La película trata de describir la relación que los austríacos mantienen en y con sus sótanos, y de definir las peculiaridades de dichos sótanos… o si es cierto que tales peculiaridades existen. La película trata sobre las obsesiones de un variopinto grupo de individuos, sobre bandas de música y arias de ópera, sobre mobiliario caro y baratos chistes machistas, sexualidad y ejercicios de tiro, fitness y racismo, fustas y muñecas.
Dentro de ese gran abanico genérico que compone la sección Zabaltegi en el pasado festival de San Sebastián se pudo ver el último trabajo del director Urich Seidl autor de la famosa y algo controvertida trilogía «Paradies«: Amor, Fe y Esperanza, ahora Seidl presenta la no menos incómoda «Im Keller» en donde el director austríaco vuelve a la narrativa documental que también conoce de sus anteriores trabajos para presentarnos una serie de personajes cuanto menos peculiares y como estos son grabados dentro de sus sótanos en donde dan rienda suelta tanto a sus hobbies, que nos pueden llegar a parecer más o menos graciosos, como a una serie de comportamientos que se salen en algo de la funcionalidad cotidiana del individuo de a pie para entrar de lleno en la obsesión de un comportamiento anómalo.
Dentro de esta amalgama de variopintos personajes podemos ver desde una mujer que cada día desciende al sótano del edificio en el que vive para sacar sus muñecas de varias cajas, dichas muñecas llegan a ser tan sorprendentes como reales (y por qué no decirlo aterradoras) reproducciones exactas de recién nacidos, con toda serie de detalles, finas arrugas en sus caras etc, la mujer las acurruca y las mima en sus brazos, como si de auténticos bebes se tratasen. . también contemplamos a un individuo que toca el trombón e invita a sus compañeros de banda a ir y emborracharse juntos en su enorme sótano, un espacio decorado con todo lujo de detalles como un museo de recuerdos nazis, con retratos de Hitler y maniquíes en uniformes de la SS, después vemos a un señor que tenía como sueño el convertirse en un gran tenor, pero que se tiene que contentar ahora con enseñar a sus amigos a disparar en el campo de tiro que ha montado dentro de su garaje, a continuación vemos al matrimonio formado por Manfred e Inge, y como estos viven en un sótano repleto de armas de caza y miles de trofeos de caza de animales atrapados en África a su lado, desde impalas a facóqueros, asistimos al día a día en ese ambiente en donde la pareja vive en una cotidianidad como menos sorprendente.
Conforme avanza el film van entrando en escena personajes con una sexualidad desviada en la que incluyen comportamientos sexuales tanto perversos como exhibicionistas y por tanto a una escabrosidad nada amable de cara al espectador. Por ejemplo, vemos a un hombre de tez pálida que satisface a mujeres con sus actuaciones de una singularidad que se aleja por completo de lo cuerdo, o a una ex cajera de supermercado que se ha lanzado a la prostitución subterránea, también contemplamos a los Ducheks, una mujer en la que ella es una dominatrix y él un masoquista que limpia el baño con su lengua y se cuelga del techo del sótano por sus genitales entre otras lindeces por el estilo, por último asistimos al relato de Sabine, una sadomasoquista que a través de su confección invita al espectador a cierta reflexión cuando cuenta sus experiencias con varios hombres y explica al mismo tiempo cómo trabaja para Caritas ayudando a las mujeres que han sufrido violencia de genero.
«Im Keller» retrata lo sórdido y anómalo dentro de un espacio como son los sótanos, un perfecto escenario este que da lugar a patologías nada beligerantes, unos comportamientos (el nazismo, BDSM o la desviación maternal entre otros) mostrados de manera poco sutil por parte de su director pues se contradice en algo tanto en su postulado como en sus intenciones, por un lado vemos una feroz crítica a un país cuya mentalidad se acerca de manera peligrosa hacia una ideología retrógrada que en algunos sectores es considerada de difícil defensa, pero por otro lado tenemos una visión expuesta por parte de Urich Seidl que entra de lleno en la auto parodia, en una visión burlesca y algo chabacana de dichos personajes rozando en algunos momentos la comicidad en base a su esperpento, por tanto el espectador llega a preguntarse la cuestión ¿dónde termina ese grotesco humor negro y comienza el horror o la sensación de desazón que produce ver tales imágenes?, posiblemente «Im Keller» sea válida en su función de producto destinado a la reflexión desde un punto de vista en cierta manera algo irreverente, que utiliza la risa fácil como antídoto hacia el pánico que produce esos comportamientos de patología tan extravagante, una cinta en definitiva no apta para todos los estómagos, que nos ofrece una visión tan sarcástica como al mismo tiempo incómoda acerca de los sótanos de los hogares austríacos y de lo que se esconde en ellos.
Valoración 0/5:2’5