“Yellow Cat” review

En Yellow Cat vemos como el ex convicto Kermek y su amada Eva quieren dejar atrás su vida delictiva en las estepas kazajas. Él tiene un sueño, construir un cine en las montañas. ¿Será el amor, o más bien obsesión de Kermek por Alain Delon y la película El silencio de un hombre de Jean-Pierre Melville lo bastante fuerte como para mantenerlos alejados de las violentas garras de la mafia del lugar?

Después de estar presente en la pasada edición dentro de la sección oficial a concurso con la estimable A Dark-Dark Man el realizador Adilkhan Yerzhanov volvía un año después a San Sebastián con una nueva película, en esta ocasión integrada dentro de la sección Zabaltegi-Tabakalera, Yellow Cat, un trabajo, estructurado narrativamente a través de siete capítulos, cada uno presentado a modo de introducción por un dibujo infantil, que representa ese tipo de películas cuya catalogación genérica resulta ciertamente difusa al percibirse en ella como tras un tono de comedia muy evidente se esconde una historia dramática de contenido ciertamente duro, o sea un film con apariencia de ser ingenuo pero que no lo es en absoluto.

Viendo las dos últimas películas de Adilkhan Yerzhanov parece quedar bastante claro que estamos ante una autoría tan definida con respecto a sus mimbres como algo difícil de asimilar por parte de aquel espectador que no esté dispuesto a aceptar de buenas a primeras las algo atípicas reglas de juego orquestadas por parte del director originario de Kazajistán. Tanto en la espléndida y reivindicable A Dark-Dark Man, thriller local con derivas al noir existencialista trágico expuesto a través de esa sempiterna colisión adyacente en la inocencia y en una culpabilidad moral casi viral dentro de una sociedad en donde la corrupción anida a través de un sistema que genera por igual a víctimas y verdugos, como en la película que nos ocupa, los personajes parecen anclados en la nada, en un no lugar, representada en su ubicación a través de la inhóspita estepa kazaja, los dos relatos parte de premisas criminales, la primera de una forma más evidente y concisa, Yellow Cat lo hace sin embargo a través de una confusión genérica algo desconcertante, podríamos decir que la historia se ampara tras un primer vistazo en parámetros muy parecidos al True Romance de Tony Scott o si se me permite el símil al Wild at Heart de Davis Lynch, joven prostituta y joven delincuente emprenden una huida de connotaciones quiméricas, la pregunta viene dada en la medida de cuestionar si Yellow Cat es una comedia o es un drama, lo que se nos cuenta en cierta manera no da lugar para muchas sonrisas, el modo en que lo hace posiblemente sí, ese humor por momentos absurdo y desconcertante, parece mirar sin ningún tipo de pudor a imaginarios propios provenientes del cine de Jacques Tati por ejemplo, una mirada ya intuida a través de pequeñas pinceladas en la anterior A Dark-Dark Man, teniendo el añadido de comprobar como en su tramo final vira hacia tonos algo más serios y poéticos en base a una poderosa metáfora que aquí se adueña por completo de una función en donde encontraremos un sinfín de referencia cinéfilas que más que direccionados a la pleitesía del referente en si mismo dan la sensación de ser una especie de imitación de connotaciones casi paródicas.

Yellow Cat termina siendo una película tan entretenida como desconcertante en lo concerniente a la nada disimulada caricaturización que emplea, film poseedor de un final muy triste que pese a estar situado un escalón por debajo de su anterior A Dark-Dark Man es un trabajo muy a tener en cuenta a la hora de valorar a ese tipo de autores cada vez más difícil de detectar dentro del panorama internacional, realizadores que hacen que su obra atesore un tono identificativo y reconocible muy propio en relación a un estilo aquí percibido principalmente en base a la exposición de una serie de formalismos muy poco convencionales.

Valoración 0/5:3