The Limehouse Golem (Los misteriosos asesinatos de Limehouse) review

Londres, 1880. Una serie de asesinatos sacuden el ya de por sí peligroso distrito de Limehouse, y los vecinos comienzan a conjeturar que tan monstruosos crímenes solo pueden ser obra del Golem. Desesperada, la policía pone al experimentado detective Kildare al frente de la investigación.

El español Juan Carlos Medina fue el encargado de clausurar la pasada edición del festival de Sitges después de su muy válida opera prima Insensibles (otra estimulante revisitación en clave fantástica de los contornos de la guerra civil española que también estuvo presente en el certamen catalán en 2012), ahora nos presenta su segundo film como director titulado The Limehouse Golem, su primer trabajo en lengua inglesa que adapta la prestigiosa novela de Peter Ayckroyd Dan Leno and the Limehouse Golem, un film que fundamenta prácticamente sus algo escasas virtudes en un esforzado diseño de producción a la hora de recrear una lúgubre atmosfera ubicada en el Londres de finales del siglo XIX.

The Limehouse Golem tiene básicamente su razón de ser como un producto de naturaleza algo atípica, no ya solo por su propia y extraña condición debido a la escases de este tipo de productos en los tiempos que corren sino por ser una suerte de hibridación de subgéneros tales como el thriller de época victoriana con estructura de relato criminal amen de contener ciertas reminiscencias góticas, muy escasas pues pese anidar a través del prototípico horror victoriano de un tono digamos Dickensiano esto no quiere decir que estemos ante un film de unas características plenamente góticas como muchos se han apresurado a decir de ella, como ejemplo de un cine actual el termino gótico sí que lo era como tal en la reciente y vilipendiada de manera algo injusta según mi opinión el Crimson Peak de Guillermo del Toro, por el contrario si podríamos llegar a aseverar que The Limehouse Golem si logra representar en base a una buena utilización de  sombras y escenarios una ajustada recreación de una ciudad de naturaleza blasfema y libertina potenciada aquí a través de un amplio y por momentos acertado uso del plano interior, algo que le otorga al relato una cierta teatralidad que en un principio puede ayudar a conceptuar los referentes de los que parte la historia.

El segundo trabajo tras las cámaras de Juan Carlos Medina bebe de manera genérica de una trama detectivesca (en lo relativo a este aspecto el film podríamos decir que se estructura narrativamente en base a diferentes puntos de vista, a veces falsos, otros verídicos o incompletos en relación a situaciones, acciones, sospechosos o posibles víctimas del asesino de la trama), una historia que incorpora en el enunciado de su narrativa conceptos genéricos y reverenciales tales como Jack el destripador, el golem, el mítico monstruo surgido de la mitología judía o que su protagonista principal tenga por nombre Lizzie Borden, una premisa en definitiva que no es algo muy habitual de ver hoy en día dentro del cine de género fantástico, sin embargo este envoltorio ciertamente atractivo a primera vista y expuesto a medio camino entre lo romántico y lo barroco se queda solo en eso, un enunciado provisto de una factura y una puesta en escena ciertamente impecables dado el raquítico presupuesto del que se sustenta, artificio estilístico este que no llega a disimular un muy torpe guion a cargo de Jane Goldman que denota un vaivén de tensión argumental muy mal distribuido, algo que en vez de subyugar al espectador logra un efecto de despiste bastante manifiesto amen de una previsibilidad muy notoria a la hora de abordar su conclusión, una película que en definitiva se sitúa en unos barómetros en lo referente a su valía artística bastante equidistantes dando como resultado un ejercicio correcto pero algo desprovisto de esa valía y substancia necesaria a la hora de llegar a trascender.

Valoración 0/5: 2