“Border” review

Tina es una agente de aduanas reconocida por su eficiencia y por su extraordinario olfato. Da la impresión de poder oler la culpabilidad de un individuo. Pero cuando Vore, un hombre aparentemente sospechoso, pasa junto a ella, sus habilidades se ponen a prueba por primera vez. Tina sabe que Vore oculta algo, pero no logra identificar qué es.

En primer lugar y antes de entrar en materia convendría señalar que Border no deja de ser una fiel constatación de como una serie de jóvenes talentos empiezan a despuntar en la cinematografía sueca, en ella podemos encontrar tres nombres ligados de una manera u otra a la película que nos ocupa como es el director de origen iraní Ali Abbasi, el también realizador Milad Alami ligado al proyecto en una fase embrionaria y cuya opera prima The Charmer presentada en San Sebastián hace un par de años dentro de la sección Nuevos Directores convendría rescatar y la coguionista del film Isabella Eklöf que este pasado año también debuto tras las cámaras como realizadora con la contundente Holiday. Border cuenta con el añadido de cara al gran público de ser una adaptación de un libro escrito por John Ajvide Lindquist, conocido principalmente por ser el autor de Let the Right One In, novela que fue llevada con éxito a la gran pantalla por parte de Tomas Alfredson en el año 2008.

Border, merecido premio a la mejor dirección dentro de la sección Un Certain Regard del pasado festival de Cannes, parte de un rico fabulario fantástico que en ocasiones flirtea con el thriller nórdico aderezado con un curioso tono grotesco conforme avanza su narrativa a modo de oscuro cuento de hadas, en ella encontraremos un imaginario muy propio cuyos precedentes son plenamente reconocibles, en cierta manera el segundo trabajo tras las cámaras de Ali Abbasi mantiene un dialogo continuo en lo referente a lo que podemos entender como fantasía y realismo, una de las principales virtudes que podemos encontrar en ella posiblemente radique en ese equilibrio temático a veces ciertamente difícil de lograr y que aquí está expuesto a través de distintos ejes de un relato que en ocasiones parece bordear lo excesivo, aunque claro esto puede provocar en según qué espectador una cierta confusión en lo referente a su verdadera naturaleza genérica pues no estamos evidentemente ante un film de Ken Loach o de los hermanos Dardenne pero tampoco ante una épica plenamente fantástica digna de por ejemplo Guillermo del Toro. En este sentido podríamos llegar a aseverar que Border de alguna manera utiliza la fantasía a modo de alegoría o metáfora para contarnos un mal endémico de la actual sociedad, el ser diferente e intentar formar parte de un estatus social, adaptarse a una cotidianidad a la que en realidad no perteneces, elegir en definitiva la pertenencia a un determinado grupo social, este concepto de supuesta normalidad es definido en el film como algo insalubre, los personajes del padre o el novio de la protagonista o esa subtrama algo cogida con pinzas de pedofilia parecen así atestiguarlo, estamos pues ante un estudio que circunvala esas supuestas fronteras que tienden a definir aquello que nos hace humanos o no, a tal respecto parece claro que Border se sitúa a medio camino entre el realismo social y la fábula sobrenatural transitada a través de una narrativa que incide en el periplo de un despertar a modo de un autoconocimiento que finalmente deviene como vital.

Lo que sí parece bastante claro es que Border como historia que nos va dosificando información lentamente y que intenta en todo momento posicionarse siempre por delante del espectador es esa clase de películas a las que hay que enfrentarse lo más virgen posible para que la experiencia de su visionado sea lo más satisfactoria posible, en referencia a sus precedentes reconocibles señalados más arriba estos tienen la virtud de ser muy detectables en lo referente a su vertiente más autoral, algo hoy en día digno de elogio, tanto con respecto a un director de índole tan sensitivo como resulta ser Ali Abbasi en donde detectamos que existen muchas confluencias entre el film que nos ocupa y su extraordinaria opera prima Shelley, una fascinante relectura del Rosemary’s Baby de Roman Polanski expuesto a modo de una malsana maternidad que de forma inexplicablemente no tuvo un reconocimiento más amplio y más teniendo en cuenta que vivimos en unos tiempos en donde piezas liquidas del fantástico son proclamadas de manera instantánea como referentes dentro del género, como también a un nivel literario, tanto Let the Right One In como Border nos hablan de seres de una naturaleza extraordinaria, de la ternura del monstruo en definitiva pero expuesta a través de una mirada que se atisba como fría y por momentos contemplativa, vampiros en una y trolls en otra, y su difícil interactuación en un mundo, en una supuesta sociedad convencional que les obliga a reflexionar y preguntarse sobre su verdadera identidad y cuál es la verdadera frontera que nos dicta que es lo normal y que es lo anómalo y lo más importante de todo el asunto en cuestión, el llegar a preguntarnos al igual que lo hacen las criaturas de John Ajvide Lindquist donde encontrar nuestra propia integridad en lo referente a los dos conceptos antes citados.

Valoración 0/5: 3’5