“After the Storm” review

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Ryota vive en el pasado, en sus momentos de gloria como premiado autor. Tras divorciarse, gasta en las carreras todo el dinero que gana como detective privado y no puede pagar la pensión alimenticia de su hijo. Tras la muerte de su padre, trata de retomar las riendas de su vida y hacerse un hueco en la de su hijo. Un inesperado tifón obligará a toda la familia a pasar la noche juntos en casa de la abuela y les dará la oportunidad de reencontrarse.

La nueva película de Hirokazu Kore-eda, un habitual del certamen Donostiarra, volvió a estar presente un año más dentro de la sección Perlas del festival de San Sebastián tras su paso por Cannes hace unos meses, After the Storm vuelve a incidir en el temario costumbrista de estilo y tono sereno tan característico en el director nipón, en esta ocasión a través de una particular reflexión acerca de la felicidad por parte de una familia desestructurada, todo ello expuesto mediante el choque cultural entre el viejo y el nuevo Japón con todo lo que ello puede conllevar, no llegar a ser una tesis nada gratuita el comparar el cine de Kore-eda con el de los maestros Yasujiro Ozu y Mikio Naruse, todas son perspectivas cinematográficas que salvando las lógicas distancias entre ellas parecen a primera vista transitar sobre un mismo tipo de esquema o temario en lo referente a su construcción cuando en realidad cada vez nos hablan lo hacen de algo completamente diferente a lo que anteriormente habían expuesto.

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Hirokazu Kore-eda  logra en After the Storm mantener a fuego lento una narración que parece transitar en lo relativo a la melancolía adyacente en la historia de una familia con evidentes problemas afectivos que se reúne casualmente y de manera algo forzada en casa de la abuela a causa de un tifón, una situación está que fuerza al refugio actuando este como claro ente afectivo en donde las relaciones paternofliales llegan a su más plena intensidad durante el cenit del fenómeno meteorológico como modo de entender y orientar unas transitorias vidas que parecen estar salpicadas de pequeñas epifanías sobre el devenir de sus propia existencia a través de un tratado acerca de la complejidad y los subtextos existentes en toda actividad cotidiana que se precie, pero muy especialmente en el retrato de ausencia de un ser allegado, ya sea por fallecimiento o por un simple imperativo a la hora de seguir formando parte de la vida familiar como le ocurre a nuestro protagonista.

 

afterAquí el tratado que nos propone  Kore-eda vuelve a funcionar en base a una serie de simpáticos y amenos diálogos en donde llega a ser del todo imprescindible una predisposición concienzuda en llegar a confiar a todo tipo de comunicación en lo referente a los diálogos de sus personajes, la premisa de la que parte y discurre la narración sigue siendo la misma vista en anteriores trabajos suyos, transitar en base a una sencillez y sutileza en lo referente a un argumento que nos deriva finalmente hacia lo emotivo casi sin darnos cuenta, esa profundidad emocional de la que está dotada la película adquiere una importancia muy a tener en cuenta, básicamente porque After the Storm no es el mejor trabajo de Hirokazu Kore-eda, esta parece situarse un peldaño por debajo con respecto por ejemplo a Still walking o Our Little Sister, en el film vemos claramente cómo se alargan innecesariamente algunas subtramas que parecen no conducir a ninguna parte, sin embargo pese a tener uno la sensación de estar ante un trabajo algo menor por parte de su director el film a la hora de argumentar su historia denota sobradamente el talento y conocimiento de un creador que posee una capacidad innata a la hora de crear momentos íntimos a través de la sutileza y sencillez, una incuestionable habilidad que ya quisieran para ellos muchos directores que sustentan sus trabajos a través de las pautas más comunes de la comedia dramática, porque a fin de cuentas estamos ante un autor que sigue siendo muy fiel a la exposición de sus retratos, en donde no llega a deformar en ningún momento la virtud que mejor llega a caracterizarle como autor, el reflejo de la honestidad plasmada en la cotidianidad vista a través de la crónica costumbrista de una familia cualquiera.

Valoración 0/5: 3’5

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