“Megalomaniac” review

Martha y Félix son hijos del Carnicero de Mons, un famoso asesino en serie belga de los años 90. Mientras Martha vive una vida complicada, su hermano, influenciado por el legado familiar, sigue con los asesinatos de su padre. Acosada y agredida en el trabajo, Martha cae en la locura y se adentra en el aterrador mundo de Félix.
Curiosa cuanto menos la mirada hacia conceptos pretéritos del fantástico contemporáneo del que hace acopio la cinta belga Megalomaniac de Karim Ouelhaj, relato malsano que parte de la premisa argumental de fantasear con la identidad de un asesino en serie real de los años 90, el conocido como descuartizador de Mons, criminal que nunca pudo llegar a ser localizado. Film de escenografía barroca que tiene la virtud de alejarse de nuevas vías líquidas del fantástico actual al intentar recuperar una serie de nociones hoy algo lejanas, una de ellas podría ser perfectamente esa estética oscura de tono sádico que vio la luz a inicios del 2000, que hoy puede ser considerada como retro, derivativas de aquella corriente proveniente del extremismo francés, el torture porn y películas europeas como, por ejemplo, Angst (Gerald Kargl 1983) o Antikörper (Christian Alvart 2005).
A través de una narrativa percibida como elíptica, Megalomaniac, situada a medio camino entre el realismo y la más pura fantasmagoría, puede ser interpretada a modo de relato visceral, en donde se puede llegar a intuir como el cuerpo de la mujer es el objetivo final de un depredador percibido en el relato de forma dual, mostrado tanto a nivel social, en su vertiente misógina, como sociópata. Sin embargo, a diferencia de gran parte de sus predecesoras, el film del belga Karim Ouelhaj, cuya filmografía parece dar la impresión de oscilar en lo concerniente a la violencia contra las mujeres, como se puede comprobar en sus anteriores Parábola (2005), Le repas du singe (2013) o Une Réalité Par Seconde (2015), no logra llegar a ser transgresora, tampoco logra ser provocativa, pues parece estar más preocupada en mostrar e indagar a través de una determinada estética que en intentar articular algún tipo de narrativa que al menos sea percibida como sólida. Sin embargo y como mal menor con relación a sus propósitos y posicionamiento respecto a las carencias del fantástico de hoy, a Megalomaniac le viene como anillo al dedo aquel dicho que dice que más vale malo conocido que bueno por conocer.

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