Crónica Festival de Sitges 2020. Día 7

Wendy

Wendy y sus hermanos conocen a un extraño chico llamado Peter, que los lleva a su isla, un mundo sin adultos, en el que los juegos de infancia duran eternamente. Perdida en una isla misteriosa donde el tiempo y el envejecimiento se han detenido, Wendy debe luchar para salvar a su familia, su libertad y al espíritu alegre de la juventud, del peligro mortal de crecer.

Han tenido que pasar ocho años para que Benh Zeitlin volviera a ponerse detrás de las cámaras tras su alabada y premiada opera prima Beasts of the Southern Wild, razón de más para que Wendy fuera una de las películas más esperadas de esta edición del Festival de Sitges, un film en donde se vuelve a reincidir en una muy particular reformulación del imaginario infantil, un concepto artístico que con tan solo dos trabajos realizados por parte de Zeitlin parece haberse ya convertido en todo un rasgo autoral marca de la casa plenamente identificativo.

Posiblemente el gran déficit que podemos encontrar en una película de las características de Wendy venga dado en la medida de percibir por parte del espectador como un discurso, o una determinada mirada narrativa y formal, apenas ha evolucionado  a lo largo de ocho años, en cierta manera Wendy de sustenta en base a postulados casi idénticos a los mostrados en Beasts of the Southern Wild, el problema sin embargo radica en comprobar como en una funcionaba, en parte dado lo novedoso de la propuesta, y en otra no, por consiguiente la repetición de la jugada termina siendo percibida como claramente fallida. Con una estética similar al estilo Terence Malick y bajo el concepto de reformular el cuento de Peter Pan en Wendy se vuelve a incidir en simbolismos varios adyacentes al imaginario de los niños, en esta mirada del infante ante la disyuntiva del crecimiento Benh Zeitlin vuelve a apostar por una narrativa en donde predomina básicamente lo visual y lo pretendidamente trascendental del mensaje en lo referido a apartarnos de lo cotidiano para trasportarnos a una segunda realidad supuestamente más idílica provista múltiples elementos fantásticos expuestos en base a una mirada tan emotiva como melancólica, especialmente visible en lo concerniente a una música que se empeña en remarcar en base a subrayados, en forma de continuos in crescendos, la supuesta importancia de una historia en donde solo se percibe, desde la lejanía, ligeros apuntes novedosos al mito como por ejemplo el concepto del feminismo en el liderazgo de un grupo, lamentablemente dicha apuesta por la poética de las imágenes deviene como difusa, con cierta textura a capricho lírico y en el peor de los casos con la sensación de estar contada a través de una concepción autoral en donde parece predominar la impostura de una reflexión, que a diferencia de la opera prima de su autor, no logra ser todo lo majestuosa que en un principio pretender creer ser.

Valoración 0/5: 2

 

La nuée

Para salvar su granja de la bancarrota, una madre soltera comienza un negocio de cría de saltamontes comestibles. Pronto desarrolla una relación extraña y obsesiva con ellos.

Otra de las varias óperas primas presentes en la sección oficial a concurso este año en Sitges fue la cinta gala La nuée de Just Philippot, película que venía apadrinada con el sello de la Semana de la Crítica del Festival de Cannes y que vino a confirmar el gran momento actual que parece estar atravesando el cine de género fantástico proveniente de Francia.

La nuée certifico de buenas a primeras ese tipo de cine de tono autoral presente este año en el festival que tan bien, a diferencia de otros muchos, sabe utilizar e insertar la metáfora dentro del relato, en esta ocasión la de un drama familiar con claros contornos fantásticos, a tal respecto el mensaje alegórico del film adquiere una curiosa concomitancia con los tiempos actuales del Covid 19 a la hora de mostrarnos como la mano del hombre está forzando de alguna manera a la naturaleza en base a la alteración de sus propios recursos. Si a lo largo de la historia del género fantástico el concepto de catástrofe natural y animal ha estado representada en la mayoría de ocasiones a través de una causa científica en La nuée dicha manipulación parte de unos parámetros algo distintos en base a pervertir el consabido concepto del mad doctor mostrado aquí a través de una idea de índole mucho más minimalista y realista en lo referido a una vertiente social, el de una madre soltera y la precariedad en la que se mueve, excelente interpretación a cargo de Suliane Brahim, dispuesta a todo con tal de poder salvaguardar un negocio de crías de saltamontes comestibles que viene a ser el principal sustento de su familia. La reflexión que deriva en advertencia a modo de alegoría en clave medioambiental que nos lanza Just Philippot viene dada en la medida de justificar o no una maternidad percibida como negligente a la hora de cruzar ciertos límites de responsabilidad. Esa obsesión por parte de la protagonista a la hora de alimentar de una manera muy especial a los saltamontes en base a aumentar cada vez más su producción y salvarle de la bancarrota hará que entre en escena en la parte final de la película el elemento fantástico de un modo casi bíblico-apocalíptico, y lo hace de una manera admirable en función de mostrar de una forma muy comedida e incluso realista una causa/efecto, la revolución animal hará acto de presencia de forma abrupta como fiel testigo y juez implacable en referencia a la desmedida ambición humana, este último concepto con un buen uso y sentido de la digitación, aquí expuesta casi a modo de un emotivo guiño cinéfilo a aquellas entrañables producciones de plagas de índole catastrofistas que tan bien sabia orquestaba en su día Irwin Allen.

Valoración 0/5: 4

 

Post Mortem

Post Mortem nos sitúa en un frío invierno de 1918, Tomás, un joven que se dedica a la fotografía post mortem, termina en un pequeño pueblo húngaro. Los extraños ruidos nocturnos, la hostilidad, las muertes misteriosas y las figuras sombrías que aparecen en sus fotografías lo impulsan a largarse cuanto antes. Pero Tomás regresa a la aldea para investigar las intenciones de los fantasmas y poder encontrar una manera de librarse de ellos.

Curiosa cuando menos la forma que tiene la producción húngara Post Mortem de introducir y exponer el horror dentro de un relato que parte en un principio de unos postulados que se sustentan en lo relativo a unas tradiciones fantasmagóricas de índole local expuestas casi a modo y semejanza de un tren de la bruja que parece propio de una película de James Wan, o lo que es aún peor, de cualquier producción media baja de la Blumhouse.

Posiblemente el que tengamos unos parámetros predeterminados en nuestra mente en referencia al fantástico haga que Post Mortem, vendida de forma algo engañosa como el primer film de terror realizado en la historia de su país, provoque una cierta incredulidad y extrañeza hacia el espectador experto en la diversidad de narrativas dentro del género a la hora percibir como está formulada. El film de Péter Bergendy viene a ser un relato de fantasmas de época supuestamente gótico que indaga en el folklore local pero que no recurre a lo sutil e insinuado, como suele ser preceptivo en estos casos, y si en lo aparatoso, a tal respecto se abusa tanto de retóricas tan habítales dentro del género de terror contemporaneo como por ejemplo el consabido y abrupto golpe de sonido o la agresión invisible grandilocuente que al final seguramente estemos ante la comedia involuntaria de este Sitges 2020. El problema viene dado en la medida que ver como esa montaña rusa pasada de vueltas que es Post Mortem no termina de ser del todo consciente, o al menos un servidor tuvo ese sensación, de su naturaleza de producto derivativo del splatstick y por consiguiente de una comedia de tono macabro en donde la presencia reiterativa del muerto esta tan presente a un nivel escénico que pierde por completo su función amenazadora, llegando incluso a satirizar involuntariamente el concepto de inmortalizar cadáveres en base a fotografiarlos y mostrarlos repetidamente en referencia al trabajo del protagonista principal. El film de Péter Bergendy, que incluso se permite el lujo de saquear una de las escenas más controvertidas del The House That Jack Built de Lars von Trier, viene a representar de forma meridiana como con una buena utilización de los efectos especiales o un apreciable sentido estético no basta si la dirección en base a su narrativa no sabe mesurar convenientemente dichos artificios, convirtiendo a la película en un Deus Ex Machina perpetuo que evidencia una total y alarmante ausencia de equilibrio en lo relativo a su forma y fondo.

Valoración 0/5: 1’5

 

À Meia-Noite Levarei Sua Alma

Un siniestro enterrador que se hace llamar Zé do Caixao quiere encontrar a la mujer perfecta para que su estirpe se prolongue. Para ello va secuestrando, aterrorizando y torturando a diversas mujeres.

Los clásicos presentes en la siempre interesante sección Seven Chances tuvieron una de sus representaciones con la proyección en 35 milímetros de À Meia-Noite Levarei Sua Alma de José Mojica Marins, primera incursión en el personaje Zé do Caixão por parte del icónico realizador brasileño fallecido este mismo año.

Posiblemente más importante y fundamental en referencia a poder ubicarla dentro de un específico contexto histórico que por sus propios méritos artísticos À Meia Noite Levarei Sua Alma fue una clara pionera en un país sin apenas tradición hasta ese momento en el género terrorífico viniendo a representar en su día una especie de respuesta, que atesoraba un cierto tono comercial irreverente y desprejuiciado, a aquella corriente tan determinante dentro del cine brasileño de la época como fue el Cinema Novo. El film de José Mojica Marins se inscribe pues dentro de ese tipo de cine en donde lo puramente artesanal, en el buen sentido de la palabra y desde todas sus vertientes posibles, se erige como motor principal del relato a la hora de paliar las muy evidentes carencias presupuestarias que en este caso dan la impresión de colindar con lo más puramente amateur, en cierta manera esta obligatoriedad fuerza a la reinvención de recursos dentro de un imaginario propio insertado y expuesto a la perfección en la creación, original y revolucionaria, de un personaje hasta aquel entonces sin precedentes dentro de la historia cine del cine de terror como fue Zé do Caixao . En À Meia-Noite Levarei Sua Alma encontraremos pocos elementos de índole sobrenatural dada su clara naturaleza de tono nihilista. Definida por algunos como un película de terror moral y materialista estamos ante una historia en donde una pequeña localidad queda sometida y atemorizada a merced de un sepulturero que en realidad se mofa de los ritos y las creencias populares, a la postre un relato de fantasmas sin fantasmas que convierten a la trasgresora y referencial obra de José Mojica Marins en la primera película que dio origen a todo un icono y referente de la cultura popular brasileña y por ende del cine fantástico mundial.

Valoración 0/5: 3’5

 

Come True

En Come True vemos como una adolescente de carácter rebelde vive atormentada por unos oscuros sueños que espera solucionar a través de un estudio universitario sobre dicha dolencia, una terapia que espera que la ayude a deshacerse de sus pesadillas, sin embargo dicho tratamiento se convierte en el canal de un nuevo descubrimiento bastante oscuro.

Una de las agradables sorpresas vistas este año en Sitges correspondió al segundo trabajo tras las cámaras del realizador Anthony Scott Burns titulado Come True, film que indaga en ese concepto onírico tan amplio y dado a multitud de interpretaciones como es el sueño que deriva en pesadilla y que se filtra y sobrepasa ese ámbito cotidiano entendible como realidad.

Anthony Scott Burns, que ejerce de auténtico hombre orquesta en la película y que proviene de esa cantera inagotable de jóvenes directores canadienses aquí bajo la producción ejecutiva de un autor tan recurrente en Sitges como es Vincenzo Natali, nos muestra en Come True un estimulante thriller psicológico cuya premisa inicial de tono científico se vuelve cada vez más onírica conforme se va desarrollando una trama que constituye  uno de los estudios más perturbadores y magnéticos, en referencia a la ambivalencia de la mente humana, vistos este año en el festival. El concepto de la pesadilla dentro del género fantástico ha basculado mayoritariamente bajo arquetipos en donde intentar diferenciar la realidad de las pesadillas se erigía como principal motor narrativo a la hora de plantear historias dentro de ese submundo tan interesante y lleno de posibilidades. Hace unos años Rodney Ascher tras su notable Room 237 se adentraba con otro documental titulado The Nightmare, no tan conseguido como el anterior, en el estudio y seguimiento a ocho personas con respecto a la parálisis del sueño que padecían, a tal respecto Come True, que transita por vericuetos argumentales bastantes similares, expone el concepto de no dormir como claro epicentro a la hora de desencadenar de una serie de acciones de terminan derivando en viajes oníricos de tono gélido que buscan desesperadamente un halo de luz a través de la mente de una joven, una excelente Julia Sarah Stone, que padece dicha enfermedad . Un relato plagado de elipsis oníricas y expuesto a través de una oscura y preciosista puesta en escena de tono simétrico, en el nuevamente entramos en la interrogante de la tangibilidad o no del sueño, el saber a ciencia cierta que corresponde verdaderamente a la realidad y que a una ficción posiblemente orquestada a través de una mente cautiva en lo concerniente a la manipulación del sueño, tesis perfectamente mostrada en una conclusión que en base a una naturaleza supuestamente sorpresiva, y a diferencia de otras mucha películas semejantes, no modifica o reinterpreta lo anteriormente mostrado si no que reafirma y otorga más solidez al valor alegórico del relato. En Come True también existen apuntes y referencia muy palpables a otras películas importantes dentro del fantástico de estos últimos años desarrollados en base a laberintos oníricos adyacentes a la mente humana como por ejemplo el Donnie Darko de Richard Kelly o el It Follows de David Robert Mitchell, en todas ellas seremos testigos a fin de cuentas de la dolorosa imposibilidad existente en la adolescente a la hora de poder transitar por un imaginario percibido como incontrolable.

Valoración 0/5: 4