“Mosquito State” review

Agosto de 2007. Aislado en su austero ático con vistas a Central Park, el analista de datos de Wall Street Richard Boca ve patrones siniestros. Sus modelos informáticos se están comportando de manera errática, igual que los enjambres de mosquitos que se reproducen en su apartamento, una plaga que ayuda a su derrumbe psicológico.

El cineasta polaco-estadounidense Filip Jan Rymsza conocido en estos últimos años por ser el responsable de la restauración de ese film perdido e inacabado que es The Other Side of the Wind de Orson Welles presento a concurso en la pasada edición del Festival de Sitges la cinta de insectos y capitalismo Mosquito State, film que parte de la premisa de una muy peculiar odisea llevada a cabo por un analista de Wall Street ( un esforzado Beau Knapp) que sufre una plaga de mosquitos en su lujoso apartamento situado en Wall Street, una película que desato, como ocurrió pocas semanas antes en el Festival Venecia, una en parte muy comprensible disparidad de opiniones con respecto a lo que fue la acogida de un film cuya premisa da la impresión de ir muy por delante de lo que finalmente resulta ser su desarrollo.

Evidentemente con el visionado de Mosquito State, como buen relato de claro índole kafkiano que pretende ser, a un servidor le vino a la mente de buenas a primeras retazos quizás demasiados evidentes del cine perpetrado en su día por David Cronenberg, algo que otorga al film de forma inequívoca una incómoda etiqueta de film derivativo en relación a presentarnos un relato de naturaleza supuestamente hibrida, por una parte el social, en donde se nos muestra como un modelo lucrativo y especulativo está predestinado a desaparecer de forma abrupta, junto a otro que nos conduce a un progresivo y degenerativo descenso en picado a estados mentales y físicos cada vez más alterados como bien pudimos ver en la fundamental The Fly del realizador canadiense, a través de todo ello somos testigos de cómo su protagonista, más cercano, seguramente de forma involuntaria, al Nicolas Cage de Vampire’s Kiss que al Jeff Goldblum del film de Cronenberg , utiliza una obsesión de tono enfermizo hacia los insectos que invaden su ostentoso apartamento para crear a partir de un errático comportamiento un modelo analítico tan alternativo como sofisticado a la hora de intentar predecir los movimientos de los mercados financieros.

La película, de una muy recargada caligrafía visual, sin embargo actúa de forma algo más adecuada en referencia a ser una especie de alegoría retorcida que nos retrata masculinidades en crisis que fluctúan de forma paralela con respecto a un declive capitalista que está a punto de hacer acto de aparición, en concreto el shock financiero acaecido en el año 2008, a tal respecto el film de Filip Jan Rymsza se acerca más al concepto expuesto en el American Psycho de Mary Harron, en lo concerniente a ser un drama con ribetes gruesos de metáfora  de época acerca de un pasado aún muy reciente dentro de nuestro imaginario, que en lo relativo a cualquier otro apartado de lo entendible como un apocalipsis orgánico. La metáfora o fábula física en relación a los mosquitos y su conexión con la sangre humana en lo relativo a la asociación del insecto con la enfermedad no termina pues de estar bien adherido a un relato posiblemente demasiado ambicioso en referencia a sus postulados, terminando por estar ante una historia algo difusa, viniendo a representar ese tipo de relato que te quieren explicar demasiadas teorías pero que ninguna de ellas terminan por llegar a un buen puerto en base a una historia acerca de supuestas sociedades asfixiantes que son retratadas en base a metáforas de brocha gorda en lo concerniente al final de una era de capitalismo feroz, o por lo menos de las cosas y los comportamientos entendidos hasta ese determinado momento como tales. Lástima que el exceso de simbolismos algo inocuos de esta especie de psico-horror, en cierta manera tan evidentes como poco conceptuados e incapacitados a la hora de fusionar y desarrollar ideas, termine por desbaratar una analogía o una metáfora que da la sensación de no atreverse a ir hasta las últimas consecuencias de su en un principio interesante enunciado.

Valoración 0/5: 2’5