“Great Yarmouth: Provisional Figures” review

Octubre de 2019, Great Yarmouth, Norfolk (Reino Unido). Tres meses antes del Brexit. Cientos de trabajadores migrantes llegan desde Portugal a la ciudad en busca de un empleo en las fábricas locales de procesado de carne de pavo. Tânia trabajó en de estas plantas avícolas pero está actualmente casada con un hotelero inglés. Nadie mejor que ella para ayudar a estas personas migrantes portuguesas a hacerse con un trabajo, pero desea obtener la ciudadanía británica, abandonar ese ingrato negocio y reformar los hoteles abandonados (propiedad de su marido) para transformarlos en residencias para la tercera edad.
Uno de los temas recurrente en las ultimas ediciones del Festival de San Sebastián en sus diferente secciones suele ser el referido al realismo social, recurrente de forma casi sistemática con relación a la precariedad de las condiciones laborales del desfavorecido, en tal sentido lo más apreciable del interesante film del portugués Marco Martins, Great Yarmouth: Provisional Figures, título que nos remite a un término burocrático utilizado para personas que no se encuentran en una situación legal en el país en donde trabajan, radica en su decidida no adscripción al consabido relato de impronta que estigmatiza, en lo concerniente a la utilización de recursos manidos, al marginado de la sociedad, en el caso que nos ocupa una película más direccionada a la exploración de un concreto estado anímico, personificado en la solvente figura de la actriz Beatriz Batarda, de tono febril y sucio, evidentemente nada optimista en lo referente a su exposición pues lo narrado versa principalmente sobre un visceral descenso a los infiernos.
En el caso que nos ocupa la historia nos muestra la explotación de emigrantes lusos en una ciudad obrera de Inglaterra, lúgubre marco escénico de esta apreciable obra dotada de un poderoso tono visual, donde su realismo extremo poco dado a la concesión, termina dando la sensación de estar planteado casi a modo de una historia de terror con respecto a la sofisticada elaboración de artilugios formales como el sonido y la música de Jim Williams, o la imagen, ojo a esa fotografía a cargo de João Ribeiro, que nos remiten casi a las antípodas en estética y narrativa del cine perpetrado en su día por ejemplo por un recurrente autor en estas líderes como es Ken Loach, aquí sin embargo la humillación resulta bastante más cruda que en el cine mostrado por el responsable de Hidden Agenda, aunque el mensaje sigue siendo el mismo, o eso se percibe en una primera instancia, aquí las consonancias son aún más atroces si cabe, especialmente en lo concerniente a una sociedad capitalista de índole neoliberal que pisotea sin compasión a los más humildes.
En este sentido, Great Yarmouth: Provisional Figures no siempre resulta ser una película sutil con relación a su supuesto mensaje, si lo es sin embargo en su cometido de ser un relato inquietante y oportuno, dado que en la actualidad el Reino Unido se enfrenta un nuevo régimen conservador en donde se percibe poco probable que se haga de la compasión social una prioridad política.

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