“The Origin” review

En la antigua Edad de Piedra, un grupo dispar de humanos primitivos se une en busca de una nueva tierra. Pero cuando sospechan que un ser malévolo y místico los está persiguiendo, el clan se ve obligado a enfrentar un peligro que nunca imaginaron.
Aunque desde ópticas distintas, The Origin, al igual que muchas de las cintas presentes en la pasada edición del Festival de Sitges, parte y se fundamenta a través de una aniquilación sistemática, lo hace en referencia a una premisa que nos muestra a un grupo de personas asediadas y eliminadas por parte de un enemigo intuido como invisible. La particularidad del film de Andrew Cumming viene dada por personajes y escenario, al estar ubicada en el 45.000 a. C. y está concebida como una suerte de survival prehistórico de narrativa minimalista, ésa que supuestamente intenta aprovechar un máximo rédito posible de un concepto narrativo y escénico en apariencia mínimo, posicionamiento loable que sin embargo, carece del algo tan básico como es el rigor, a tal respecto alejada de una cinta coetánea, como, por ejemplo, La Guerre du feu del francés Jean-Jacques Annaud.
De alguna manera esa carencia de verosimilitud, en especial según que dialécticas y comportamiento poco creíbles para la Edad de Piedra, no es el principal problema que atesora The Origin, principalmente lo es con relación a su no adscripción, o dubitación, a la hora de abrazar sin ningún tipo de reservas el relato de género, en este caso el de terror, corriente del que da la sensación de estar fundamentado. De este modo, al igual que muchas películas que hibridan géneros sin mucha convicción, sin ir más lejos los también en un principio antagónicos, bélico que muta en fantástico, visto en películas como por ejemplo The Bunker (2001) o Deathwatch (2002), el film de Andrew Cumming se queda genéricamente en tierra de nadie, especialmente a la hora de querer trascender en una revelación final, que nos muestra una visión muy oscura de la naturaleza humana, y que en parte viene a ser un preludio de las divisiones, miedo al diferente, que están por aparecer en futuras sociedades. Tesis que pone de manifiesto cómo gran parte del fantástico actual termina siendo bastante deudor de una serie de tendencias percibidas como líquidas, déficit cada vez más endémico del cual no se atisba solución, y del que no parecen librarse ni los relatos provenientes de lo supuestamente ancestral.

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