“Brawl in Cell Block 99” review

Bradley es un ex boxeador con un matrimonio a punto de romperse que pierde su empleo como mecánico de coches. Debido a esta sensación pesimista, acaba decidiendo que su mejor opción es trabajar para un viejo amigo como traficante de drogas. Esta decisión mejorará su vida hasta que se ve envuelto en un tiroteo entre la policía y sus aliados; situación que le acaba llevando a la cárcel.

Con tan solo dos largometrajes en su haber el realizador norteamericano S. Craig Zahler parece haberse consolidado por méritos propios como un referente (aunque siempre dentro de un reducido círculo que reconoce plenamente y sin atisbos de duda su inconfundible trazo autoral) esencial en lo concerniente a esa raza de autores que a día de hoy parecen surgir de manera cada vez más minoritaria y que dan visos en estar empeñados un poco en ir a contracorriente en aplicar sugerentes relecturas y mezclas (que en ningún caso modificaciones estructurales) de códigos genéricos de la serie B norteamericana más caustica y genuina, si ya en su anterior y esplendida Bone Tomahawk (premio al Mejor Director en Sitges 2015) demostró una inusitada habilidad en tal cometido es en Brawl in Cell Block 99 en donde da un paso al frente, una suerte de noir de presidios en donde no solo perfecciona la narrativa a la hora de desarrollar conflictos en lo referente a dicho posicionamiento autoral sino que logra llevar al espectador por tránsitos algo imprevisibles a través curiosamente de un material plenamente reconocible.

La grandeza que reside y podemos encontrar en una película de las características de Brawl in Cell Block 99 y por ende en el cine S. Craig Zahler en general está en ver lo irreductible de su posicionamiento, una metáfora de la sangre transformado en ejercicios no solo provistos de una libertad creativa hoy en día prácticamente inexistente sino ejecutados a modo de una declaración de pertenencia incondicional a lo que podríamos denominar como un reconocible espíritu del Grindhouse más desaforado, a la serie B de videoclub, a la referencia y al homenaje expuesto sin ningún tipo de impostura, y esto es lo realmente importante, todo ello expuesto a través  del conocimiento a dichas referencias que circunvalan dicho culto cinematográfico, en este sentido no basta con escanear pautas y modelos con excesivos manierismos y exponerlos a modo de pleitesía como últimamente vemos repetidamente en esa equivocada y vacua exposición de la nostalgia ochentera que parece estar de muy de moda, aquí no hay lugar a dicha nostalgia pero si a potenciarla a través del conocimiento que rigen sus propias reglas y pautas genéricas. Brawl in Cell Block 99 es la quintaesencia del thriller carcelario por excelencia, violento y oscuro, exacerbado hasta la extenuación, el film representa un viaje y posterior bajada sin posibilidad de retorno a los infiernos por parte de un excelso Vince Vaughn (performance one man show en cada uno de los encuadres del film e inexplicablemente ausente en el palmarés del último festival de Sitges), Craig Zahler al igual que en su anterior trabajo tras las cámaras se toma su tiempo en darnos pistas, se intuye claramente que todo tiende a ir mal, en que no hay visos de mejora y que inexorablemente la historia parece predestinada a abordar el estallido como único recurso de redención, hay un profundo drama familiar en sus primeros cuarenta minutos que no deja de ser un camuflaje muy característico en la narrativa que veremos a continuación, generar paroxismo a través de una visceralidad animal que no se ampara en el virtuosismo o en la espectacularidad de sus escenas más virulentas y si en una cierta tosquedad, aquí lo que parece predominar es un viaje o descenso a los infiernos, una narrativa que hasta ese momento ha ido in crescendo con el escenario final de esa cárcel de contornos tan irreales como fantasmagóricos, a la deshumanización en definitiva como única vía posible de escape que parece estar predestinado el destino del protagonista principal.

Ojala en un futuro que parece no presentarse muy lejano S. Craig Zahler, cuyo ámbito natural por lógica deviene como muy claro dada su estilo y naturaleza, no se deje seducir por los cantos de sirenas provenientes de los grandes estudios para empresas supuestamente mayores, en cierta manera seria un paso lógico dado su innegable talento, pero analizando de una forma detenida su cine o las virtudes que le suelen orbitar este sería ciertamente imposible o muy difícil de llevar a cabo a través de dicho medio, posiblemente nos ofrecería otra visión igualmente interesante pues el talento es inherente y está ahí pero no sería desde luego la que hasta ahora hemos conocido y disfrutado de una forma tan incondicional por algunos como la buena y autentica serie B que en toda la amplitud del término suele proyectar su cine, un cine en definitiva provisto de un talante ciertamente inexorable en lo referente a sus propios postulados.

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