“A Quiet Place” review

A Quiet Place nos cuenta la historia de una familia ha sido acosada durante mucho tiempo por un mal sobrenatural que es atraído por el sonido. Retirados en un remoto lugar y apartados de tal amenaza llevan su día a día con la mayor normalidad posible dadas las circunstancias, en este idílico lugar se verán obligados a guardar silencio y no hacer ruido como parte indispensable para su supervivencia. La familia se comunicará a través de señas e intentarán tener una vida normal, pero las cosas se complicarán después de que un pequeño accidente en casa provocado por un ruido.

No deja de ser sintomático y en cierta manera clarividente como a día de hoy la recepción momentánea y posterior repercusión por parte de crítica y público establecen unos parámetros a la hora de posicionar la supuesta valía de una película, bien es cierto que durante toda la historia del cine ha habido erróneas validaciones formuladas de forma instantánea en ambos sentidos corregidas de forma ecuánime con el paso del tiempo. Hoy en día al igual que en el pasado sigue habiendo lo que un servidor considera como apreciaciones distorsionadas, nada en cierta manera ha cambiado en estos menesteres, posiblemente las formas, hoy existe el hype y su correspondiente anticuerpo el antihype. Todo esto viene a colación en la manera en que una película de las características de A Quiet Place es fiel esclava de estos manierismos externos que predominan en la actualidad, por fortuna el film de John Krasinski no admite muchas dudas con respecto de cuáles son sus verdaderas intenciones por mucho que algunos se empeñen en lo contrario, cualidades o defectos en donde el ruido externo nos intenta conducir por senderos disuasorios de lo que es la propia realidad del producto en cuestión.

A Quiet Place no es la obra perfecta que muchos han querido pregonar al momento, de hecho podríamos aseverar como su principal virtud la carencia y no la suma de conceptos, el cine de terror posiblemente es junto a de la comedia el género cinematográfico que no ha intentado como norma sine qua non, ni falta que le ha hecho, el reinventarse contantemente para atraer a un público mayoritario, de manera cíclica siempre ha estado ahí pues el favor y la empatía del público siempre le ha acompañado, solo la saturación de conceptos lo ha puesto de forma momentánea a cada cierto tiempo en stand by para que al cabo de unos años vuelva  a ser requerida por las masas para volver a los pasos anteriormente transitados, cuando me refiero a las carencias existentes en A Quiet Place como su principal valía es en cómo esta se despoja dada su naturaleza de ciertos manierismos que no han hecho muchos favores al género en estos últimos años, reiteración de conceptos manidos, Winchester (2018), o exceso metafórico en la propuesta, It Comes at Night (2017) por poner solo dos ejemplos. A Quiet Place como propuesta de estructura minimalista prescinde de tales males endémicos, su planteamiento es en extremo básico pero de sobras eficaz en donde seguramente lo más importante radica en su intención de no experimentar, de hecho hay una exposición pero su desarrollo es tan sencillo como imperceptible, maneja muy bien sus tempos narrativos en referencia a las escenas en donde se nos plantea un suspense de tono terrorífico, esa eficacia sin dilataciones ni bifurcaciones (se agradece que el único indicio de ello en la película, responsabilidad y compromiso paterno, este planteado de forma sobria sin cargar las tintas sobre ello) es la que el espectador requiere de tanto en tanto, de ahí que el éxito comercial que está cosechando la cinta es bastante comprensible y hasta cierto punto lógico.

Sin embargo esta fórmula de éxito periódica no significa por obligación que el producto en cuestión no este provisto de lastres que en el caso que nos ocupa son bastantes significativos, por un lado una historia en donde uno de sus principales atractivos consiste en la utilización o ausencia del sonido como herramienta perturbadora no es utilizada de una forma digamos sutil, como tampoco lo es las muy visibles y continuas apariciones de las criaturas, en este aspecto los abruptos golpes de sonido a modo de sobresalto en las antípodas de lo sugerido no casan o no son del todo fieles a una propuesta que parte de una narrativa de índole claramente minimalista. Algo más grave resulta la sobre explicación en según que tramos de la historia llevada a cabo por John Krasinski, hay a mi entender un exceso de susurros, diálogo hablado o con señas que a mi modo de ver distorsionan la naturaleza de la historia, uno tiene la sensación de una falta de atrevimiento en la propuesta en un aspecto que si tenía por poner un solo ejemplo el magistral episodio de la fundamental The Twilight Zone The Invaders, capitulo con el que guarda más de un acople argumental.  A Quiet Place pese a sus lagunas estructurales termina siendo en pulcro ejercicio de estilo de elaborada puesta en escena en donde podemos apreciar un cierto virtuosismo en el manejo de la tensión, aunque posiblemente lo mejor del conjunto sea una premisa que explora una pesadilla en donde el silencio absoluto es el único refugio posible hacia la supervivencia, intentar otorgarle otra cualidades seria hacerle un flaco favor a un film que ha sabido moldear con cierto aplomo una bases ya existentes en tiempos pretéritos dentro del género de terror.

 Valoración 0/5: 3