“La tour” review

En La tour vemos como los habitantes de un bloque de pisos se despiertan una mañana con un niebla opaca que envuelve todo el edificio, obstruyendo puertas y ventanas y que devora a todo aquel que la traspase. Atrapados, intentarán organizarse por sí mismos, pero a medida que pase el tiempo, el instinto de supervivencia sacará a relucir sus instintos más primarios.
No es la primera vez que un director a priori tan interesante como se percibe que es el francés Guillaume Nicloux reincide en ese fantástico que podríamos denominar como limítrofe o equidistante a reconocibles conceptos genéricos. Tras aquella pesadilla febril y existencialista titulada The End (2016) e interpretada por un omnipresente Gérard Depardieu, en La tour, película que se adhiere en un primer lugar, mostrada su premisa, a conceptos adyacentes al imaginario de Twilight Zone, también tanto a El ángel exterminador de Luis Buñuel como al The Mist de Stephen King/ Frank Darabont, en relación a un inicio, sin atisbo de ningún tipo de preámbulos, en donde los habitantes de un bloque de pisos situados en la periferia de una gran ciudad, se despiertan abruptamente una mañana con una oscuridad que parece envolver a todo el edificio en donde viven, oscuridad que obstruye tanto puertas como ventanas, devorando literalmente a todo aquel que intente traspasarlas.
Una vez planteado dicho MacGuffin, pasamos a lo que realmente parece interesar al responsable de L’enlèvement de Michel Houellebecq, que no es otra cosa que una parábola sociopolítica expuesta a través de un supuesto tratado sobre supervivencia extrema a modo de indagación de nuestra propia naturaleza, amparándose en esta ocasión en el caos de la multiculturalidad en según qué tipo de sociedades, y como a través de ellas hace acto de aparición una suerte de gestación de jerarquías sociales y raciales, semejantes a las vistas en High-Rise de J. G. Ballard/ Ben Wheatley o la contundente y excelente Threads de Mick Jackson.
A tal respecto, y alejada de la prototípica survival movie al uso, de hecho la película sigue patrones muy reconocibles que nos puede derivar perfectamente al realismo de un determinado cine social francés, la premisa inicial actúa como detonante, o mera excusa, pues Guillaume Nicloux no se detiene en ella ni un solo minuto a la hora de dilucidar la posible razón o aparición de dicho elemento fantástico. Su verdadero interés anida en abordar el no comportamiento humano dentro de esa suerte de nuevo gobierno regido a través del desorden. Pese a elipsis narrativas de difícil justificación se agradece en parte el tono nihilista de una propuesta que mira y se disuelve en el abismo, en la nada más absoluta en la que parece estar destinada a acabar la raza humana.

Valoración 0/5: 2’5