“The Dead Don’t Die” review

The Dead Don’t Die anteriormente conocida con el título de Kill the Head nos sitúa en la pequeña localidad estadounidense de Centerville, en ella los muertos vuelven a la vida y un variopinto grupo de personajes entre los que se encuentran una peculiar pareja de policías tendrán que hacerles frente.

Durante estos últimos años viene siendo algo habitual algo impensable hace solo unas décadas, el ver como autores con un discurso tan consecuente como reconocible a lo largo de una extensa trayectoria recurren al género fantástico a la hora de extender o incluso bifurcar su mirada a través de géneros cinematográficos que en un principio no parece ser afines a un supuesto ideario temático transitados con anterioridad como por ejemplo el francés Bertrand Bonello con su notable Zombi Child por citar un solo nombre, sin embargo con respecto a un realizador de las características de Jim Jarmusch dicha indagación genérica no es nueva, trabajos como Dead Man, Ghost Dog: The Way of the Samurai o el notable relato vampírico existencial Only Lovers Left Alive así lo atestigua, en The Dead Don’t Die Jarmusch se adentra en una temática tan saturada y saqueada a día de hoy como es la de los zombies, a través de ella se incide tanto en la retórica como en la parodia a la hora de mostrarnos una mirada muy poca esperanzadora de una actual Norteamérica que parece direccionada irremediablemente hacia el apocalipsis.

Lo primero que habría que señalar con respecto a The Dead Don’t Die es que esta no es, o en su defecto no actúa, a modo de una comedia al uso como muchas propuestas que en estos últimos años han transitado a través de dichas coordenadas genéricas, dicho de otra manera, el film se sitúa en las antípodas de productos como por ejemplo Zombieland o Shaun of the Dead, siendo una película tan irónica como por momentos una desconcertante comedia lacónica, ante tal disquisición el nuevo trabajo tras las cámaras de Jim Jarmusch se posiciona a través de una supuesta hibridación entre el cine de autor y el de género recurriendo en todo momento a una mirada que deviene como satírica y nada mainstream como alguien pueda pensar erróneamente en un primer momento aunque algo desgastada a un modo estructural en referencia a su percepción de lo independiente, a través de ella se nos presenta a modo de  metáforas sociopolíticas los males que a día de hoy puebla los Estados Unidos, a tal respecto si hay un tipo de cine del que bebe si bien no tanto en sus formas pero si en su fondo es el de George A. Romero, ese discurso que por momentos parece ser unísono nos dice que los muertos vivientes no dejan de ser víctimas o en menos medida reflejos de los males de la sociedad tales como el desmedido consumismo, la problemática racial o el caos medioambiental entre otras lacras endémicas de una sociedad que se atisba como enferma. Jim Jarmusch a tal respecto echa mano tanto de la auto parodia intrínseca de su cine, provista en esta ocasión de un gran número de momentos meta plagados de autorreferencialidad como a una deconstrucción genérica que en esta ocasión deviene como algo más liviana en comparación con la profundidad existente de por ejemplo Only Lovers Left Alive pese que en su parte final se incida en demasía en el supuesto subtexto del mensaje. The Dead Don’t Die por consiguiente actúa a modo de fábula moral bajo un claro trazo de ser un divertimento de lujo utilizando como escenario para la ocasión a una población rural en donde sus protagonistas nos son presentados  como habitantes de una ficción que se prevé como apocalíptica a través de un relato bastante más turbio y desmoralizador de lo que uno puede imaginar en un primer momento y en donde Jarmusch parece que en esta ocasión deja de lado el cine dialógico optando por esa otra cosa tan característica en su cine como es el maquillar los códigos estéticos dando como resultado una historia que en ningún momento da la impresión de abrazar la no verosimilitud del relato en cuestión.

Posiblemente el vehículo utilizado en esta ocasión por Jim Jarmusch este en la actualidad demasiado saturado,  el cine de temática zombie en estos últimos años ha sido diseccionado desde casi todas las perspectivas posibles por lo que es ciertamente complicado el intentar innovar o sorprender a través de dichos esquemas, si a esta ineludible tesitura percibimos un cierto desinterés por parte del responsable de Patterson por llevar al film hasta sus últimas consecuencias queda bastante claro que no estamos ante una de las mejores películas de su autor, aun así  The Dead Don’t Die que como toda buena película de zombies viene provista de una evidente carga política atesora suficientes atributos como para que sea considerado como un trabajo menor por mucho que al final no logre llegar mucho más allá de lo que ya nos explicaba de forma sistemática George A. Romero en sus películas, aquello de que ellos, por los zombies, somos nosotros y el mundo en cuestión está bastante jodido.

Valoración 0/5:3