“High Life” review

Un viaje solo de ida a través del profundo espacio, más allá de nuestro sistema solar. Monte y su hija Willow viven juntos en una nave espacial, completamente aislados. Monte, un hombre solitario que usa su estricta autodisciplina como protección contra el deseo –el propio y el ajeno–, tuvo a su hija contra su voluntad. Su esperma se usó para inseminar a Boyse, la joven que dio a luz a la niña. Formaban parte de un experimento realizado con un grupo de prisioneros: convictos espaciales, presos en el corredor de la muerte. Conejillos de indias enviados en una misión al agujero negro más cercano a la Tierra. Ahora solo quedan Monte y Willow. Y Monte ha cambiado. A través de su hija, por primera vez, experimenta el nacimiento de un amor todopoderoso. Willow crece y se convierte primero en adolescente y después en una mujer joven.

No deja de ser curioso que en este 2018 los mejores films de género fantástico hayan tenido una presencia bastante destacada dentro de los festivales de cine de clase A, si en el pasado festival de Cannes destacaron películas tan fundamentales que en mayor o menor medida bordeaban la periferia del fantástico como por ejemplo The House That Jack Built o Lazzaro felice en Toronto y San Sebastián no fueron ajenos a dicha coyuntura y dos de los mejores films presentes en ambos certámenes transitaban de una forma clara a través del género como fueron la rompedora In Fabric de Peter Strickland y la fascinante reorientación autoral de la aventura espacial intimista llevada a cabo por Claire Denis en la genial y muy personal High Life.

Pese a contar al frente de su reparto con dos actores tan conocidos e incluso populares como Juliette Binoche y Robert Pattinson que nadie se lleve a equívocos con respecto a estar ante un denso relato de tono discursivo, es evidente para quien conozca meridianamente bien la carrera cinematográfica de la realizadora francesa que esta no iba a realizar un film de ciencia ficción al uso, de hecho High Life es posiblemente uno de los trabajos más arriesgados de su filmografía, una realizadora que siempre da la impresión de que cuando más se arriesga y más se acerca al precipicio más interesantes resultan sus películas, por norma general la responsable de Beau travail siempre ha sido una autora que se ha distanciados de los tópicos pero sin perder en ningún momento las señas y rasgos de su cine, aquí mantenidos totalmente intactos, es por eso que en cierta manera es de recibo el comentario de muchos emparentando a High Life con el Solaris o el Stalker de Andrei Tarkovski, evidentemente todas ellas transitan a través de la ciencia ficción de tono existencialista pero la semejanzas terminan ahí, en esta ocasión las formas y el contenido son diametralmente opuestos. Claire Denis en esta fascinante y compleja High Life lo que hace es situar su mirada por encima de géneros cinematográficos, de alguna manera aporta un dialogo, propio y plenamente autoral como no podía ser de otra manera, que hasta ahora era bien difícil de visualizar en este tipo de películas, pocas veces se ha visto una reflexión, por momentos expuesta a modo de metáfora sobre la perdida de fe, tan oscura de la vida del ser humano al borde del apocalipsis, una visión descarnada del actual estado en donde nos encontramos,  lo meritorio es que dicho pensamiento o estudio está basado y visualizado a través de un tono totalmente epidérmico, en este sentido en High Life es un compendio de obra orgánica a modo de parábola espacial en base al tratamiento de los cuerpos, los fluidos y la carne, de la materia en definitiva y su exploración acerca de una sociedad que deviene como incurable, en este aspecto la muy volátil intensidad sexual del relato tiene un papel fundamental en el desarrollo narrativo del film algo que la emparenta a cierto cine muy característico perpetrado en su día por David Cronenberg.

Como una imposible odisea hacia la salvación de la humanidad High Life se define como un relato tan denso como inabarcable, expuesto como relato paradigma que nos muestra la reducción de la humanidad a lo básico y su posterior y correspondiente condena, un nuevo posicionamiento forzoso que libre de ataduras sociales deviene como prisionero de algo tan primigenio como es el manejo de los fluidos, en este sentido High Life parte de la referencia de multitud de conceptos recurrentes vistos en la ciencia ficción digamos clásica para pervertirlos a lo más primordial y oscuro, el film en definitiva de más riesgo tanto a un nivel formal como temático visto en la pasada edición del festival de San Sebastián, también el más original, y que a nadie le sorprenda el buen hacer de alguien como Claire Denis con una película de género, ya en su día hizo una extraordinaria película de caníbales con Trouble Every Day, porque razón no iba a sacar musculo con una ciencia-ficción situada a medio camino entre la distópica y el existencialismo?, eso sí, todo expuesto sin ningún atisbo posible de convencionalismos en su horizonte.

Valoración 0/5: 4’5