Un cuento de hadas al amparo del virtuosismo técnico. “Gretel & Hansel” review

En Baviera, a principios del siglo XIV, Gretel y Hansel, de 13 y 9 años respectivamente, viven en la miseria más absoluta. Su padre murió hace años y su madre está casada ahora con un hombre malvado. Debido a la falta de recursos y al creciente miedo que les produce su padrastro, Gretel y Hansel deciden huir del pueblo en busca de un futuro mejor. En el bosque se encuentran con varias personas que, de una forma u otra, intentan aprovecharse de ellos. Huyendo de unos y otros, conocen a un amigable cazador, que por fin les indica cual es el camino seguro a seguir. Así, los dos hermanos llegan a la cabaña de Holda, una amable mujer mayor que decide acogerlos. Lo que Gretel y Hansel no pueden imaginarse es que en esa cabaña tendrán que enfrentarse a sus peores miedos si quieren sobrevivir.

Es ciertamente complicado el ubicar unos rasgos autorales que se perciban como definidos o detectables en la trayectoria de un realizador de las características de Osgood Perkins, con tan solo tres trabajos tras las cámaras en su haber y una participación en el guion de The Girl in the Photographs podríamos aseverar que posiblemente el único nexo en común entre todos ellos radique en centrar sus historias desde el prisma de personajes femeninos que de una manera u otra terminan estando a merced de una amenaza de índole sobrenatural, también en la forma de como las historias insinúan mucho más que revelan, por el contrario si nos centramos en el tono de los tres largometrajes estos no pueden estar más diferenciados entre sí, si en su opera prima The Blackcoat’s Daughter primaba por encima de cualquier otro elemento un retorcido y juguetón entramado narrativo en aras de intentar desubicar y sorprender en todo momento al espectador poco prevenido de su zona de confort en I Am the Pretty Thing That Lives in the House, por lo que a un servidor respecta su mejor trabajo hasta la fecha, reinterpretaba de forma muy arriesgada el prototípico cuento de fantasmas clásico prescindiendo por completo que cualquier artilugio o tropo genérico para apostarlo prácticamente todo a un clima fantasmagórico que a la manera de la modesta pero interesante I am a Ghost H.P. Mendoza no es narrada de forma minimalista en un rigurosísimo primera persona.

Esta difusa autoría genérica no tiene que ser algo peyorativo por definición, de alguna manera tal posicionamiento puede ser considerado incluso como una muestra bastante defendible y loable de lo entendible como labor artesanal aplicada a los nuevos tiempos, sea como fuere Gretel & Hansel dista bastante de atesorar cualquier tipo de semejanza con respecto a los dos anteriores trabajos de Osgood Perkins, siguiendo un poco la estela de pervertir una base literaria ya propensa a dicha desvirtualización oscura estamos ante un film que fundamenta básicamente su acción en el folklore y en el temor, el transformar el texto de los hermanos Grimm en una película de terror no deja de ser un salto cognitivo que ya se había hecho con anterioridad, al igual como ya ocurriera con otro famoso cuento con el Snow White: A Tale of Terror de Michael Cohn Osgood Perkins opta por indagar en la oscuridad a través de ensalzar lo tétrico y lo onírico en base a su estética visual, a tal respecto la fotografía a cargo de Galo Olivares deviene clave a la hora de mostraros junto a un elaborado diseño de producción un relato en donde prima el terror gótico atmosférico. Al igual que The Witch aparte de compartir una decidida apuesta por la estética en un ejercicio de claro índole visual también existe una conexión bastante evidente en relación a presentar a un personaje principal que va madurando al mismo tiempo que se adentra en un imaginario sobrenatural, del mismo modo que en la película de Robert Eggers Gretel & Hansel bordea de forma algo peligrosa esa nueva, y en parte negativa, nomenclatura denominada Elevated Horror, a tal respecto es harto evidente que la narrativa deviene como la principal víctima de dicho posicionamiento, en el film de Osgood Perkins dicho desarrollo en vez de ser solido deviene como claramente irregular, hay momentos en que la película da la impresión de ir a trompicones en referencias a unas formas que se perciben involuntariamente como episódicas, pese a una duración de poco más de hora y media uno tiene la sensación que el relato llega muy justo a su conclusión en base a la construcción de una historia sobre otra que ya de por sí da la impresión de estar extendida de forma algo forzada, especialmente visible en esas secuencias del bosque plagadas de voces en off introspectivas que nos remite tanto a la ensoñación fantástica como incluso a texturas propias del cine perpetrado por Terrence Malick por aquello de un cierto preciosismo visual que es consciente de su propia condición.

Al igual que en aquella simpática e interesante Whoever slew Auntie Roo? de Curtis Harrington la adaptación de Hansel y Gretel por parte de Osgood Perkins es bastante libre, empezando por el cambio de orden en los nombres del título, cuestión que por fortuna no resulta baladí ni aleatoria y si lógica dado el punto de visto de relato contado a través de una sola mirada, a tal respecto también es digno de agradecer que dicha coyuntura no se deba a ningún tipo de tesis de apoderamiento o líquidos paradigmas feministas tan habituales en muchas producciones de género actual, por mucho que estemos ante una historia de terror existe una vía que permite que la película funcione también como un cuento reflexivo acerca de la mayoría de edad de una joven que gradualmente se da cuenta de que el poder adquirido puede usarlo para abrirse camino en un mundo que es completamente antagónico a su naturaleza, en ese sentido lejos de militancias estériles e impostadas Hansel y Gretel pese a atesorar una inequívoca mirada femenina, que no feminista, conserva a través de un enfoque por momentos original su condición de fábula a modo de relectura de un clásico relato expuesto aquí en clave pesadillesca que aborda un amplio abanico de simbolismos a la hora de reinterpretar los arquetipos habituales de un cuento de hadas cuya mayor virtud en esta ocasión radica en el hecho de saber construir un creciente estado de inquietud en el espectador en detrimento del susto al uso para con el respetable, a fin de cuentas Hansel y Gretel es una película que más que asustar intenta perturbar, lo hace principalmente a través del magnetismo de unas imágenes que en esta ocasión juegan en contra de una narrativa que se percibe como algo errática.

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