Crónica D’A 2019. Día 4: Continuer/ Familia sumergida

Continuer

Sybille ha convencido a su hijo adulto Samuel a ir con ella en un viaje con la esperanza de redefinir su relación, una travesía será la última oportunidad para limar asperezas. Pero los retos les esperan, tanto los procedentes de sus personalidades como del duro paisaje por el que transitan.

Una de las constantes temáticas vista en muchas de las películas presentes este año en el D’A fueron aquellas que indagaron de una manera u otra a través de un cierto minimalismo, tanto a un nivel narrativo como escénico expuesto en referencias a trazados afectivos bastantes más complejos de lo que en principio puede dar a entender la propuesta en cuestión, basado en una novela de Lau­rent Muvg­nier Continuer el nuevo trabajo del francés Joachim Lafosse nos presenta una historia a modo de western contemporáneo con la premisa de un enfrentamiento materno filiar existente dentro de un complejo vínculo afectivo.

Continuer transcurre a través de un curioso juego de temporalidad, intentar adivinar un pasado a través del desarrollo del presente, en el film vemos como una madre y un hijo emprenden una travesía por el desierto de Kirguistán, no sabemos cómo han llegado hasta allí aunque lo vamos averiguando conforme avanza el relato, el continuo rechazo del joven hacia su madre por el abandono del hogar por parte de esta hace años estará pues presente a lo largo de un viaje que tiene algo de iniciático y cuyo propósito parece consistir en intentar en apariencia reparar el daño emocional ocasionado por parte de una madre a un hijo. El film del responsable de la interesantísima L’économie du couple vuelve a colocar a sus protagonistas dentro de un escenario que podría cumplir a la perfección el rol de un personaje más dentro del relato, si en la comentada anterior película de Joachim Lafosse un apartamento era el epicentro de una crisis marital destinada al fracaso en Continuer el escenario elegido es un vasto desierto muy bien aprovechado a la hora de mostrar toda su vastedad panorámica, una travesía que parece no tener un rumbo fijo y cuya dificultad dará lugar a una unión que servirá de alguna manera para intentar aceptar un difícil pasado en pos de poder enfrentarse a un presente expuesto en un drama familiar con inequívocas texturas de western, como en muchos de estos los diálogos escasean y los personajes encuentran un mayor acomodo sentimental y afectivo en el trato con los animales que entre ellos mismos, al final queda bastante claro la inclinación por parte de Joachim Lafosse hacia lo meramente contemplativo e interpretable en contra de lo que podríamos denominar como una indagación dramática de índole explicativa más al uso en un relato que da la impresión de estar orbitando constantemente a través de una búsqueda redentora.

Valoración 0/5: 2’5

 

Familia sumergida

El mundo de Marcela se vuelve extraño y frágil luego de la muerte de su hermana Rina. Se siente perdida en su propia casa y las conexiones con su entorno cercano familiar están dislocadas. A su casa llega Nacho, un joven amigo de la hija, a quien le cancelaron un viaje de trabajo, y juntos comparten conversaciones y paseos. Marcela recibe un llamado de un pariente distante por una reunión, mientras en su casa mantiene diálogos con parientes de otra dimensión.

La flamante ganadora del Premio Horizontes Latinos en la pasada edición del Festival de San Sebastián Familia sumergida, premios Talents y de la crítica en esta edición del D’A, fue indiscutiblemente una de las óperas primas más interesantes del pasado año, para la ocasión María Alche se vale de una portentosa en matices Mercedes Morán a la hora de mostrarnos una crisis y sus correspondientes derivas alucinatorias por parte de una mujer que flanquea la mediana edad, las claras connotaciones al cine Lucrecia Martel, cuya La niña santa supuso el debut como actriz de María Alche, pero sobre todo a la Giulietta de los espíritus de Federico Fellini en lo relativo a adentrarse en las fugas oníricas del personaje principal están omnipresentes en esta por momentos fascinante odisea de un muy particular mundo interior.

Familia sumergida en principio va bastante más allá de la simple historia que indaga en atravesar un duelo, en este sentido el film transita a través de un shock que deriva posteriormente en una crisis personal, tan imperceptible en un primer momento por parte del personaje interpretado por Mercedes Morán como cada vez más invasivo a un nivel interior provisto de un claro índole escapista, este de alguna manera parte del fallecimiento de la hermana de la protagonista a modo de detonante, pero es la digamos cotidianidad de esta mostrada en base a un cierto costumbrismo, ausencia del marido por motivos laborales e hijos, la primera real y la segunda en cierto modo figurada, serán las principales razones que conduzcan a la protagonista a un estado reflexivo de un digamos no bienestar, a partir de ahí seremos testigos del trascurrir de un relato situado a medio camino entre la cotidianidad antes referida y lo fantasmagórico, este último estado cuya sonoridad proveniente del mundo real la rescata de forma intermitentemente nos es mostrado a modo de un viaje interior al pasado en donde la interactuación con fantasmas de otros familiares fallecidos sirven a modo de reflexión ante un mundo que inevitablemente parece resquebrajarse. Familia sumergida a través de ese continuo estado de semiinconsciencia nos habla principalmente de una persona que se siente totalmente perdida dentro de su anodina propia realidad, esa confusión emocional nos es expuesta con la virtud de indagar de forma adecuada, por momentos de una manera casi lynchiana, en parte ayudada por la competente fotografía a cargo de la francesa Helene Louvart , en base a lo estrictamente sensorial a la hora de mostrarnos una percepción introspectiva de alguien cuya una insatisfacción da pie a la captación de una intimidad ofrecida por parte de una María Alche de la cual habrá que estar muy atentos en un futuro que deviene cuando menos como ciertamente prometedor.

 Valoración 0/5: 3’5