“Courtroom 3H” review

En Courtroom 3H vemos como el Tribunal de Familia Unificado de Tallahasee (Florida) es un juzgado especializado en casos en los que hay menores implicados, la justicia de familia. Es una corte única en EEUU que se ocupa de asuntos relativos a padres e hijos. Las familias entran en esta corte cuando han sido acusadas de abuso, abandono o negligencia con los menores. El objetivo de este juzgado declarado por la Ley es reunificar a las familias lo antes posible y del modo más seguro. La cinta se inspira en las palabras de James Baldwin: “Si uno realmente desea saber cómo se administra la justicia en un país, se acerca al desprotegido y escucha su testimonio“.

En una pasada edición del Festival de San Sebastián algo compleja en lo relativo a intentar ubicar y de alguna manera justificar las películas españolas incluidas dentro de la sección oficial a concurso la indagación social que hace el realizador Antonio Méndez Esparza en Courtroom 3H a través de la no ficción que vemos en el día a día de un tribunal de familia ubicado en Tallahasee EEUU fue de alguna manera una especie de soplo de aire renovado en lo concerniente a las temáticas vistas este año en el festival, ya no tanto en lo referido a la exposición de esas carencias y problemáticas varias de índole social tan presentes en muchas películas vistas en el certamen y si en el dispositivo formal utilizado para todo ello.

Tampoco es que el modo en que nos expone su tesis fílmica, principalmente a través de su planificación, Antonio Méndez Esparza, que regresa al Zinemaldia después de presentar en la sección oficial hace tres años su anterior trabajo como director La vida y nada más, sea algo muy novedoso a estas alturas, más bien todo lo contrario, el dispositivo, que huye de la ficción impuesta para intentar abrazar la realidad en todo momento, ya se inventó y se desarrolló con bastante frecuencia hace tiempo, a bote pronto a un servidor entre las numerosas muestras colindantes le viene a la cabeza por poner un solo ejemplo la cinta francesa 12 jours de Raymond Depardon, cinta también presente en el Festival de San Sebastián de hace unos años dentro de la sección Zabaltegi-Tabakalera, las maneras y en parte su fondo venían a ser casi idénticos salvo que en esta ocasión el tribunal de menores de aquí pasaba a ser otro tipo de audiencia, también judicial, en donde doctores y letrados determinaban el confinamiento o la salida al exterior de pacientes ingresados con problemas psiquiátricos, al igual que en Courtroom 3H la mirada devendrá como claramente neutra, cercana si se me permite el símil al imperecedero estilo de Frederick Wiseman, en referencia a este proceso de enjuiciamiento que parece indagar en base a la exposición final de fuertes emociones por parte de los implicaos, algo que termina siendo de un talante demoledor tanto en lo referente a familias irremediablemente desestructuradas, juzgadas aquí a través de la mirada de un inusual juez con más de 20 años en la judicatura que atesora buenas maneras y palabras y que da la sensación de parecer creer en el sistema, como a los pacientes que difícilmente volverán a integrarse a la sociedad debido a sus serios problemas mentales en lo relativo al trabajo de Raymond Depardon.

Courtroom 3H, que no solo pone el foco en las familias sino también en la responsabilidad adyacente en abogados y fiscales, queda situada a medio camino entre unas supuestas intenciones de estéticas rígidas y unas ambivalencias morales que en parte nace de la necesidad de su director de expandir esa mirada al desfavorecido y al sistema judicial norteamericano ya intuido levemente en su anterior La vida y nada más. Posiblemente la virtud más notoria de este áspero documental venga dado en la medida de convertir de alguna manera al espectador en alguien que de forma consciente o no juzga desde la distancia a personas y situaciones delicadas, una mirada que en esta ocasión parece estar más direccionada a la simple observación de una complejidad existente en la jurisprudencia que en el propio relato personal de los diversos encausados, aquí ubicados dentro de un contexto que en todo momento da la sensación de ser hostil hacia ellos.

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