“Manchester by the Sea” review

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Lee Chandler (Casey Affleck) es un fontanero que se ve obligado a regresar a su pequeño pueblo natal tras enterarse de que su hermano ha fallecido. Allí se encuentra con su sobrino de 16 años, del que tendrá que hacerse cargo. De pronto, Lee se verá obligado a enfrentarse a un pasado trágico que le llevó a separarse de su esposa Randi (Michelle Williams) y de la comunidad en la que nació y creció.
No deja de ser algo paradójico que un autor de las características de Kenneth Lonergan en este su tercer trabajo tras las cámaras vaya a ser plenamente reconocido en base a un consenso entre crítica y público (de una manera muy justa dicho sea de paso) en un film en donde en apariencia, solo en apariencia, la génesis, que no el desarrollo del mismo, no nace del propio autor a diferencia de sus dos anteriores trabajos, su premiada opera prima You Can Count on Me y la muy reivindicable Margaret, sin embargo pese a esta pequeña disquisición de compatibilidades a mi manera de ver bastante anecdótica en Manchester by the Sea el director neoyorkino logra captar en esencia todo la sutileza dramática del relato a través de una mirada (muy habitual en su cine) en donde lo contemplativo de la acción escénica se erige como su indiscutible y principal activo a la hora de diseccionar con una exacerbada pulcritud el proceso emocional de sus personajes.
MV5BOTg1MDQ3Mjc0Nl5BMl5BanBnXkFtZTgwMzgzOTE4OTE@__V1_UX477_CR0,0,477,268_AL_Siempre he considerado como una de sus mayores y principales virtudes la exposición que otorga Kenneth Lonergan en sus películas, una mirada esta nada habitual a día de hoy en el panorama cinematográfico, y más concretamente dentro del cine independiente norteamericano actual, un manejo totalmente desprovisto de una complacencia en la que caería inmediatamente la mayoría de autores antes una material como el que suele manejar Lonergan, este lejos de juzgar acciones o comportamiento varios solo expone en base a una adecuada contención y desde una perspectiva minimalista, otorgándole una globalización a aquella máxima de que en apariencia pueda parecer menos pero siempre es más, Manchester by the Sea es una perfecta demostración de todo ello, un film que anida a través de lo más puramente desgarrador, describiendo los aspectos de una historia infortunada y como el personaje principal, convertido en una suerte de fantasma de la sociedad (interpretado de forma eficaz por Casey Affleck que aquí al igual que el director se apropia del termino contención en lo referente a su labor interpretativa, algo que puede llevar a una circunvalación acerca de una supuesta inexpresividad totalmente errónea de lo que realmente es), incapaz de lidiar o superar una tragedia personal que da visos de que nunca se cerrara del todo.
Una historia en apariencia sencilla pero que nos cuenta algo ciertamente relevador, poseedora al mismo tiempo de una modestia formal y visual para nada disimulada pero que forma parte de un engranaje plenamente conceptuado de ahí su innegable valía, encontrando curiosamente su mayor validez en lo referente a lo que es su tempo narrativo, y como este es utilizado en este retrato de contornos intimistas, logrando exponer un fascinante tejido de narrativas que son intercaladas entre presente y pasado mediante una línea temporal provista de hábiles flashbacks, en la película somos testigos de un juego de espejos dosificados de forma comedida entre el antes y el ahora, convirtiendo el tiempo, su transcurrir, en un elemento indispensable dentro del relato, para ello Kenneth Lonergan dosifica los 135 minutos de su metraje (creerme si os digo que se hacen cortos) de forma sosegada e inmaculada como implacable vehículo a la hora de describirnos los entornos emocionales del individuo desde la propia raíz.
Manchester by the Sea termina convirtiéndose por méritos propios en un perfecto ejemplo del innegable talento de un director que tiene como principal virtud en sus películas el renunciar al consabido trazado dramático convencional de lo que podríamos definir como tragedia humana insertada dentro del relato, para intentar el describirnos, en el caso que nos ocupa, el tránsito de la angustia vital de alguien, y lo que que significa la verdadera desolación del ser humano y el vacío existencial que conlleva tal disquisición a través de un estricto tono de austeridad emocional que vemos a través del personaje principal, convirtiendo este trabajo en él que sea posiblemente el mejor drama cinematográfico de la temporada con permiso de Moonlight, otra brillante muestra emparentada al igual que la película que nos ocupa en la manera de retratar el drama a través de la sensibilidad y la emotividad y como estas llegan a trascender a través de una perspectiva algo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en la pantalla grande últimamente, acentuando más en el cómo de tal viaje que en el por qué, en apariencia en base a una equivocada sensación de sencillez y comodidad estructural de tono maniqueo cuando en realidad todo lo que se nos está ofreciendo es lo contrario.

Valoración 0/5.4

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