“Three Billboards Outside Ebbing, Missouri” review

Después de meses sin que aparezca el culpable de la muerte de su hija, Mildred Hayes da un paso valiente al pintar tres señales que conducen a su pueblo con un polémico mensaje dirigido a William Willoughby, el venerado jefe de policía del pueblo. Cuando su segundo al mando, Dixon, un inmaduro niño de mamá aficionado a la violencia, entra en acción, la guerra entre Mildred y las fuerzas policiales de Ebbing no hace más que empeorar.

Tras su aplaudido paso por los festivales de Venecia (Mejor guion) y Toronto y conseguir en San Sebastián un ecuánime y merecido Premio del Público la nueva película de Martin McDonagh (Escondidos en Brujas, Siete psicópatas) Three Billboards Outside Ebbing, Missouri no solo supone el mejor y más sorprendente trabajo realizado hasta la fecha por parte del realizador británico sino que se desvela como la perfecta plasmación fílmica a la hora de retratar a unos personajes que cohabitan dentro un escenario tan reconocible en el infracine como es esa América white trash que aquí parece estar situada a medio camino entre la referencia tarantiniana y el explícito homenaje al cine de los hermanos Coen a través de un argumento en donde se nos ofrece una enloquecida  espiral de violencia, humor negro, drama y melancolía recuperando la mejor tradición del relato y reparto coral, un plantel de actores en estado de gracia capitaneados por una inconmensurable Frances McDormand, una interpretación por cierto con un claro marchamo de Oscar.

En Three Billboards Outside Ebbing, Missouri asistimos a una representación iconográfica de la América profunda, un oscuro y poco amable escenario poblado por personajes afines ha dicho conclave territorial, policías racistas, jóvenes rebeldes, ex maridos rencorosos y una madre en pleno epicentro que ante la incapacidad del sheriff local por resolver el caso está dispuesta a hacer justicia a la hora de encontrar por todos los medios a los culpables del asesinato de su hija, evidentemente dicho posicionamiento creara infinidad de conflictos entre los habitantes del pequeño pueblo. Hay una muy fina línea en el cine de Martin McDonagh que separa lo estrictamente caricaturesco y lo trascendental, entre ambos conceptos genéricos vislumbramos detalles escabrosos que sirven como perfecto pretexto narrativo a la hora de mostrarnos todos los males endémicos que anidan en esa América de trastienda, en este sentido la película es un perfecto ejemplo de todo ello al mismo tiempo que funciona como un divertido y un muy singular estudio de personas y lugares, McDonagh como gran guionista que es otorga infinidad de matices y perspectivas a personajes y situaciones, el tono ingenioso de sus diálogos derivan en condescendientes tipologías preestablecidas que no recuren al discurso y si a las emociones más primarias.

La gran virtud del cine de Martin McDonagh a parte de su hábil manejo del humor negro es la soltura con que utiliza el ensamblaje genérico dentro de sus películas, en Three Billboards Outside Ebbing, Missouri esa máxima esta llevada de manera casi perfecta al extremo, en la película vemos como las continuas transiciones entre drama y comedia se extienden a lo largo de prácticamente todo el metraje, pero el gran triunfo de dicho posicionamiento lo encontraremos en como lejos de contrarrestarse dichos conceptos estos se retroalimentan de alguna manera, que una historia de estas características no llegue a ser deprimente amparándose en un trazo sarcástico colindante con un humor negro que no contrarresta momentos de gran dramatismo tiene su mérito, es ahí a través de su narrativa y en especial en lo referente a sus muy agudos diálogos en donde se logra enfatizar con la evolución de unos personajes, McDonagh tiene la habilidad de convertir en adorables a unos seres que normalmente y en cualquier otra situación serían tildados de despreciables, momentos de comedia desmedida y sarcástica que dan paso inmediatamente a temas de índole mucho más complejos sin que el relato se resienta de dicho vaivén genérico en ningún momento, más bien al contrario pues asistimos a un lienzo dotado de muchos claroscuros, de hecho el personaje principal interpretado por Frances McDormand no deja de transitar en todo momento sobre una dualidad, situaciones en donde su condición de heroína pasa a convertirse en todo lo contrario, en lo referente a esta cuestión  lo políticamente correcto y lo que no es separado por una línea que apena podemos percibir, acciones y personajes diversos transitan a través de un retrato que se aleja del trazo redentor para situarnos en el núcleo cohabitado de un escenario profundo y criminal como bien nos muestra ese final tan poco amable y de moral tan discutible.

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