“My Heart Can’t Beat Unless You Tell It To” review

Dwight y Jessie están en desacuerdo sobre los cuidados de su frágil y enfermo hermano menor Thomas, que solo vive de la sangre humana. A Dwight le cuesta comprender que para que su hermano viva tengan que dejar tras de sí un reguero de cadáveres, pero cuando empiece a distanciarse de su familia, la implacable Jessie hará lo que sea necesario para mantenerlo en casa.

Viene siendo un denominador común en estos últimos años, y bastante visible por ejemplo en ese gran escaparate de tendencias de género que suele ser Sitges, el ver como un número muy significativo de películas retuercen hasta la extenuidad conceptos y parámetros del género fantástico a la hora de querer discernir sobre problemáticas direccionadas normalmente hacia un índole de carácter social, en su gran mayoría lindantes con el drama, el fantástico como aparente excusa a la hora de hablarnos de otras cosas siempre ha estado de una manera u otra muy presente en la historia del cine fantástico, el debut en la dirección de Jonathan Cuartas (Premio Mejor película Noves Visions y Citizen Kane a la dirección revelación en el pasado Sitges) con la nada desdeñable My Heart Can’t Beat Unless You Tell It To se inscribe de una forma muy evidente en dicha tendencia a través de una variación muy sui géneris del concepto del mito del vampiro, un drama realista de tono claustrofóbico que coquetea tímidamente con el terror en lo concerniente a una película que vendría a ser un buen ejemplo de ese posicionamiento en lo referente a la vertiente más agraciada de dicho termino.

El problema, a parte del desmedido subrayado utilizado en la mayoría de las ocasiones, a la hora de aplicar dicho concepto antes citado es ver como muchos autores utilizan una mirada algo despectiva, casi situada por encima del hombro, hacia el fantástico en la medida de plantear la alegoría, en esta cuestión entraríamos en el eterno debate de cuál es la prioridad o justificación del relato en cuestión, la narrativa más pura de género que vertebra sutiles interpretaciones y matizaciones de otro ámbito o utilizar el fantástico, en la mayoría de veces de forma algo burda, como mera excusa a la hora de exponer la metáfora, en la pasada edición del Festival de Sitges hubo una película que ejemplarizaba a la perfección esta última aseveración como fue muy publicitada e inflada Relic, una de las películas que peor ha tratado el concepto natural del fantástico en estos últimos años.

A tal respecto podríamos llegar a la conclusión de que la modesta pero bastante meritoria My Heart Can’t Beat Unless You Tell It To transita por unos territorios algo parecidos en relación a su estructura, sin embargo a diferencia del film de Natalie Erika James Jonathan Cuartas no distrae ni disimula a la audiencia, o lo que es peor engaña, en referencia a cuáles son sus auténticas motivaciones a la hora de plantear un discurso, a tal respecto el tema del vampirismo y sus interesantes relecturas, en realidad dicho subgénero se ha utilizado en infinidad de ocasiones a la hora de explorar problemas y miedos sociales, un poco a la manera de la seminal Martin de George A Romero o los teen angst más reciente como The Transfiguration de Michael O’Shea o esa derivación exótica y arty que es A Girl Walks Home Alone at Night de Ana Lily Amirpour  por no hablar de la involuntariamente mainstream Let the right one in de Tomas Alfredson, aquí nuevamente todo no deja de ser una excusa casi anecdótica empleada en la medida de desarrollar, en base a una puesta en escena sobria, un seco y áspero drama familiar provisto de relaciones tan afectivas como malsanas que nos cuenta la toxicidad que puede desprender el ser humano con respecto a dependencias forzadas, también interesante del mismo modo en lo concerniente a la exploración de hasta dónde puede llegar el compromiso hacia el vínculo consanguíneo y que se está dispuesto a sacrificar en base a la contradicción moral para poder hacerlo prevalecer.

La revisión del mito vampírico a través de una historia inquietante expuesta en My Heart Can’t Beat Unless You Tell It To será pues algo difusa en relación a su vertiente más puramente genérica, en parte algo lógico al no existir ningún elemento de índole sobrenatural en su planteamiento, de hecho la palabra vampiro nunca se llega a mencionar en el guión, sin embargo será bastante lucida e interesante en la medida de transitar a través de un horror realista que nos pregunta quien es realmente el monstruo, ayudada aquí por una muy característica factura indie en relación a una tonalidad estética lindante casi con el documental, muy a la manera de por ejemplo la reciente The Dark and the Wicked de Bryan Bertino, en la medida de mostrarnos un relato demoledor carente de subrayados a modo de cruda deriva intimista acerca de ese grupo de desheredados de la sociedad que parecen estar condenados a ser excluidos de ese en muchas ocasiones quimérico sueño americano del bienestar.

Valoración 0/5.3’5