“Tumbbad” review

India, siglo XIX. En las afueras de Tumbbad vive Vinayak, hijo bastardo del jefe del pueblo, obsesionado con un tesoro ancestral. Sospecha que el secreto del tesoro lo conoce su bisabuela, una bruja maldita que lleva siglos dormida. Cuando se acerca a ella se topa con el guardián del tesoro, un malvado dios caído. Lo que empieza con unas pocas monedas de oro se convierte en un ansia que dura décadas. La avaricia de Vinayak sigue creciendo hasta que desata el mayor secreto de todos, que es incluso más valioso que el propio tesoro.

Si hace bien poco hablábamos de lo inusual y en parte complicado que puede resultar hoy en día que una película te pueda llegar a sorprender en gran parte de sus niveles en lo concerniente a su visionado en festivales de cine con referencia a la modesta pero efectiva The Head de Jordan Downey , la cinta India Tumbbad podría considerase por lo que respecta a un servidor como la auténtica sorpresa a un nivel positivo vista el pasado año en el Festival de Sitges, un trabajo en parte alejado conscientemente de los cánones habituales del cine proveniente de esas latitudes, de una vocación claramente más internacional que mezcla de forma tan notable como lúdica el terror folklórico y la fábula moral, todo un descubrimiento para los amantes de ese otro cine fantástico que se aleja de cánones temáticos y territoriales ya preestablecidos de antemano.

Lo bueno de esta curiosa película que ya venía precedida de buenas críticas tras su pase como película inaugural de la Semana de la Crítica de la pasada Mostra de Venecia es que pese a no indagar en ningún momento en los cánones que fundamentan el cine manufacturado en Bollywood está en ningún momento renuncia a su estructura de cine popular autóctono, pilar básico en dicho cine, en este sentido y en base a su amalgama genérica el poderoso debut tras las cámaras del dúo formado por Rahil Barve y Adesh Prasad ubicado temporalmente entre la ocupación británica y la declaración de independencia de la India en el año 1947 no se ampara en lo estrictamente autoral a la hora de explicarnos y definir su particular estatus a través de un relato de claras consonancias fabularías que transita por un pervertido cine de aventuras en apariencia familiar, solo en una primera instancia pues más adelante somos testigos como este bajo la apariencia de un exótico cuento sobrenatural que conforme avanza narrativamente a través de sus tres actos se va bifurcando a la hora de abordar de forma algo irregular cuestiones tales como el rigor histórico/político de una determinada época o el posicionamiento totalmente subordinado de la mujer en el universo que nos presenta una historia que da la impresión de darse de bruces en todo momento en lo concerniente al conflicto existente entre la tradición y el modernismo, aunque posiblemente lo que orbite en todo momento por esta fascinante Tumbbad es su indagación moral acerca de cómo la avaricia y la falta de principios no trae nada bueno en base a una metáfora expuesta a través de una maldición cíclica ancestral, para más inri el despliegue de efectos visuales orquestados para la ocasión, por momentos visualmente prodigioso, aparte de estar perfectamente cohesionado a la historia podemos intuir fácilmente que no le haría ascos a ninguna producción media alta proveniente del actual industria Hollywoodiense.

Tumbbad termina siendo un muy gratificante espectáculo a modo de terrorífico cuento de tono mitológico con trasfondo de moraleja en este caso relativo a la codicia inherente en el ser humano, puesto a poner algún lastre este provenga principalmente de la vocación un tanto forzada por la meticulosidad exhibida por parte de Rahil Barve y Adesh Prasad de crear un producto destinado a un público internacional, un posicionamiento legitimo pero que de alguna manera le resta algo de indagación, no en lo relativo al imaginario fantástico y si en lo concerniente a esa otra vía narrativa que explora la problemática derivada de la sociedad patriarcal pues dicho discurso lejos de estar a la altura de su partenaire fantastique da la impresión de transitar por lugares demasiados comunes que no coge por sorpresa en ningún momento al espectador occidental, esto sin embargo no es ningún óbice para que este film pueda tener la oportunidad de trascender de cara al aficionado más allá del visionado en el circuito de festivales, la película con sus escasos defectos y sus más numerosas virtudes bien lo vale.

Valoración 0/5: 3’5