“Granny’s Dancing on the Table” review

Eini ha sido criada en total aislamiento de la sociedad por su padre, un hombre temeroso del mundo. Su mayor miedo es que Eini lo abandone. Hace todo lo posible para hacerle creer que el mundo exterior y la gente que lo habita son malvados, y que todo lo que tiene que ver con la sexualidad y la vida adulta es peligrosa. La brutalidad a la que Eini se ve expuesta la empuja casi hasta perder el sentido de su propio yo.

El segundo largometraje tras su opera prima Nasty Old People de la realizadora sueca Hanna Sköld Granny’s Dancing on the Table presentada ya hace un par de años en la sección Nuevos Directores del Festival del San Sebastián y estrenada recientemente en las carteleras españolas de la mano de la nueva distribuidora Cocodrila Films parte de un interesante relato que apuesta por una narración cuanto menos original al vertebrar la historia en dos apartados estructurales bastantes diferenciados, el uno y el otro terminan confluyendo irremediablemente, por un lado tenemos el más puramente real, un presente seco, demasiado crudo y contundente en lo relativo a sus formas o lo que percibimos de ellas pues para la ocasión no se incide por fortuna en ningún momento en lo explícito del asunto (se insinúa más que se muestra) en lo concerniente a esa disfunción familiar provocada por una carencia de afectividad, algo que sin embargo termina teniendo la virtud en un principio algo sorpresiva de no censurar nada, una narrativa marcada por una acentuada atmósfera opresiva en el que intenta subsistir la sufrida protagonista en un punzante relato acerca de la represión mental y física, por otra parte asistimos a una representación mental a cargo del propio personaje que evoca de forma intermitente sueños presentes y pasado familiar (se nos narra el oscuro pasado de la abuela) en forma de stop-motion, esta última narrativa a modo de un imaginario utilizado para la ocasión como vehículo mental de liberación en lo concerniente a la abusiva dominación parental que sufre la joven en todo momento.

Posiblemente estas dos representación cinematográficas que por momentos parecen coquetear con la metáfora social e incluso con el trazado estereotipado de la fábula no lleguen a complementarse de una forma consistente en el relato, no es tarea fácil dicha asimilación de estilos y conceptos, solo hace falta remitirse a la insufrible Un monstruo viene a verme del ínclito Juan Antonio Bayona para darse cuenta de todo ello. Como relato supuestamente emotivo que se sustenta en gran parte de su metraje en la frialdad de su propio dictado Granny’s Dancing on the Table está expuesto a través de una muy evidente perspectiva femenina, sin embargo uno termina teniendo la impresión de una desconexión narrativa entre ambas técnicas que desembocan irremediablemente en una frialdad emocional o empática en lo concerniente a lo que aparentemente discernimos de la psique de su protagonista principal, nos cuesta ser cómplices de esa mirada de sufrimiento a la que asistimos a modo de reflejo de un estado psicológico muy concreto.

Aun con sus evidentes derivas, defectos de cohesión y de digresión narrativa Granny’s Dancing on the Table curiosamente denota en todo momento un trazado argumental de ritmo lento pero no solido en referencia a su consistencia, eso sin embargo no es óbice a la hora de atesorar la virtud al menos de alejarse ese cine nórdico de autor tan característico visto últimamente especialmente en el circuito de festivales y que suele presentarse bajo una mirada en donde la estética contemplativa normalmente de índole social en muchas ocasiones se adueña por completo de la función principal del relato, la película de la realizadora Hanna Sköld es original en su tratado pero termina plagada de simbolismos algo difusos de interpretar, en ocasiones críptica en lo referido al mal uso de tal termino, en lo concerniente a una exposición que en ocasiones da la impresión de lograr subsistir intermitentemente como apuesta arriesgada en si misma que logra desmarcarse por fortuna de esa tendencia hoy en día tan manida en el cine de denuncia social para terminar ofreciéndonos algo al menos diferente en lo relativo a sus formas e incluso a su fondo aunque su resultado final termine atesorando un tono ciertamente irregular.

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