Crónica Festival de Sitges 2020. Día 2

La vampira de Barcelona

La historia nos traslada a la Barcelona de principios del siglo XX a modo de fiel reflejo de la complicada convivencia de dos tipos de ciudades, una burguesa y modernista, la otra sórdida y sucia. La desaparición de la pequeña Teresa Guitart, hija de una rica familia, conmociona al país y la policía tiene pronto una sospechosa: Enriqueta Martí, conocida como ‘La Vampira del Raval’. El periodista Sebastià Comas se adentrará en el laberinto de calles, burdeles y secretos del barrio del Raval, donde sabe que encontrará la verdad sobre las desapariciones y asesinatos macabros de niños de los que se acusa a la Vampira. Pronto descubrirá́ que allí se esconde una élite dispuesta a ocultar sus vicios a cualquier precio.

Resulta algo complicado, posiblemente debido a la mera empatía de un servidor hacia sus responsables, sacar a la palestra las carencias de una película como La vampira de Barcelona, un producto ciertamente esforzado a la hora de intentar transitar por recovecos poco dados a la convencionalidad, sin embargo el elevar un producto autóctono por encima de sus posibilidades no deja de ser un arma de doble filo con respecto a cierta objetividad, y más dentro de ese contradictorio ecosistema de festivales de cine como pocos días antes se pudo comprobar en San Sebastián con el Akelarre de Pablo Agüero, a tal respecto y centrándonos en La vampira de Barcelona el problema viene dado en la medida de que dicho esfuerzo, loable a todas luces, no termina por justificar una propuesta que termina siendo errática especialmente en lo concerniente a su narrativa. Hasta cierto punto que su director Lluís Danés provenga del ámbito teatral y televisivo no ha de ser algo negativo de serie a no ser que el film sea esclavo de ese anterior bagaje estético y visual, en tal sentido este true crime de principios de siglo peca tanto de una excesiva teatralidad escénica empeñada en mostrarnos una atmosfera laberíntica que termina por agotar al espectador como de una estética por momentos muy caprichosa, a tal respecto poco favor se hace a la película si en función de su supuesto barroquismo o expresionismo se citen de forma repetida a nombres como Fritz Lang o Robert Wiene por mucho que El gabinete del Doctor Caligari sea el leit motiv de esta edición y pueda existir una supuesta sinergia en tal sentido.

En La vampira de Barcelona seguramente lo más cercano que encontremos al concepto fantástico radique en su aproximación a ciertas texturas de cuento gótico, en tal sentido el relato expuesto a modo de fábula tremebunda se moverá a través de narrativas detectivescas direccionadas hacia un tono que nos recuerda inevitablemente al From Hell de los hermanos Hughes, se obvia el trazo grotesco del asunto, en cierta manera se desmitifica a favor de hacer hincapié en el sensacionalismo mediático de la época y en el abuso de poder de las clases privilegiadas a través de una historia que decide matar al monstruo a la hora de señalar al marionetista oculto en la trastienda. Quién sabe si dentro de unos años, ojala sea así, un producto de las características de La vampira de Barcelona sea reivindicado en función de su condición de rara avis, de producto atípico, lo que queda claro es que a día de hoy el film de Lluís Danés tendrá un aparatoso acomodo lejos de esa inestable burbuja distorsionadora de los festivales de cine.

Valoración 0/5: 2

 

Mandibules

Mandibules nos cuenta como dos amigos no muy inteligentes encuentran de forma casual una mosca gigante viva atrapada dentro de un coche, ambos deciden entrenarla para poder ganar dinero con ella.

Suele ser norma casi habitual el haber una o dos películas que de una forma u otra marcan la edición de un festival de cine, si se trata de un certamen de un claro calado popular como resulta ser el de Sitges dicha sensación se verá acrecentada a la hora de recordar que film quedo en cierta manera en el subconsciente  de los asistentes al evento, en este Sitges pandémico aparte de la gran triunfadora como fue el Possessor Uncut de Brandon Cronenberg el último trabajo tras las cámaras de Quentin Dupieux titulado Mandibules fue posiblemente la película que logro una conexión más notoria en relación con ese particular ecosistema popular del certamen, de hecho Quentin Dupieux podría considerarse como una especie de hijo prodigo del festival pues si no me falla la memoria desde su puesta de largo en 2010 con Rubber todos sus largometrajes han estado presentes en Sitges.

Mandibules fue de largo la mejor comedia vista en este Sitges 2020, tras su visionado y en cierta manera refrendando la sensación obtenida ya en sus últimas películas a un servidor le vino a la cabeza la posibilidad de que si dentro de cuarenta años los festivales de cine siguen existiendo y se le dedica una retrospectiva a Quentin Dupieux quedara de manifiesto la total coherencia de una obra importando bastante poco el anecdotario absurdo del que parten la mayoría de sus premisas, el absurdo pese a ser una marca registrada de la casa no deja de ser una excusa  a la hora de plantearnos sencillas cuestiones de nuestro día a día, si en su anterior Le Daim todo transcurría en base a la reafirmación de la individualidad como soporte vital de la existencia en Mandibules todo parece desarrollarse en lo relativo al compromiso adyacente en la amistad. Pese a que posiblemente estemos ante el trabajo más accesible de su autor de cara a un público digamos más receptivo a la marcianada Mandibules sigue a pies puntillas un imaginario percibido como propio, escueta duración incluida, un film nuevamente tan anárquico como suicida a cargo de alguien que desde un principio decidió estar dispuesto a romper con todas las reglas posibles, posicionamiento expuesto en esta ocasión en la medida de apropiarse y reconfigurar del concepto de las buddy movies a modo de festín humorístico en donde veremos como dos amigos de escasa inteligencia se empeñan en amaestrar a una mosca gigante a la hora de obtener beneficios económicas, el milagro viene dado en que al final el calado surrealista y algo grotesco del relato termina siendo plenamente coherente a un universo muy particular y reconocible, un tono convertido ya a estas alturas en un muy agraciado subgénero propio.

Valoración 0/5: 3’5

 

Kubrick by Kubrick

El legado del mítico director Stanley Kubrick en el cine no se puede medir. Era un gigante en su campo, sus grandes películas son obras de arte, y su trabajo es estudiado por estudiantes y maestros por igual, todos buscando respuestas que, como es sabido, su creador era muy reticente a dar. Si bien es uno de los cineastas más analizados que jamás hayan existido, la oportunidad de escuchar las propias palabras de Kubrick, un hombre muy reclusivo y que apenas dio entrevistas, era una rareza hasta ahora. Desvelando nuevas grabaciones exclusivas de entrevistas detalladas con el director en las que éste reflexiona sobre su filosofía de vida, el documentalista Gregory Monro teje un tapiz de material de archivo con el ritmo y el cuidado de un historiador consumado que disfruta de sus descubrimientos.

En estos últimos años es tarea difícil no encontrar un resquicio dentro del festival de Sitges en donde de una manera u otra no aparezca en algunos de los apartados del certamen representada la figura de Stanley Kubrick, ya sea a través del simple aniversario con respecto a algunas sus películas utilizadas a modo de leitmotiv o bien algún trabajo colindante que indague de alguna forma en la carrera del mítico realizador, a tal respecto Kubrick by Kubrick de Gregory Monro pertenece evidentemente a este segundo apartado teniendo Sitges 2020 su pequeña y habitual ración de pleitesía hacia el responsable de 2001. A estas alturas y 21 años después de su muerte no es sencillo aportar algo que resulte nuevo, o novedoso en el peor de los casos, en lo concerniente al estudio de una de las trayectorias más analizadas en la historia del cine, de la misma manera también resulta algo complicado que cualquier material adyacente al artista y su obra careza de algún tipo de interés independientemente del enfoque utilizado para la ocasión. Kubrick by Kubrick, que se aparta del tributo entendido como tal, se sitúa a medio camino de ambas aseveraciones, no es, ni lo pretende ser, un documental o estudio completo pero si completista en lo referente a estar ante un trabajo vertebrado en base a las entrevistas en formato audio que a Stanley Kubrick le hizo el crítico francés Michel Ciment. De todos es sabido la reticencia a conceder entrevistas del autor, razón de más para apreciar en su justa medida estos pequeños apéndices que arrojan algo de luz a aspectos tales como la importancia de la labor fotográfica a la hora de hacer cine o reflexiones que aunque incompletas, recordemos que estamos ante un documental de naturaleza casi episódica, nos acerca un poco más al proceso creativo de una genialidad que en según qué aspectos nos sigue aun pareciendo insondable.

Valoración 0/5: 3

 

Spaceship Earth

En 1991, un grupo de visionarios contraculturales construyó una enorme réplica del ecosistema terrario llamado «Biosphere 2». Cuando ocho científicos se encerraron dentro de él para vivir allí, se enfrentaron a diversas calamidades ecológicas, así como a acusaciones de tratarse de una secta. Su épica aventura es tanto una advertencia como un testamento sobre el poder de pequeños grupos de personas de «reimaginar» el mundo.

Dentro de la sección Documenta, convertida últimamente en una especie de cajón de sastre genérico que engloba un sinfín de temáticas a cual más diversa, se presentó la interesante Spaceship Earth, dirigida por Matt Wolf, el documental parte de un generoso archivo de imágenes nunca vistas antes del interior de la llamada Biosphere 2, un proyecto de investigación de ciencia de sistemas con sede en el estado de Arizona que recreó los climas dominantes de la tierra en una escala en miniatura incluyendo una selva tropical, un desierto, llanuras diversas y una suerte de pequeño océano con arrecifes, todo ello provisto de diversos animales, aves e insectos para en teoría mantener una vida auto sostenible sin ningún tipo de injerencias provenientes del exterior, la energía solar y el gas natural proporcionaron la energía suficiente para todo ello. Financiado por el multimillonario Ed Bass y supervisado por el ecologista e ingeniero John P. Allen, el proyecto era esencialmente una especie de Arca de Noé terrestre, destinada a ayudar a los humanos a entender los beneficios de su propia ecología orgánica mientras probaban al mismo tiempo una versión artificial que podría usarse a modo de colonias para futuras colonizaciones espaciales.

Spaceship Earth se sitúa a medio camino entre el relato científico y la trayectoria de un grupo de emprendedores a través de un relato que va, o al menos lo intentar, ir más allá de la simple premisa del encierro de un grupo de científicos, en realidad podemos percibir como la síntesis del documental versa en torno a la dificultad de quien innova y explora terminando siendo un trabajo tan pulcro en relación a su labor didáctica como algo impersonal y escueto a la hora de poder abordar desde varias perspectivas tanto la controversia con la que se dio por concluido el proyecto como el intentar arrojar algo de luz sobre un personaje tan hermético y en parte tan contradictorio como resulto ser John P. Allen.

Valoración 0/5: 2’5

 

Save Yourselves!

En Save Yourselves! vemos como una joven pareja de Brooklyn decide mudarse al norte del estado para intentar desconectar de sus teléfonos móviles y reconectar con ellos mismos. Alejados de los medios de comunicación, desconocen la noticia de que el mundo está recibiendo una invasión alienígena. A medida que se van sucediendo extraños acontecimientos, la pareja deberá encontrar un camino de vuelta a la civilización, o lo que queda de ella.

El segundo trabajo tras las cámaras del dueto compuesto por  Alex Huston Fischer y Rachel Wolther fue de forma algo accidentada e inesperada protagonista de esta edición del festival al poco de comenzar al ser apartada de la sección oficial a concurso por parte de la organización al estar ya disponible a través de una plataforma digital televisiva de nuestro país, al parecer incluso un festival como el de Sitges, con cerca de cuarenta películas a competición, muchas de ellas disponibles a través de la descarga ilegal, tiene que regirse por una serie de normas, problemáticas de selección aparte Save Yourselves! se pudo ver como mal menor a modo de sesión especial. Con un planteamiento inicial que transita a modo de comedia alienígena de tono millennial el film de Alex Huston Fischer y Rachel Wolther utiliza la escusa fantástica a la hora de ofrecernos una suerte de sátira en donde se intenta exponer mediante un tono liviano la sensibilidad e indecisiones varias de toda una generación de treintañeros en base a la repetición sistemática de una serie de clichés de claro índole hypter muy habitual en estos últimos años en algunos productos colindantes con la ciencia-ficción low cost proveniente del cine independiente norteamericano, en tal sentidos los mensajes que lanza la película resultan ser tan perceptibles con respecto a sus intenciones como difusos en lo concerniente a una mirada que no termina por decantarse ni por el lado amable de la comedia ni por el tono acido referido a esas supuestas dinámicas sociales de características toxicas para con los protagonistas. Posiblemente el problema que un servidor tuvo con esta película viene en la medida de algo tan sencillo como enfrentarme a un relato en donde me resulta primordial el poder llegar a empatizar con los personajes para que de alguna manera seguirles el juego, algo que en realidad dada la repetitiva impostura de calado mumblecore de sus protagonista resulto llegar a ser todo lo contrario.

Valoración 0/5: 1

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