“La abuela” review

La historia nos presenta a Susana, una joven que tiene que dejar su vida en París trabajando como modelo para regresar a Madrid. Su abuela Pilar acaba de sufrir un derrame cerebral. Años atrás, cuando los padres de Susana murieron, su abuela la crió como si fuese su propia hija. Susana necesita encontrar a alguien que cuide de Pilar, pero lo que deberían ser solo unos días con su abuela, se acabarán convirtiendo en una terrorífica pesadilla.

Con respecto a su presencia el pasado mes de septiembre en la sección oficial a concurso del Zinemaldia 2021 comentábamos que afortunadamente empieza a ser una constante la presencia en las secciones a competición de los festivales de clase A de un cine fantástico que hasta hace bien poco y como mal menor era relegado a apartados paralelos de una forma casi sistemática, a tal respecto no parece que esto sea algo coyuntural  y si una razonable normalización genérica que en parte ya tocaba aplicar en el circuito de certámenes cinematográficos. La película de terror La abuela aterrizo en el pasado Festival de San Sebastián, y unas semanas después en el de Sitges, con unas expectativas quizás demasiado altas que de alguna manera no terminaron de verse del todo cumplidas.

No deja de producir una cierta frustración que una película de las características de La abuela termine siendo un producto en donde se perciben unas formas que dan la sensación de estar en un continuo conflicto consigo mismo en lo concerniente a una premisa en un principio bastante prometedora en la medida de ensamblar a un relato puro de terror un componente de índole social mostrando a través de un entorno realista y costumbrista una historia de moral algo ambigua, en el caso que nos ocupa en lo concerniente a los sacrificios y la responsabilidad adyacente sobre personas dependientes de un mismo núcleo familiar en referencia al deterioro ocasionado por la vejez. Al igual que la reciente cinta australiana Relic de Natalie Erika James, que se desarrollaba por sendas argumentales muy  semejantes en relación a esa siniestra mirada sobre los cuidados a la tercera edad, la película de Paco Plaza transita pues a través de una serie de coordenadas que nos derivan en un primer momento al relato minimalista de tono atmosférico aderezado de ciertas texturas clásicas, pocos personajes, notables tanto Almudena Amor como Vera Valdez, apenas un solo escenario y registros propios de una historia que parece moverse en base a la sutileza de una muy sugerente puesta en escena de tono barroco y oscuro mostrado aquí casi a modo de statu quo en relación a ese tipo de relato en donde el terror da la impresión de cocerse a fuego lento, por momentos de forma casi limítrofe a ese cine orquestado en su día por Roman Polanski en películas como Repulsion o Le locataire.

El problema posiblemente venga dado en como llegados a un momento determinado de su metraje, relativamente cercano a su conclusión, la película se contradice a sí mismo y cambia de tono haciendo acto de aparición un efectismo que direcciona el relato a una vertiente más lúdica, y en parte gratuita, del género, aquella en donde entra en acción una serie de coordenadas y convencionalismos que parecen destinados a contentar al fan poco dado a según qué tipo de exigencias y subversiones genéricas, pasando del sutil terror psicológico provisto de un modélico tratamiento de los espacios, con especial incidencia en el fuera de campo, al efectista, aquel que suele transitar por esos lugares comunes del cine de terror que aquí son intuidos sin haber una sólida transición narrativa de por medio que de alguna manera justifique dicho viraje narrativo.

La sensación final será la de estar ante un producto que no ha sabido terminar de calibrar adecuadamente una ambición, guion de Carlos Vermut incluido, que en cierta manera te prepara con demasiado antelación para la supuesta sorpresa final, con la que daba la impresión de que partía de un inicio. Del mismo modo también queda bastante patente como Paco Plaza es un realizador mucho más proclive a no depender de terceros, siendo más afín a contar una serie de historias que transitan generalmente en relación a la asimilación de un costumbrismo latente en la cultura popular que termina siendo adherida al relato de terror como bien se puede comprobar tanto en la reivindicable Cuento de Navidad, Verónica o su reciente Freddy, su notable episodio de la renovada Historias para no dormir, en tal sentido La abuela, que intenta abordar otras coordenadas distintas, termina dando la sensación de ser un producto loable en relación a su condición de pulcro ejercicio de estilo rodado con evidente cálculo y esmero que sin embargo termina estando algo anclado en relación a un tramo y una resolución final provisto de una muy marcada indecisión genérica.

Valoración 0/5:3