“Il signor Diavolo” review

Carlo es un chico de 14 años que ha matado a otro llamado Emilio, a quien cuidaba el párroco local. El Ministro del Interior italiano quiere saber qué es exactamente lo que ha sucedido, ya que la relación entre la Iglesia y las instituciones políticas no pasa precisamente por su mejor momento. Carlo acusa al diablo de ser el responsable de lo sucedido y comenta la influencia que ha tenido sobre él una monja. El adolescente está convencido de que Emilio fue el responsable de la muerte de Paolino, su mejor amigo, dos años antes.

Uno de los puntos álgidos de la pasada edición del Festival de Sitges fue el reconocimiento en forma de un merecido homenaje otorgado al veterano realizador italiano Pupi Avati, en su extensa carrera como director, en donde ha transitado por casi todos los géneros cinematográficos habidos y por haber, comedia, cine histórico, drama etc, encontraremos algunas indagaciones dentro del fantástico ciertamente interesantes como por ejemplo Balsamus l’uomo di Satana o Le strelle nel fosso pasando por ya reconocidos clásicos dentro del mismo como La casa dalle finestre che ridono, Zeder o la magnífica L’arcano incantatore, curiosamente y pese a una alternancia genérica en su filmografía muy visible Avati siempre ha regresado de una forma  relativamente cíclica al género de terror, Il nascondiglio del año 2007 no dejaba de ser una interesante re visitación de temarios ya transitados con anterioridad, a sus 80 años de edad el realizador italiano continua ampliando un legado cinematográfico ciertamente notable, Il signor Diavolo basada en una novela escrita por el propio Avati y publicada el pasado año supone un nuevo acercamiento por parte del realizador de origen boloñés a ese género fantástico rural tan presente en su filmografía siendo una de las propuestas más coherentes y lucidas dentro del ámbito autoral de las vistas este año en Sitges.

Sin embargo no deja de tener un regusto algo amargo por lo que respecta a un servidor el paso del gran Pupi Avati, un autor ajeno a cualquier tipo de modas y coyunturas, por el Festival de Sitges, las dos proyecciones en pantalla grande de sus películas, Zeder y la que nos ocupa no tuvieron el beneplácito ni mucho menos del lleno en el cine Prado por parte del público del certamen, una pena que estas oportunidades, en cierta manera únicas, de descubrir en primera persona una trayectoria pretérita de un autor tan fundamental y aquí no tan conocido en según que círculos como resulta ser Avati no figure como una opción primordial por parte de un tipo de espectador que el propio festival a lo largo de estos últimos años ha ido direccionando de forma casi forzada al evento y las inmediatez cinematográfica, en tal sentido no basta con programar puntualmente según que cosas, se tiene que publicitar adecuadamente ese esfuerzo en apariencia realizado, de alguna manera obligar y empujar al espectador virgen al descubrimiento como tal. Sea como fuere la notable Il signor Diavolo, fiel a ese dictado tan característico en el cine de Avati en donde el peso del pasado deviene un lastre para sus personajes y en donde el concepto de la premonición deviene como un activo esencial en su narrativa viene a significar la certificación de una militancia percibida como irrenunciable en base a una manera de entender hacer cine. Ambientado en el denominado Padano gótico el film indaga a modo de supersticiones atávicas, una temática que ya estaba más o menos presente en sus anteriores L’arcano incantatore y Il nascondiglio, en Il signor Diavolo esa diversidad genérica y por consiguiente su equilibrio está aún más presente si cabe que en los films antes citados, desde el thriller policíaco de investigación pasando por componentes políticos, religiosos y evidentemente demoniacos, también encontramos en el relato algún que otro apunte autobiográfico en relación a esa sempiterna confrontación que anida en la fe existente y creencia, o no, del ser humano al igual que resulta especialmente visible esa otra marca de la casa por parte del responsable de Le strelle nel fosso en donde esa cultura campesina y regional que parece anclada en el tiempo es utilizada para otros discursos de un índole digamos más universal.

Il signor Diavolo termina siendo como no podía ser de otra manera una película de connotaciones atemporales, expuesto principalmente a través de un esteticismo que parece proveniente de otro tiempo y que seguramente más de uno tildara de anacrónico, nada más lejos de la realidad pues que puede haber más actual que una irrenunciable constancia de tratados que no se detienen en echar mano a modernidades liquidas, en parte este nuevo film de Pupi Avati y su manera en general de percibir el medio cinematográfico deviene como una especie en extinción, casi en desuso, un cine tan artesanal en su definición escénica como incluso familiar, su hermano Antonio y su hijo Alvise han estado presentes a la hora de dar forma a esta producción, en relación a un proyecto que da la impresión de ir continuamente a contracorriente. Il signor Diavolo supone un regreso al inicio que un servidor percibe que no tendrá continuidad, un retorno a ese clasicismo gótico que curiosamente nos advierte de la proximidad del final de una carrera claramente reflejada en una de las cintas más libres de espíritu y sinceras con respecto a su adscripción genérica de las surgidas el pasado año dentro del ámbito del fantástico, un realizador en definitiva que nunca ha querido ser cautivo de ningún género en concreto, o al menos de ese que suele ser tan prominente que de alguna manera hace desaparecer los rasgos del autor a favor de ese otro en donde la caligrafía y el tono si llegan a ser plenamente reconocibles.

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