Crónica festival de San Sebastián 2017. Día 6

Soldaţii. Poveste din Ferentari

Adi, de 40 años, un joven antropólogo a quien su novia ha abandonado recientemente, se muda a Ferentari (el barrio más pobre de Bucarest), con la intención de escribir un estudio sobre el manele (la música popular de la comunidad romaní). Mientras investiga sobre el tema, conoce a Alberto, un ex convicto romaní que promete ayudarle. Pronto ambos inician un romance en el que Adi alienta a Alberto con improbables planes para salir de la pobreza y Alberto le corresponde con palabras de amor bien elaboradas. Cuando el dinero se acaba, ambos se ven atrapados en un apartamento en el que se aman y se utilizan el uno al otro, en un juego de necesidad y poder que no tiene ganadores.

Ferentari, el barrio más pobre de la actual Bucarest no fue tiempo atrás el gueto que es hoy en día, como bien explicó la directora Ivana Mladenovic en la rueda de prensa tras su proyección en el Zinemaldia. Ferentari era antiguamente un barrio de gente obrera que en los noventa con la llegada del capitalismo y mucha gente sin trabajo se fue convirtiendo poco a poco en el escenario degradado que es en la actualidad. Todo esto viene a colación por la importancia del escenario nostálgico en la historia que nos cuenta Soldaţii, adaptación de la novela homónima de Adrian Șchiop, una historia de amor, tan atípica y en parte sucia como lo es dicho escenario.

Ese barrio conclave territorial gitano de Bucarest que es Ferentari le viene a la perfección a Ivana Mladenovic para indagar en un naturalidad extrema, es como si a través de la nada de ese escenario se intente crear en base a una relación sentimental, un amor homosexualidad dentro de la comunidad romaní, el germen de algo de vida ubicado en plena desolación, en este aspecto la apuesta por parte de Ivana Mladenovic es ciertamente meritoria y arriesgada, el recurrir a un tono casi documental y extremar lo verídico también implica sus riesgos, aquello de que tanto arrimarse al fuego uno puede acabar quemado le puede venir bien a la película y más viendo como el espectador medio recurre sistemáticamente a la ficción para disfrazar la realidad, en Soldaţii parece dar la impresión de interesar mucho más la historia y el contexto que los propios personajes, ambos protagonistas que por momentos parecen caer un insustancial bucle repetitivo a través de una cotidianidad áspera y oscura que difícilmente logrará una empatía por parte del espectador, tampoco resulta una condición sine qua non, Ivana Mladenovic en esta prometedora opera prima no tiene intención de ofrecernos un discurso a medias tintas en lo referente a su posicionamiento ni falta que le hace.

Valoración 0/5: 4

 

Happy End

Una familia burguesa formada por un padre cansado de su papel de patriarca teniendo solo en su mente quitarse de en medio, su hija mayor, prometida con un acaudalado banquero británico que tiene lidiar contra su voluntad tanto con su problemático hijo como con la delicada situación de la empresa familiar, mientras tanto su hermano mantiene un romance extramarital con una excéntrica música teniéndose que hacer cargo de una hija de oscuro pasado fruto de su primer matrimonio.

El nuevo trabajo tras las cámaras de ese indiscutible referente del cine europeo contemporáneo que es Michael Haneke estuvo presente en la sección Perlas del Zinemaldia tras su tibio pase en el pasado festival de Cannes, Happy End no deja de ser una autocita o trabajo/referente de todos los postulados que conforman su cine, posiblemente esa visión crítica y cínica se presente aquí de forma algo más distante y contemplativa, es como si de alguna manera el director austriaco quisiera dar un paso atrás e intentar dar más brío a la síntesis que al análisis.

En Happy End el objetivo vuelve a ser la clase burguesa, la adinerada familia que no es diseccionada en la película a partir de una mirada en cierta manera neutra es en verdad problemática, no solo en lo concerniente al exterior sino especialmente de puertas adentro, Michael Haneke vuelve a insistirnos en que algo no funciona correctamente en el núcleo, un discurso que transita básicamente en lo relativo a la podredumbre moral, el problema viene dado en que el matiz del discurso lo conocemos de sobras, algo que por momentos nos deriva al déjà vu, es como si de alguna manera en muchas de la situaciones que vemos en Happy End estemos un paso por delante de lo que va a ocurrir, estamos ante un trabajo que no deja de ser un reciclaje de ideas y conceptos muy reconocibles, Amour, Cache o Benny’s Video están muy presentes de una manera u otra, algo que por muy diluido que se nos presente no deja de ser una coherencia en lo concerniente a temarios de su filmografía, sobre todo cuando el cineasta se adentra en la farsa con ganas de apaciguar de alguna manera la situación a través de la ironía. Esa continuidad en las obsesiones siempre presentes en su obra no deja de representar un riesgo autoral que asume con cierto carácter, lástima que el resultado final se perciba como ambiguo o incompleto, como si de alguna manera lo que estamos presenciando fuera obra de un alumno aventajado y no del maestro.

Valoración 0/5: 3’5

 

Le Semeur

Violette está en edad de casarse cuando en 1852 su pueblo es brutalmente privado de todos sus hombres tras la represión ordenada por Napoleón III. Las mujeres pasan meses en aislamiento total. Desesperadas por ver a sus hombres de nuevo, hacen un juramento: si un hombre viene, será para todas. La vida debe continuar en el vientre de todas y cada una de ellas.

Ganadora del premio a la mejor película en la sección Nuev@s director@s Le semeur supone la ópera prima de la francesa  Marine Francen ayudante de dirección de autores de la talla de Michael Haneke o Olivier Assayas cuyos muchos de sus conceptos y recursos ya sean narrativos o formales están muy presentes en el film, Le Semeur es un primer trabajo ciertamente potente, de alguna menara es una película cuyas características fílmicas le hubieran permitido estar sin ningún tipo de problemas en la sección oficial, el film inspirado libremente en el relato L’homme semence de Violette Ailhaud teoriza a través de sus cuidadas imágenes en una situación que podríamos perfectamente denominar casi de utópica, el empoderamiento de un núcleo femenino que ha de afrontar la intrusión de una aparición masculina en su entorno, una aldea compuestas exclusivamente por mujeres desamparadas y desprovistas en lo afectivo que nos puede remitir en un primer momento al The Beguiled de Don Siegel y Sofia Coppola pero a diferencia de la novela de Thomas Cullinan Marine Francen opta por ofrecernos una versión que se aparta de lo violento y lujurioso para ampararse en una visión mucho más poética de dicho conflicto, en este apartado la puesta en escena juega un papel muy importante a la hora de utilizar artificios formales tales como con las sombras y la iluminación que otorgan un empaque visual ciertamente meritorio a esa quietud escénica antes comentada. Le semeur con sus obvias referencias pictóricas y esa evidente pulcritud y cuidado formal expuesto en formato 4.3 adolece de una trascendencia en lo referente a su historia, hay cierta tendencia a apostar por lo académico, un deleite estético ciertamente premeditado que juega en ocasiones contra de una narrativa más acentuada que esperemos que Marine Francen sepa adecuar en su próximo trabajo.

Valoración 0/5: 2’5

 

Mother!

Mother! nos cuenta como una pareja ve como su estable relación se pone a prueba cuando reciben en su hogar la visita inesperada de una serie de extraños invitados. Desde ese preciso momento, su tranquila existencia quedará trastocada por completo.

Como hace un par de años con el High-Rise de Ben Wheatley (quien por cierto le hubiera venido fenomenal los últimos cuarenta minutos de Mother!) la cuota discursiva este año en San Sebastián vino de la mano del último trabajo de Darren Aronofsky Mother!, polémica precedida ya tras su paso por el pasado festival de Venecia, reacciones en su mayoría furibundas tanto en uno como en otro certamen y que pone de manifiesto cierta vagancia por gran parte de la crítica a la hora de asimilar conceptos no habituales en el cine de hoy en día, no se trata de posicionarse en extremos sino aprovechar la ocasión para discernir, Mother! por encima de todo es un producto destinado principalmente a generar debate en el buen sentido de la palabra.

Nunca he sido muy partidario del cine perpetrado por Darren Aronofsky, reconozco las virtudes de una muy estimulante opera prima como es Pi, fe en el caos o algunos trabajos posteriores como Black Swan, pero es en Mother! donde posiblemente  Aronofsky logre la que considero su mejor película. Simplificar la trama de Mother! a través de una solo vía narrativa es totalmente inútil, podemos aseverar eso sí que estamos ante una gran alegoría metafísica  sobre la Biblia y sus conceptos canónicos como mitos, creación, devoción, egoísmo etc, también podría servir a modo de metáfora sobre el descontrol en que esta sumido el mundo contemporáneo, no creo que este sea el lugar idóneo para discernir significados que de alguna manera están en la percepción de cada uno, lo que realmente me parece fascinante de Mother! no es el mensaje sino el trayecto pues estamos ante una película de las que sacude tanto en lo emocional que termina derivando en físico a través de una contundencia de clara naturaleza kamikaze, evidentemente una apuesta tan arriesgadamente  inmersiva conlleva una narrativa caótica, hay momentos en que situaciones y diálogos rozan el disparate, en cierta manera es un peaje muy lógico, Mother! es ante todo un apabullante ejercicio de puras formas cinematográficas, en donde el estilo visual, la historia y su concepto simbólico están al servicio de la trasgresión convirtiéndose en una de esas agresivas fabulas que hacen falta de vez en cuando en el actual panorama cinematográfico.

Valoración 0/5: 4

 

The Night I Swam

La nieve cubre las montañas de Japón. Como cada noche, un pescador realiza su viaje al mercado en la ciudad. Su hijo de seis años se despierta con su marcha y le resulta imposible volver a dormir. En su dormitorio, el niño hace un dibujo que luego introduce en su mochila. De camino al colegio, aún adormilado, se sale de la ruta y comienza a vagar por la nieve…

Lo bueno que tiene perderte por una sección de las características de Zabaltegi-Tabakalera es que esta no atiende a determinados conceptos y códigos cinematográficos, en cierta manera es un apartado en donde hay una vía libre en que todo vale, de hecho es casi un festival alternativo por sí mismo, si más arriba comentábamos la arriesgada apuesta de Soldaţii por un realismo en extremo cotidiano The Night I Swam no le va a la zaga en cuanto atrevimiento aunque desde una perspectiva completamente diferente a la película rumana. El film del dueto formado por Kohei Igarashi y Damien Manivel cuya anterior y esplendida Le parc nunca me cansaré de recomendar nos propone otra apuesta de características extremas, en esta ocasión de claro tono contemplativo y estructura totalmente minimalista, The Night I Swam es de esas películas en donde cualquier pequeño detalle por muy minio pueda parecernos en un principio tiene su importancia, evidentemente esa supuesta importancia se la tendremos que otorgar nosotros mismos, a la hora de enfrentarte a ella ha de existir una predisposición por parte del espectador, esta historia sin ningún tipo de dialogo oral transita a través de la espontaneidad de un niño de seis años, lo que empieza como una fuga ya mutando en la curiosidad y la preservación de un trayecto. La existencia de un producto de las características de The Night I Swam no deja de ser un triunfo en sí mismo en unos tiempos en donde cada vez menos la imagen es utilizada para articular un discurso, en este caso el trasformar un paisaje nevado en un imaginario infantil cálido, que nadie se deje llevar por el concepto de la simplicidad, la joya perpetrada por Kohei Igarashi y Damien Manivel es mucho más que su enunciado.

Valoración 0/5: 3

 

 

La llamada

Segovia. Campamento cristiano ‘La Brújula’. Bernarda, una monja recién llegada, quiere salvar el campamento con su canción Viviremos firmes en la fe. La hermana Milagros, una joven con dudas, recuerda lo mucho que le gustaba Presuntos Implicados. Y María y Susana, dos adolescentes castigadas, tienen un grupo que se llama Suma Latina. Pero desde que Dios se le aparece a María una noche, todo está cambiando. Y es que a Dios le encanta Whitney Houston.

La llamada es de esos films que desde mi modesto punto de vista solo pueden ser apreciados en parte desde una única mirada cómplice pues de lo contrario y sin esa requerida y necesaria empatía el producto se le puede atragantar al despistado o no predispuesto en tales líderes, es lo que le paso en cierta manera a un servido en el pase de prensa del film en el Principal, el film de Javier Ambrossi y Javier Calvo tampoco engaña a nadie en lo referente a sus inequívocos postulados, versión cinematográfica de la exitosa comedia musical teatral de clara vocación kitsch que juega muy por debajo a ser irreverente, tan por debajo que termina siendo completamente estéril en el supuesto cometido de incomodar a alguien. La llamada es un auténtico popurrí de géneros ciertamente luminosos que juega a ser políticamente incorrecta consiguiéndolo solo a medias, un relato de iniciación acerca de cómo querer afrontar la vida y que decisiones tomar, tampoco es intención de los responsables el profundizar en matices tan trascendentales, lo suyo es exponerlos de forma extremadamente liviana, cómplice, sin llegar a molestar a ninguna de las facciones de las expuestas, estas intenciones la película las cumple con inusitada solvencia, da lo que ofrece sin mucho más que disgregar, otra cuestión totalmente diferente seria detenernos de forma algo pulcra en los recursos cinematográficos utilizados de su traslación teatral, el déficit en este aspecto es muy evidente, hay varios pasajes que no pasan el corte mínimo de su traducción al lenguaje fílmico, algo que en cierta manera no deja de ser puramente anecdótico en un producto con la única misión de entretener a un público tan amable como predispuesto a dejarse seducir por la propuesta.

Valoración 0/5: 1’5