“Jeannette, la infancia de Juana de Arco” review

Francia, 1425. En medio de la Guerra de los Cien Años, Jeannette, con sólo 8 años, cuida sus ovejas en el pequeño pueblo de Domremy. Un día, le dice a su amiga Hauviette que no puede aguantar más el sufrimiento que causan los ingleses. Madame Gervaise, una monja, intenta razonar con la niña, pero Jeannette está lista para tomar las armas y lograr la salvación del imperio francés. Guiada por su fe, se convertirá en Juana de Arco.

Bruno Dumont pertenece ya por méritos propios a esa raza de autores cuya trayectoria deviene como un perfecto indicativo de lo que se suele denominar por radical en lo referente a sus propios postulados aunque a un servidor puestos a etiquetar mediante simples adjetivos a unos determinados rasgos autorales se decantaría más por el de abstracto, a este respecto convendría el señalar que una película de las características de Jeannette, la infancia de Juana de Arco no solo logra amoldarse a la perfección al trazo exhibido hasta el momento por realizador de origen galo sino que es claramente consecuente con la carrera de un cineasta al que puede resultar para según quien algo difícil seguir el ritmo, dicho esto quien conozca mínimamente el cine perpetrado hasta la fecha por Bruno Dumont encontrará en Jeannette y su cine-teatro un eslabón más en una trayectoria en donde la transgresión fílmica ya es un denominador común.

Partiendo de dos obras teatrales escritas por Charles Péguy tituladas Misterios Líricos- Jeanne d’Arc (1897) y Le Mystère de la Charité de Jeanne d’Arc (1910), dramas extremadamente religiosos de índole milagroso que Bruno Dumont revierte para convertirlos en una suerte de ópera rock-pop e incluso rap, lo curioso del asunto viene dado en la medida en que pese a la inicial desmesura genérica que se atisba en un producto de clara naturaleza atípica, rodado por actores no profesionales en tan solo cinco semanas en donde la improvisación está muy presente en todo su metraje, se logra preservar de alguna manera la trascendencia del relato original. Jeannette, la infancia de Juana de Arco al igual que su anterior y brillante Ma Loute parte de una base en teoría bufa o irónica aunque su desarrollo difiere de forma muy visible. Parándonos a pensar detenidamente podríamos aseverar que prácticamente todo el cine de Bruno Dumont se mueve por continuos desafíos creativos en donde el espectador ha de dilucidar si dicho riesgo es consecuente con su propio imaginario, dicho posicionamiento que nace de la antítesis del convencionalismo da la impresión de haberse acentuado más en estos últimos años (la televisiva El pequeño Quinquin como prueba más palpable), percibido especialmente en una notoria ampliación de registros genéricos, a este respecto y en contra de muchas opiniones vertidas al respecto convendría señalar que dicha apertura no significa forzosamente una excentricidad dentro del relato narrado, en este sentido Jeannette transita en todo momento a medio camino entre la vanguardia y el clasicismo encontrándonos ante una historia delimitada por una continua ansiedad y reflexión por parte de la joven protagonista a través de expresiones de claro índole subjetivo por fortuna no muy matizados, visión y desarrollo en donde se humaniza iconos históricos, es ahí donde posiblemente llegamos a ser conscientes de que no estamos ante una mera filmación musicalizada de la obra de Péguy, tampoco de una banalización de tal concepto. Bruno Dumont logra hilvanar un discurso propio y consecuente, aun con una inevitable ironía (achacable principalmente a la ingenuidad propia de una niña de provincias), trazo presente en todo el relato que afortunadamente no se sobrepone al respeto de una figura religiosa tan iconográfica como resulta ser la doncella de Orleans.

Si fuera posible y se pudiera sacar algo en claro del cine de Bruno Dumont es que como tal no admite medias tintas por parte del receptor, en lo que respecta a un servidor uno siempre ha tenido la sensación de que dicho cine siempre se ha posicionado un paso por delante de mí en lo referente a la percepción, igual sería cuestión por parte del espectador más inquieto, aquellos cuya amplitud de miras cinéfilas no se encuentra estancada, el acelerar el paso he intentar ponerse de alguna manera a la altura a la hora de intentar replantear conceptos de un cineasta que ha cada nuevo trabajo tras las cámaras logra reinterpretarse con el añadido de no dejar de ser fiel a sí mismo, un autor en definitiva tan libre como osado, nada mejor que una película de las características de Jeannette, la infancia de Juana de Arco para poder atestiguar dicha tesis.

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