Pero, de repente, la modernidad se entromete en su mundo de naturaleza y alabanza divina. Un complejo turístico amenaza con envenenar su paraíso y despertar al supuesto demonio que tiene en su interior.

Luzifer parte de inicio con ese supuesto sello de garantía que otorga la presencia de Ulrich Seidl en la producción, figura omnipresente dentro de la actual cinematografía austriaca no solo en lo relativo a la dirección de películas sino también en lo concerniente a su función de ejercer de padrino con autores como Severin Fiala, Veronika Franz o Michael Sturminger. Luzifer parte de un suceso real de la crónica negra que en realidad no deja de ser un punto de partida hacia otra cosa que va más allá de ser la simple recapitulación de un lúgubre acontecimiento, aquí la historia es percibida en base a un tono eminentemente meditativo en donde el paisaje ejerce como un personaje más en un relato que anida a través de los peligros que pueden llegar a surgir en base a una desaforada fe ciega en la religión, a través de dicho enunciado asistimos a un determinado microcosmos exístete entre una madre y un hijo (notable interpretación del cada vez más en alza Franz Rogowsky), la primera intenta llenar un generoso hueco de su interior con la religión, espacio físico y mental destinado en el pasado al alcohol y las drogas, a tal respecto la película se detiene en detallar el detonante de un conflicto que desencadenara una caída, en esta ocasión en lo relacionado a como el progreso derrumba el misticismo y la creencia en lo concerniente a una frágil inocencia sustentada sobre ella, será a partir de ahí en donde podamos intuir el énfasis que hace la historia por diferenciar lo que es la espiritualidad, que plantea preguntas, de la religión, que supuestamente nos tiene que dar respuestas. A través de la reflexión que se nos otorga en relación a ambas vertientes, que en realidad giran en base a un mismo eje en referencia a como la humanidad, aquí almas desamparadas cuya fragilidad deriva en actos extremos, intenta encontrar a Dios y rehuir del Diablo, Luzifer termina siendo partícipe de ese grupo de películas poco dado a la imparcialidad para con el público, propuesta tan arriesgada como irregular pues sus imágenes y las sensaciones que se derivan de ellas tienden a una supuesta trascendencia que puede acabar siendo percibidas por el espectador como imperceptible o no, tanto como a la propia fe que supuestamente atesorar cada persona.

No suelen ser tiempos de bonanza en lo concerniente a según qué clase de expectativas provenientes de un determinado tipo de películas que suelen ser generadas dentro de ese particular ecosistema de festivales de cine, a tal respecto lo peor, o más peyorativo, no suele llegar en relación a desmontar de buenas a primeras la expectación suscitada en un principio y si en lo relativo a lo excesivamente contraproducente que puede llegar a ser el posicionarse justo al lado contrario del inicial, a tal respecto The Medium tanto en uno como en otro sentido dio la impresión de no ser lo suficientemente bien contextualizada en su algo accidentado tránsito por Sitges. En The Medium vemos a un equipo documental en el norte de Tailandia, donde descubre a una chica cuyos comportamientos extraños parecen tener su origen en el linaje de los chamanes, la historia nos llevara a conocer a un chamán tailandés que deberá enfrentarse a una serie de posesiones y presencias paranormales que están ocurriendo en un recóndito pueblo situado al nordeste del país.

Como se ha comentado más arriba siempre hay que ser algo cauto a la hora de intentar validar un determinado tipo de expectativas generadas desde según qué ámbitos, The Medium se presentó en Sitges con la etiqueta de ser un producto galardonado y bastante taquillero tras su paso por cines de Corea del Sur y Tailandia este pasado verano, el que nombres como Na Hong-jin a cargo del guion, su excelente The Wailing sigue siendo aún el último gran título de terror dado por la cinematografía asiática durante los pasados años, o Banjong Pisanthanakun responsable de la exitosa y eficaz Shutter (2004), fueran los principales artífices del proyecto significaba de alguna manera una especie de sello de certificación genérica que otorgaba al producto un estatus en un principio a tener en cuenta, sin embargo el alarmantemente bajo nivel de las producciones de terror provenientes de Asia en estos últimos tiempos más el indagar a través de formatos poco dados a subvenciones genéricas, por muchos que algunos insistan en el revival de consistencia liquida como pudimos comprobar el pasado año con la anecdótica Host de Rob Savage, hacían cuando menos ser algo precavidos ante una película que empieza siendo rigurosa en lo relativo a su indagación a través del mockumentary  en el temario del chamanismo, posesiones y especialmente en lo referido a su función de retrato folklórico cultural de índole local, región del norte de Tailandia, que bordea tanto estructuras propias del folk horror como un nada disimulado trazo verite en relación a un realismo documental que intenta explorar diversos miedos de carácter ancestral.

El problema viene dado en no llegar a ser del todo consecuente en lo relativo a sus postulados, del sugerente mockumentary inicial pasamos sin apenas transición al found footage de tono desaforado, muy a la manera del segmento Safe Haven de Gareth Evans y Timo Tjahjanto para la colectiva V/H/S/2 por aquello de ponernos algo en contexto. A tal respecto The Medium termina siendo direccionada a fórmulas, clichés y déficits tradicionales del terror sobrenatural contemporáneo, llegados a un determinado punto termina siendo infructuoso el poder atisbar en el producto algún apunte de rigurosidad en relación a la verosimilitud del manejo de sus difusos formatos cinematográficos, de hecho el film de Banjong Pisanthanakun de haber visto la luz hace diez o quince años atrás hubiera pasado totalmente desapercibido ante el aluvión de propuestas de características similares que por aquel entonces existían. Dada la reactivación casi automática de diversos subgéneros dentro del terror a lo largo de cada cierto tiempo en cierta manera puede parecer normal el intentar vender como novedad algo que una década atrás casi desaparece dada la propia saturación de la que fue objeto, otra cosa bien distinta es anunciarla a bombo y platillo como la mejor película de terror de los últimos años cuando en realidad estamos ante un modesto producto que es plenamente consciente de su propia y muy limitada funcionalidad.

Llegado a un avanzado punto del certamen en cierta forma siempre es de agradecer el enfrentarte a propuestas como las que plantea Freaks Out, película de presupuesto generoso que aún lejos de ser liviana no atesoran en su interior una farragosa densidad discursiva a la hora de plasmar una supuesta alegoría al relato, aquí expuesto en base a un entretenido cuento de hadas en donde el concepto de la monstruosidad es interpretada a través de dos vertientes bien distintas entre sí. En Freaks Out vemos como Matilde, Cencio, Fulvio y Mario son como hermanos cuando la Segunda Guerra Mundial y los nazis golpean la Roma de 1943. La ciudad eterna es el hogar del circo en el que trabajan. Israel, el propietario del circo y casi un padre adoptivo, desaparece misteriosamente cuando intenta organizar una huida al extranjero para todos ellos. Tras su desaparición, los cuatro jóvenes vagan sin rumbo por la ciudad.

Puestos a elucubrar diversas posibilidades Freaks Out hubiera sido por distintas razones una perfecta película inaugural para este Sitges 2021, de echo en ella podemos encontrar más de una conexión temática con la elegida para tal cometido en la pasada edición como fue la hasta ahora aún inédita Malnazidos de Javier Ruiz Caldera y Alberto de Toro. La película Gabriele Mainetti, que con su anterior Lo chiamavano Jeeg Robot reconfiguraba de forma curiosa coordenadas  propias del cine de súperhéroes, parte de unos personajes que dada sus características parecen remitirnos a la fundamental Freaks de Tod Browning o la reivindicable serie televisiva Carnivàle (2003-2004 Daniel Knauf), sin embargo el propósito aquí difiere por completo al mostrarnos una especie de tragicomedia a modo de fábula clásica provista de una generosa aunque algo descontrolada  acumulación de elementos visuales que intenta de alguna manera reescribir la historia a través de un imaginario percibido como propio, un relato de índole ficticio más dado al trazo carismático y empático para con el espectador que a la propia originalidad de la propuesta. Posicionamiento el expuesto en esta historia que lejos de recurrir a la transgresión opta por la vía híbrida de unas coordenadas que terminan siendo tan entretenidos como a la vez excesivas en lo relativo a un desmesurado batiburrillo genérico en donde se percibe entre otros conceptos cinematográficos visuales que nos remiten a realizadores como Jean-Pierre Jeunet, Álex de la Iglesia o incluso Federico Fellini. En base a dicha estructura y con el trasfondo del nazismo en la Segunda Guerra Mundial como principal escenario la metáfora en cuestión atesora pocas sutilezas en lo concerniente a hablarnos del mundo moderno a través de un pasado aquí parcialmente reinventado mediante la fantasía, y en donde queda bastante claro que el mal no radica en la rareza o la diferencia de según qué personajes sino en algo que parece encontrarse bastante más soterrado de la superficie.

Alicia Silverstone frente a los tiburones, tráiler de «The Requin»

Cada cierto tiempo el subgénero de tiburones da la impresión de reactivarse de forma casi automática con propuestas que en su gran mayoría se suelen mover dentro de unos presupuestos bastante modestos, The Requin, cuyo primer tráiler acaba de ver la luz y podéis ver a final de página junto a su póster oficial es un claro ejemplo de ello. La película dirigida por Le-Van Kiet (Gentle 2014, Furie 2019) y con Alicia Silverstone al frente del reparto se estrenará en cines y VOD de Estados Unidos el próximo 28 de enero de 2022.
En The Requin vemos como Jaelyn y su marido deciden hacer una escapada romántica a una remota villa situada junto al mar de una región de Vietnam. Pero todo se complica cuando una tormenta torrencial reduce su villa a poco más que una balsa que es arrastrada al mar. De repente, aparece otro peligro mayor, un numeroso grupo de grandes tiburones blancos. Con su marido gravemente herido Jaelyn deberá luchar contra los depredadores para poder sobrevivir.
 La película con guion del propio Le-Van Kiet está protagonizada por Alicia Silverstone, James Tupper, Kameron Hood, Deirdre O’Connell, Jennifer Mudge, Danny Chung y Kha Mai.

Crónica Festival de Sitges 2021. Día 5

Estimulantes relato sobrenaturales conspiranoicos y el folk horror a estudio

Halloween Kills viene a ser una otra nueva entrega de ese reducido grupo de longevas sagas del cine de terror como Friday the 13th, A Nightmare on Elm Street o The Texas Chain Saw Massacre, por citar tres bien conocidas, que cada cierto tiempo dan la impresión de reactivarse de forma casi automática según demanda popular, en cierta manera es la clase de películas que dada sus características ni siquiera parecen necesitar de un visionado previo por parte del comité de selección de Sitges a la hora de incluirla en su programación pues da la impresión que para bien, y sobre todo para mal, la película está concebida para conectar sin demasiadas dificultades con un determinado grupo de incondicionales a este tipo de sagas, pero que es ciertamente improbable que lo haga tanto con los supuestos nuevos fans como para los que en un principio no suelen ser especialmente afines a estas franquicias. Esta nueva Halloween nos sitúa minutos después de que Laurie Strode, su hija Karen y su nieta Allyson dejaran a Michael Myers ardiendo en el sótano de la casa de Laurie, esta última es trasladada al hospital con heridas graves. La familia Strode piensa que Myers ha muerto, pero el asesino más famoso de Haddonfield escapa de la trampa y vuelve a las calles para matar.

Vaya por delante por aquello de intentar contextualizar empatías que un servidor nunca ha sido un incondicional del personaje y la saga, dejando de lado el original y su primera y eficiente secuela (Halloween II 1981 Rick Rosenthal) siempre he sido más partidario de las indagaciones que de alguna manera se ha apartado del original en busca de nuevas fórmulas genéricas, como las empleadas por ejemplo por Rob Zombie en sus dos aportaciones a la franquicia, Halloween 2007 y Halloween II (H2) 2009, e incluso puestos a rizar el rizo en películas que pese a formar parte de la saga de forma supuestamente oficial no tienen ninguna conexión con el personaje como es el caso de la notable Halloween III: Season of the Witch 1982 de Tommy Lee Wallace. Todas las demás contribuciones, incluida esta nueva trilogía a cargo de David Gordon Green, se han movido de forma generalizada a través de una carencia inventiva bastante alarmante en donde todo parece anidar a través de un mecanizado resurgir que termina confluyendo y finalizando en el mismo punto en donde terminaba el film de John Carpenter, a tal respecto Halloween Kills englobado de forma clara dentro de este grupo no es mejor ni peor que sus sucedáneos, simplemente es una muestra más que tiene muy claro cuáles son sus funciones primarias sin detenerse mucho en corregir lo que son sus numerosos déficits en lo relativo a una película que da la impresión de no empezar nunca y en donde sus reiterativos flashbacks y sobreexplicaciones de brocha gorda ocupan la mayor parte del metraje. Ni siquiera llegado el momento de intentar articular un supuesto discurso pretendidamente reflexivo que vaya más allá de lo preestablecido, aquí en relación a presentarnos al personaje de Michael Myers como un mal de índole global que atenta contra la colectividad, consigue convencer dada la torpeza con que David Gordon Green lo intenta plasmar. Aunque la mayor incongruencia que atesora Halloween Kills posiblemente venga dado en relación a desmembrar de forma poco sutil un imaginario que acaba convertido en un mero guiño hacia el incondicional fan en lo concerniente a sus intenciones y lo que finalmente acaba ofreciendo, a tal respecto apelar a la nostalgia aquí aplicada a modo de statu quo solo funciona de forma parcial en lo relacionado a la revisitación del slasher entendido como tal y no tanto en lo referido a una aparición casi anecdótica del personaje de Jamie Lee Curtis o el cambio, apenas imperceptible, de un par de notas musicales de la icónica banda sonora a cargo de John Carpenter.

Dentro de esa siempre interesante sección que es Noves Visions, que en los últimos años se ha convertido en una especie de cajón de sastre temático poco dado a la catalogación consecuente, sí se busca con algo de detenimiento siempre hay lugar para propuestas ciertamente atrayentes como resultó ser la cinta croata Zora de Dalibor Matanic, una película que se mueve a través de unas coordenadas bien definidas en lo referido a como una trama lindante con el fantástico se vale de dicho género a la hora de articular una alegoría social, en este caso en lo relativo a comunidades divididas y polarizadas a través de ejes de índole ideológicos y religiosos.  En Zora vemos como en un futuro cercano, la sociedad ha experimentado un giro político drástico. Mientras sus vecinos escapan del radicalismo, Matija y su familia se debaten sobre si deben huir del que siempre ha sido su hogar. Quizá, la única forma de lidiar con el trauma y el mal sea enfrentarlos de frente.

Concebida como la segunda parte de una trilogía que empezó en el año 2015 con la notable Bajo el sol (premio del jurado en Cannes dentro de la sección Un Certain Regard), Zora ambientada en el futuro distópico que nos sitúa en este mismo 2021 al igual que su precedente parece seguir una narrativa de claros contornos metafóricos a la hora de recurrir a un elemento fantástico que aquí parece derivarnos al conflicto balcánico, algo parecido por aquello de ponernos en contexto a través de las comparativas al Borgman de Alex van Warmerdam, sin embargo el enfoque aquí resultante terminara siendo bastante más críptico que su predecesora. La llegada del extraño, y su correspondiente alienación hacia los demás, aquí la referencia cinematográfica podría venir también con respecto a la extraordinaria Creepy de Kiyoshi Kurosawa, actuara a modo de detonante en lo concerniente  a la obligada despoblación rural o en la medida de reflejar una división de grupos étnicos percibida en la película como algo abstracta pero no carente de interés, aquella relacionada en base a la exposición de una serie de simbolismos a la hora de crear atmosferas adyacentes a una realidad alternativa que también parece hablarnos del pasado en lo concerniente a pecados y absoluciones y en donde contemplamos a una sociedad fracturada, con el vecino volviéndose contra el vecino, expuesta a través de una narrativa que prioriza el trazo alegórico a la hora de hablarnos de un país como Croacia que en la actualidad se encuentra sumergido en un aparatoso y muy drástico cambio social.

En una edición en donde se dio una excesiva relevancia a la presencia de la mujer dentro del ámbito del fantástico, hasta el punto de legar a ser contraproducente, no fue tarea fácil el encontrar propuestas solidas que priorizaran en el buen sentido de la palabra el índole femenino al feminista, una de ellas fue la estimulante The Scary of Sixty-First, o lo que tendría que ser el sesgo genérico que le diera sentido a una sección como New Visions, texturas en 16 mm bien utilizadas en una historia conspiranoica sobrenatural provista de un inteligente sentido del humor, relato con cabida para personajes como Jeffrey Epstein o el Príncipe Andrew. The Scary of Sixty-First nos cuenta como dos compañeras de piso que son como el agua y el aceite descubren los oscuros secretos de su nuevo piso en el Upper East Side, y una de ellas comienza a parecer poseída por los espíritus de las víctimas del pedófilo multimillonario Jeffrey Epstein.

La ópera prima de Dasha Nekrasova nos muestra en un primer momento la ciudad de Nueva York como un lugar desolado en donde las calles están desiertas y las tiendas vacías, el cielo es de un beige farragoso sin apenas indicios de sol y los protagonistas se mueven en base a un reducido escenario de tono minimalista que nos remite a una estética muy determinada predominante en el género de los años 70, la fotografía en 16mm a cargo de Hunter Zimny y la música electrónica nos pone en dicho contexto escénico como ya lo hizo hace algunos años Ti West con la notable The House of the Devil, sin embargo las intenciones aquí son percibidas como bastantes distintas en referencia a intentar ser algo más que un aplicado ejercicio revisionista revelándose como un relato punzante de irónica mirada sobre las teorías conspirativas a la vez que empático en referencia la posibilidad de conexión entre distintas personas que se sumergen en dicho universo. Un film cuya narrativa de tono delirante no desvirtúa los componentes genéricos que desarrolla en relación a un debut ciertamente estimulante por aquello de transitar a través de una película de terror provista de erotismo, posesiones y un final sangriento en eso cada vez más complicado de clasificar y calibrar en su justa medida como es el actual cine independiente norteamericano, The Scary of Sixty-First lo es en esencia pura y en ella se puede percibir una inquieta voz autoral de la cual habrá que estar muy atentos en el futuro.

En anteriores crónicas de este Sitges 2021 ya habíamos señalado la importancia que conlleva la presencia en los certámenes cinematográficos de según qué tipo de documentales que atesoran una función didáctica en lo relativo a la exploración de algún temario relacionado con el séptimo arte, evidentemente pese a que la intención siempre parte de unos postulados bienintencionados no todo vale pues en un primer lugar el interlocutor ha de ser percibido como válido ante tal cometido, Kier-La Janisse, responsable entre otros libros de House of Psychotic Women, un volumen imprescindible sobre el terror expuesto a través de una perspectiva de género, lo es de manera sobrada en relación a ofrecer una mirada crítica y académica intuida como muy solvente,  Woodlands Dark and Days Bewitched explora con detenimiento el fenómeno del folk horror desde sus inicios a su proliferación en la televisión británica en la década de los setenta hasta llegar al resurgimiento del género acaecido en los últimos años, un estudio formulado a través de más de doscientos títulos y cincuenta entrevistados.

Es ciertamente complicado encontrar a día de hoy un subgénero dentro del fantástico que no haya sido lo suficientemente analizado por vía del estudio escrito, visual o incluso oral, a tal respecto y pese a atesorar a lo largo de los años un buen número de trabajos que inciden en la materia posiblemente el  folk horror en nuestro país ha sido de alguna manera un desconocido hasta la reciente aparición de películas que indagan en dicha temática dirigidas a un sector de público más amplio como por ejemplo The Witch Robert Eggers (2015) o Midsommar Ari Aster (2019). Woodlands Dark and Days Bewitched comienza su profunda inmersión en la temática en base a una descripción general de lo considerado como la trilogía básica del subgénero compuesta por The Witchfinder General de Michael Reeves (1968), Blood on Satan’s Claw de Piers Haggard (1971) y The Wicker Man de Robin Hardy (1973), el apogeo inicial del horror a un nivel popular convierte este segmento en un punto de partida idóneo en donde se reúne a un buen número de testimonios a la hora de examinar qué es el folk horror y cómo va evolucionando en el tiempo. Si bien algunos de dichos interlocutores son cineastas conocidos como por ejemplo Robert Eggers o Alice Lowe, la gran mayoría son críticos y académicos sobradamente conocedores de dicho temario, autores destacados como Alexandra Heller-Nicholas o distinguidos historiadores del cine como Abraham Castillo Flores desglosan la materia a un nivel global, a tal respecto es muy de agradecer que este magnífico documental no presente una lista estándar de entrevistados relacionados con el género como suele ser demasiado habitual en muchos trabajos de esta índole. Woodlands Dark and Days Bewitched posiblemente fue el mejor documental de carácter didáctico visto este año en Sitges, poco importa que sea un trabajo concebido en un principio para el consumo dentro de un ámbito doméstico, saldrá al mercado el próximo año de la mano de Severin Films, seguramente sus 194 minutos de duración, que para nada se hacen tediosos, estén más direccionado al visionado casero más relajado y segmentado en lo concerniente a ser un curso intensivo y extenso que para lo completistas puede llegar a intercalarse con la lectura de dos notables, y complementarias entre sí, publicaciones en castellano surgidas el pasado año como son el Folk Horror: lo ancestral en el cine fantástico coordinado por Jesús Palacios y el también colectivo Terror rural y paganismo.

Un temario muy recurrente dentro del fantástico contemporáneo que ha ido evolucionando como subgénero propio a lo largo de estos últimos años ha sido el referido a las posesiones y los exorcismos, temario bastante dado a atesorar unas características narrativas muy determinadas en donde la gran mayoría de propuestas terminan lindando de forma algo peligrosa a través de esa delgada línea que da la impresión de separar el relato de terror al uso de la comedia involuntaria. Afortunadamente no es el caso de The Exorcism of God, cinta cuyo mayor propósito tampoco es el intenta reinventar un género poco predispuesto a la novedad, la película nos muestra como los niños de un pequeño pueblo mexicano comienzan a morir de posesión demoníaca, los habitantes buscan la ayuda de Peter Williams, un sacerdote norteamericano marcado por un exorcismo que salió mal. Williams es considerado un santo entre sus feligreses, pero su primer encuentro con el demonio le dejó tocado para siempre. Ahora, deberá superar sus miedos para enfrentarse de nuevo contra el mal.

Posiblemente el principal problema de una cinta de las características de The Exorcism of God radique en lo relativo a su inequívoca vocación de ser un producto eminentemente comercial,  algo que irremediablemente la hace previsible, en tal sentido el ser una película que parece estar destinada a un público poco exigente en relación a estas lideres equivale en cierta manera a estar rindiendo de forma continua pleitesía en casi todas sus variantes al The Exorcist de William Friedkin, film que inventa y sienta las bases definitivas del propio subgénero, a tal respecto The Exorcism of God no representa ninguna excepción y los caminos elegidos para transitar a través de dichos temarios genéricos son percibidos como demasiado trillados, tan solo alterado de forma puntual y algo esporádica por alguna que otra crítica de tono mordaz dirigida a los altos estamentos eclesiales, aun así  la sensación final termina siendo la de estar ante una película relativamente entretenida dentro de unas específicas coordenadas que sin embargo son poco dadas a la originalidad, un film en definitiva que ya hemos visto en demasiadas ocasiones. Una lástima pues el realizador venezolano Alejandro Hidalgo con su curiosa opera prima La casa del fin de los tiempos había demostrado unos curiosos registros que invitaban a presenciar algo más bullicioso de lo que termina ofreciendo aquí, una cinta correcta en lo relativo a sus funciones pero muy poco proclive a según qué tipo de subversiones genéricas, en tal apartado como mal menor y para mentes algo mas inquietas siempre se puede recurrir a un tipo de cine de índole más alternativo que ofrezca estimulantes variantes sobre dicha temática como por ejemplo la cinta independiente norteamericana Agnes de Mickey Reece, vista también este año en Sitges y de la que pronto nos detendremos a hablar sobre ella de forma extensa.

Luz del Norte: Victor Sjöström y la edad de oro del cine sueco

Considerado por muchos el primer gran artista del cine, el director sueco Víctor Sjöström tiene una importancia no menor que Griffith en el desarrollo del lenguaje visual y las estructuras narrativas del llamado arte del siglo XX. En Luz del Norte: Victor Sjöström y la edad de oro del cine sueco asistimos a su revelación, pero también al surgimiento de una industria erigida en colaboración con el productor Charles Magnusson y sus compañeros, el también cineasta Mauritz Stiller y el operador Julius Jaenzon. Reunidos primero bajo la divisa de la productora Svenska Bio y luego bajo la de Svensk Filmindustri, este grupo irrepetible de talentos contribuyó de forma decisiva a la llamada edad de oro del cine sueco, que acabó trascendiendo las fronteras nórdicas hasta convertirse en un fenómeno internacional. Tal fue su impacto que, después de la Primera Guerra Mundial, Hollywood atrajo a sus principales valores, entre ellos el propio Sjöström, el malogrado Stiller y una joven actriz llamada Greta Gustfasson, convertida luego en Greta Garbo.
Por las páginas del libro desfilan otras personalidades de la cultura escandinava: el dramaturgo Henrik Ibsen, la primera ganadora del Nobel, Selma Lagerlöf, cuyos relatos inspiraron las obras más famosas del periodo, e Ingmar Bergman, quien dirigió a Sjöström en el que sería su último papel para el cine, el profesor Borg de Fresas salvajes.
El teatro social, la épica de Ibsen, las sagas islandesas o las rústicas leyendas de Lagerlöf inspiran las hechizantes imágenes de Ingeborg Holm, Terje Vigen, Los proscritos o La carreta fantasma, película de cabecera de numerosos directores, entre ellos Bergman, que la proyectaba regularmente en su casa de la isla de Fårö. Pero no solo las luchas atávicas, los problemas de conciencia y los deslumbrantes paisajes caracterizan la obra de este gran pionero: la máscara, la suplantación y la sombra son también motivos recurrentes en el cine de Sjöström, reveladores de su modernidad, al igual que la profunda y poética mirada vertida sobre cuestiones como el desarraigo, el maltrato o la exclusión social. Todo ello justifica la admiración de un artista –y espectador– tan exigente como Ingmar Bergman, convencido de hallarse, como nosotros, “al pie de la fuente de historia del cine”.
El autor
JOSÉ ANDRÉS DULCE
Para los lectores y cinéfilos, José Andrés Dulce ha permanecido en la memoria como el autor de Dreyer, estudio dedicado al maestro del cine danés, publicado en el año 2000 por la extinta editorial Nickelodeon. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra, este escritor y crítico de cine nacido en La Rioja, en 1965, tiene en su haber más de tres mil artículos y entrevistas realizados a lo largo de veinticinco años de carrera periodística. Asimismo, es autor de los textos Henry King: el rey sin corona y La risa grave de Mario Monicelli, publicados en sendos libros editados por Filmoteca Española y el Festival de Cine de San Sebastián. Otro de sus ensayos, Cada mujer en su noche, apareció en 2009 en el único libro dedicado al productor y director norteamericano Monta Bell. Luz del Norte: Victor Sjöström y la edad de oro del cine sueco es su segundo libro, testimonio de su amor por la cultura escandinava. En la actualidad es responsable del blog Ultramontana, dedicado a las relaciones entre cine y literatura.
Autor: José Andrés Dulce, Editorial: Shangrila, Colección Trayectos libros, Páginas: 648

Avance Ciclo de cine: Naruse Esencial

Durante este invierno, y en colaboración con La Filmoteca de València, Filmoteca de Catalunya, el Círculo de Bellas Artes de Madrid y Filmoteca de Galicia, presentamos un ciclo dedicado a Mikio Naruse, uno de los grandes maestros del cine japonés con una obra a la altura de nombres tan conocidos como Ozu, Kurosawa o Mizoguchi, pero del que en las últimas décadas hemos tenido menos oportunidad de disfrutar de sus películas.

En este ciclo retrospectivo podrán verse los once títulos más destacados de su imprescindible filmografía en las ciudades de Valencia, Barcelona, Madrid y A Coruña entre los meses de diciembre de 2021 y marzo de 2022.


Mikio Naruse

«Naruse no es el “cuarto grande” entre los japoneses sino, sencillamente, uno de los veinte o veinticinco más grandes autores cinematográficos que han existido en el mundo. Siete de las once películas suyas que he visto merecen el gastado calificativo de «obras maestras». Y al menos dos de ellas, La voz de la montaña y Nubes flotantes, y quizá una tercera, Cuando una mujer sube la escalera, me parecen tan buenas como las mejores de Mizoguchi, Ozu, Ford, McCarey, Chaplin, Rossellini, Dreyer, Renoir o Hitchcock, es decir, comparables a las más grandes de la historia del cine

MIGUEL MARÍAS, Mikio Naruse, Festival de San Sebastián / Filmoteca Española, 1998.

 

Lugares y Fechas:

Valencia

Fechas de proyección: Del 8 de diciembre de 2021 al 29 de enero de 2022.

Lugar: La Filmoteca de València (Plaza del Ayuntamiento, 17. 46002 Valencia).

Entradas: 2.5 euros. Entrada reducida: 2 euros.

Más información en la web de La Filmoteca de Valencia.

Barcelona

Fechas de proyección: Del 1 al 23 de febrero de 2022.

Lugar: Filmoteca de Catalunya (Plaça de Salvador Seguí, 1. 08001 Barcelona).

Entradas: 4 euros. Entrada reducida: 3 euros.

Más información próximamente en la web de Filmoteca de Catalunya.

Madrid

Fechas de proyección: Del 19 de enero al 11 de febrero de 2022.

Lugar: Cine Estudio del Circulo de Bellas Artes (Calle del Marqués de Casa Riera, 4, 28014 Madrid).

Entradas: 5 euros. Entrada reducida: 4 euros.

Más información próximamente en la web del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

A Coruña

Fechas de proyección: Del 2 al 15 de marzo de 2022.

Lugar: Filmoteca de Galicia (Rúa Durán Loriga, 10, 15003 A Coruña).

Entradas: 4 euros. Entrada reducida: 3 euros.

Más información próximamente en la web de Filmoteca de Galicia.

 

Películas, fechas y horarios de proyección:

Every Night Dreams / Yogoto no yume (1933) 64’.

Intérpretes: Jun Arai, Choko Iida, Teruko Kojima, Sumiko Kurishima, Kenji Oyama, Tatsuo Saito.

Omitsu es una madre soltera que, tras ser abandonada por su esposo, trabaja incansablemente como camarera de un bar de Ginza para mantener a su hijo. Un día, cuando regresa a casa, descubre que su marido ha vuelto. Every Night Dreams es la más célebre de las películas mudas de Naruse y no está lejos de la complejidad de sus obras más conocidas de los años cincuenta. Con guion de Tadao Ikeda, colaborador habitual de Ozu, presenta un esquema que encontramos en algunas películas posteriores de Naruse: un protagonista que intenta enmendar sus fracasos del pasado, pero cuya debilidad de carácter se lo impide.

Valencia: miércoles 8 de diciembre a las 18.00h y sábado 11 de diciembre a las 20.00h.

Barcelona: Próximamente.

Madrid: Próximamente.

 

El almuerzo / Meshi (1951) 97′.

Intérpretes: Setsuko Hara, Ken Uehara, Yukiko Shimazaki, Yôko Sugi, Ranko Hanai, Haruko Sugimura.

Michiyo es una ama de casa aburrida de su existencia, que se reduce a desempeñar las tareas domésticas. Su crisis aumenta con la visita de la sobrina de su marido y la excesiva atención que este le presta. El almuerzo, en la que destaca la sutil interpretación de Setsuko Hara, es un excelente ejemplo de la habilidad de Naruse a la hora de revelar la aflicción que se oculta bajo la superficie de la vida cotidiana.

Valencia: jueves 16 de diciembre a las 18.00h y viernes 17 de diciembre a las 20.00h.

Barcelona: Próximamente.

Madrid: Próximamente.

 

Madre / Okaasan (1952) 98′.

Intérpretes: Keiko Enonami, Kyôko Kagawa, Akihiko Katayama, Daisuke Kato, Masao Mishima, Chieko Nakakita, Eiji Okada, Kinuyo Tanaka.

La familia Fukuhara trabaja duro para poder reabrir su tintorería, destruida por un bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial. El padre, Ryosaku, trabaja como guardia de una fábrica; la madre y la hija mayor, enamorada de un panadero de ideas progresistas, venden dulces en un puesto callejero. Pero su precaria situación tampoco mejora cuando logran recuperar su negocio y Ryosaku enferma.

Inspirada en una colección de ensayos de estudiantes de primaria sobre sus madres, aunque es un film sentimental, la puesta en escena de Naruse es mucho más sobria que las lacrimógenas «películas de madres» que se filmaban en aquel momento. A partir del guion de Yôko Mizuki, la mejor guionista de Japón, elude los acontecimientos potencialmente más melodramáticos para dibujar un retrato episódico y realista de la madre japonesa media y su lucha cotidiana durante la posguerra.

Valencia: domingo 19 de diciembre a las 18.00h y martes 21 de diciembre a las 20.00h.

Barcelona: Próximamente.

Madrid: Próximamente.

(Fuente de las sinopsis: La Filmoteca de València)

 

Películas que se proyectarán a partir de enero:

 La voz de la montaña / Yama no oto (1954)

Crisantemos tardíos / Bangiku (1954)

Nubes flotantes / Ukigumo (1955)

A la deriva / Nagareru (1956)

Nubes de verano / Iwashigumo (1958)

Cuando una mujer sube la escalera / Onna ga kaidan wo agaru toki (1960)

Tormento / Midareru (1964)

Nubes dispersas / Midaregumo (1967)

 

*Todas las películas se proyectarán en copias de 35mm en versión original en japonés con subtítulos en castellano.